Trump, en el centro de la elección, para mal
El problema es que le costará trabajo, recursos, y volver a ser el divisivo candidato que fue en 2016
Donald Trump vive un momento de ironía.
Descrito frecuentemente como egocéntrico, se encuentra ahora en una campaña de reelección que gira en torno suyo, a sus dichos y sus labores.
Pero de momento, al menos, es mucho más un problema que una virtud.
Según las encuestas, a 100 días de la elección, el 3 de noviembre, y cuando la campaña presidencial no se ha iniciado formalmente, Trump se encuentra hasta 15 puntos detrás de su todavía virtual adversario demócrata, el exvicepresidente Joe Biden.
Esa desventaja es considerable, pero no definitiva.
El problema para Trump es que le costará trabajo, recursos, y volver a ser el divisivo candidato que fue en su primera campaña, en un país aún más polarizado social, económica y políticamente que el que encontró, pero en el que ese mismo estilo lo ha puesto en desventaja tanto en estados habitualmente demócratas como en otros habitualmente republicanos en las últimas elecciones, como Florida y Texas.
Para empeorar las cosas, los expertos hablan ya de una “marea azul”, por el color que identifica a los demócratas, y que implicaría que un impopular Trump arrastrará a los republicanos en una caída que no se ve como imposible.
De acuerdo con analistas políticos de todos tipos y sabores, esa situación podría llevar a los republicanos a uno de los peores desastres políticos de su historia y perder no sólo el Senado y fortalecer el control demócrata en la Cámara baja sino a pérdidas en los gobiernos y congresos estatales.
Impopular de entrada, pese a la lealtad de su base, ahora su imagen es golpeada a diario por la crisis sanitaria y económica provocada por el COVID-19, cuya gravedad apenas reconoció la semana pasada en un giro de 180 grados.
De hecho, todo el país está o ha sido afectado por el coronavirus. Algunas regiones, como el noreste, parecen estar en recuperación, pero 39 de los 50 estados de EEUU registran un diario aumento de contagios y muertes, y entre ellos se encuentra su base política.
Paralelamente, enfrenta un fuerte descontento civil a partir de la muerte del afroestadounidense George Floyd, en mayo, y agudizado ahora por su envío de policías federales a enfrentar manifestaciones de protesta en varias partes del país, especialmente en la ciudad de Portland (Oregon).
Y mientras tanto, los Estados Unidos se encuentran en un creciente choque comercial y geopolítico con China, con costo acompañado a los consumidores estadounidenses.
El demócrata Biden, por su parte, se ha convertido en un blanco escurridizo, que aprovecha la cuarentena sanitaria para escoger los momentos en que ofrece comentarios, criticar o presentar propuestas, sin entrar en polémicas con el Presidente.
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