Golpe a Trump
Múltiples organizaciones sociales impugnaron ante los tribunales la decisión presidencial. Lograron suspender temporalmente su ejecución evitando la deportación de los jóvenes afectados; el juicio siguió su curso ante los tribunales hasta llegar a la Suprema Corte de los Estados Unidos.
Pocas decisiones tan perversas y racistas hay como la que tomó Donald Trump al negarse a cumplir con la política establecida por Barack Obama en favor de millones de jóvenes que fueron llevados a ese país por sus padres sin los documentos migratorios requeridos.
Este grupo cercano a 700 mil jóvenes conocidos como los DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, por sus siglas en ingles) o mejor aún, dreamers (soñadores) son los que aspiran a regularizarse para contar con plenos derechos como cualquier ciudadano de ese país, sobre todo, no estar sujetos a la amenaza de ser detenidos y deportados.
Fue Barack Obama, quien en 2017 estableció esta política mediante un acto administrativo ante la imposibilidad de obtener el apoyo de los legisladores republicanos para darle forma de ley.
Trump quiso marcar su rompimiento con Obama al terminar con este programa. Fue una de sus primeras decisiones antimigratorias, con lo que afianzó el apoyo de sus bases electorales xenófobas y, en contraste, generó grandes y pesadas angustias en miles de familias principalmente hispanas, la mayoría de origen mexicano, potenciales objetivos de esta injusticia.
Las reacciones en contra surgieron en múltiples frentes, ni el Congreso de mayoría republicana en la Cámara de Representante apoyó al Presidente al abstenerse de legislar para darle base jurídica a su decisión.
Múltiples organizaciones sociales impugnaron ante los tribunales la decisión presidencial. Lograron suspender temporalmente su ejecución evitando la deportación de los jóvenes afectados; el juicio siguió su curso ante los tribunales hasta llegar a la Suprema Corte de los Estados Unidos.
Pocas decisiones son tan relevantes y controvertidas en la política de nuestro vecino del norte como la nominación por el Jefe del Ejecutivo de sus candidatos a ministros del más alto tribunal.
No sólo es fundamental acreditar los méritos profesionales para ocupar ese cargo, sino su absoluta honestidad comprobada, su excelencia técnica y, en mi opinión personal, sus valores, principios, doctrina jurídica y posicionamiento frentes a temas de importancia crítica para la sociedad estadunidense.
Los candidatos son recibidos por el Senado, que los somete a un detallado y demandante escrutinio en audiencias públicas que son seguidas por millones de americanos, abogados, empresas, medios de comunicación y políticos.
Por ello, la decisión sobre los soñadores generó un gran interés. Con la resolución que obliga a Trump a suspender cualquier acto en contra de ellos, la Suprema Corte, integrada por una mayoría de ministros de corte conservador, sorprendió a Trump. Fue el mismo ministro John Roberts, actual presidente, quien decidió el sentido de la resolución.
Este caso arroja múltiples lecciones, entre ellas la siguiente:
Trump ha sufrido una importante derrota que demuestra la independencia del Poder Judicial de ese país, pues, no obstante que los ministros de la Suprema Corte son en su mayoría simpatizantes republicanos, le han han dado un golpe a una de sus iniciativas más representativas de su política antimigratoria.
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