Trump, a por la remontada
Apenas sin solución de continuidad, tras la Convención Nacional Demócrata que proclamó candidato a la presidencia de Estados Unidos a Joe Biden, arranca hoy el cónclave republicano en una convención en la que el presidente Trump estará omnipresente, interviniendo cada una de las cuatro jornadas, con el objetivo claro de invertir la tendencia y remontar los sondeos que le auguran la derrota en noviembre.
Los republicanos quieren celebrar una convención que supere a la demócrata, considerada un éxito pese a las limitaciones y la virtualidad que exigió el coronavirus, sin público y con intervenciones grabadas. Trump quiere hacer todo lo contrario. Ya que no ha sido posible la gran convención que él deseaba para darse un baño de masas, quiere sorprender a los votantes y a los espectadores y provocar la indignación de los demócratas, dos rasgos que definen su estilo político. Por eso, los republicanos han programado discursos en directo, así como intervenciones de ciudadanos favorecidos por sus políticas o defensores de ellas, como la pareja de San Luis procesada por apuntar con un arma desde la puerta de su casa a los manifestantes del Black Lives Matter.
Los estrategas republicanos desearían que Trump se centrara en la pandemia y en la situación económica, los dos problemas que más preocupan al país, pero habrá que ver hasta qué punto el presidente prefiere ahondar en sus acusaciones de estos últimos días de que una victoria de Biden sería el caos para EE.UU. porque supondría la llegada al poder de la “izquierda radical”. Trump necesita una convención poco convencional, que provoque a los demócratas, movilice a sus votantes –en especial al elector blanco y rural y a las amas de casa de los suburbs – y convenza a la ciudadanía de que su Administración le ha beneficiado. Por eso intervendrá cada día de la convención, sea para homenajear a médicos y enfermeras por su trabajo contra la Covid-19, sea para alabar la labor de los cuerpos policiales. Pero que nadie espere autocrítica.
Con sede física pero sin casi asistentes en Charlotte (Carolina del Norte), la convención tendrá un escenario inesperado: la Casa Blanca. Desde ella intervendrá Melania Trump el martes y desde ella pronunciará el candidato su discurso de aceptación el jueves. Algunos expertos gubernamentales han expresado sus dudas éticas sobre el uso de una propiedad federal, como es la Casa Blanca, con fines partidistas, aunque Trump lleva meses usando la sala de prensa para hacer mítines electorales y descalificar a sus rivales. En 1940, el presidente Roosevelt aceptó la nominación de su partido desde la Casa Blanca a través de la radio.
El lema de la convención es “Honrando la gran historia americana”, intentando recuperar el “Volver a hacer América grande” de la campaña de Trump en el 2016. El momento electoral es complejo y preocupante para el presidente. Llega a este cónclave republicano con la pandemia desbocada, con otro de sus antiguos asesores acusado de estafa, con las encuestas claramente desfavorables y, en las últimas horas, con duras críticas incluso de su hermana mayor. Trump es la antítesis de Biden. No tiene ni su empatía ni su experiencia, pero aún no ha sido derrotado. El candidato demócrata prometió la semana pasada “sacar a EE.UU. de la oscuridad” de la era Trump. Como respuesta, el candidato republicano planteará las elecciones entre dos visiones radicalmente distintas del futuro del país. Por eso apelará a la que denomina “mayoría silenciosa” recordándole que él es “lo último que separa el sueño americano de la anarquía total, la locura y el caos”.
Desde 1912, solo cinco de los catorce presidentes en ejercicio no han logrado ser reelegidos. Trump no quiere aumentar la lista y por eso pretende que la convención sea un espectáculo vivo y en directo que mantenga movilizados a sus votantes y atraiga otros nuevos. No contempla la derrota y por eso no tiene rubor en declarar que no la aceptará si es por un resultado ajustado. Esta semana es su gran oportunidad y la del Partido Republicano para invertir la tendencia y evitar una derrota el 3 de noviembre.
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