Quien ocupa el cargo de asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca se vuelve uno de los personajes más influyentes del escenario internacional.
Es de lo más común verlo fotografiado junto a los mandatarios más poderosos del mundo, incluyendo a su jefe, el presidente de Estados Unidos.
Creada por el presidente Dwight D. Eisenhower en 1953, recién iniciado su mandato, la posición ha sido ocupada por personajes de la talla de Henry Kissinger, Zbigniew Brzezinski, Colin Powell y Condoleezza Rice.
Dada su cercanía con el presidente de Estados Unidos, el Pentágono y las agencias de inteligencia —y dada la información de alto nivel a la que, por eso mismo, tiene acceso—, si un asesor de seguridad de la Casa Blanca hace revelaciones hay que atenderlas.
Más aún si, como en el caso del recién aparecido libro de John Bolton, el inquilino de la Casa Blanca recurre a jueces para impedir que diga lo que sabe.
En los pocos días que ha estado en manos de los periodistas, el libro The room where it happened —El cuarto donde ocurrió— ha dado lugar a diversas bombas informativas, como que el presidente Donald Trump pidió a su homólogo chino, Xi Jinping, que le ayudara a reelegirse mediante la compra, por parte de su país, de productos agrícolas estadunidenses.
Pero la obra de Bolton no es sólo relevante por lo que aparece en ella, sino por lo que no aparece.
Y si hay un gran ausente en sus 15 capítulos y 570 páginas, ése es México, país que únicamente aparece mencionado 23 veces a lo largo del libro (que puede ser visto como una guía de las prioridades de política exterior de Estados Unidos en tiempos de Trump).
La gran mayoría de las pocas menciones de México tienen que ver con la frontera y el muro.
Por ejemplo, ésta: “A mediados de 2018, John Eisenberg, abogado de la Casa Blanca, fue a verme para saber si estaba interesado en tratar de reparar el colapsado proceso de políticas respecto de la inmigración en general y la frontera mexicana en particular”, escribe Bolton.
“Yo no tenía interés en ingresar en esa arena sin la participación decidida de la consejería jurídica de la Casa Blanca y el Departamento de Justicia. Don McGahn (el entonces consejero jurídico) veía la política de inmigración como el pantano que es y decidió quedarse al margen (…) Ahora alertado, mantuve el ojo en el tema, pero seguí el ejemplo de McGahn” (página 207).
Entre las cerca de 185 mil palabras del libro —que abordan lo que le tocó vivir a Bolton junto a Trump entre abril de 2018 y septiembre de 2019, cuando dejó el cargo—, el único político mexicano que aparece es el entonces canciller Luis Videgaray. Los presidentes Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador no son mencionados.
En cambio, Vladimir Putin aparece 251 veces; Nicolás Maduro, 196; Emmanuel Macron, 144; Recep Tayyip Erdogan, 95; Xi Jinping, 86; Angela Merkel, 56, y Justin Trudeau, 16. Incluso los presidentes de Colombia y Brasil, Iván Duque y Jair Bolsonaro, están en el libro.
Frente a las 23 menciones de México, Irán aparece en 755 ocasiones; China, 682; Rusia, 532; Corea del Norte, 426; Siria, 384; Venezuela, 361; Corea del Sur, 197; Turquía, 135; Israel 101; Alemania, 99; Cuba 84; Colombia, 39, y Canadá, 37.
Ahí están las prioridades de Estados Unidos. México no forma parte de ellas. No tocamos en el concierto internacional. Acabamos de integrarnos —por quinta vez en la historia— al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, pero, ¿sabremos qué lograr con nuestra participación en un órgano en el que uno de los cinco miembros permanentes, Estados Unidos, simplemente no nos considera un jugador importante?
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