La realidad era de esperar que la situación comenzara a escalar de esta manera tan vertiginosa como peligrosa. En tan sólo cuatro semanas de la temporada 2020, la pandemia ya comienza a hacer de las suyas y dos juegos han sido pospuestos por contagios. Cuando sucedió por el brote dentro del equipo de los Titanes de Tennessee, digamos que podría suponerse que sería una situación hasta cierto punto controlable al posponer el juego entre Tennessee y Pittsburgh; pero cuando escaló hacia un jugador estrella como Cam Newton y obligara a la cancelación de otro encuentro: Nueva Inglaterra vs Kansas City, las cosas tomaron otro sentido, y ese es el de poner en verdadera duda la continuidad de la campaña.
Y es que desde el juego Titanes vs Acereros que se supone se jugaría dos días más tarde, tuvo que ser pospuesto para programarse tres semanas después, hasta el 25 de octubre en la semana 7 del calendario.
Ahora, con esta nueva cancelación de un encuentro (Patriotas vs Jefes) que se llevó a cabo ayer lunes por la noche, la interrogante es saber si realmente existían las condiciones para haberlo jugado ayer lunes o existió la presión de intereses económicos para llevarlo a cabo. Y decimos esto porque llama la atención que el de Titanes se haya reprogramado hasta dentro de tres semanas, y éste duelo (Patriotas vs Jefes) lo hayan desplazado sólo un día a pesar de que el contagio está presente en ambos equipos con Newton y Jordan Ta’amu, mariscal de la escuadra de prácticas de Kansas City, con quien todos los jugadores tienen contacto durante la semana de prácticas
De acuerdo con varios especialistas, el peligro de que un quarterback se encuentre infectado eleva el riesgo de contagio si se toma en cuenta que es el jugador más vocal del equipo, es decir, el que da las instrucciones en voz alta los 10 jugadores de la ofensiva que lo acompañan durante la reunión antes de la jugada. Lo anterior es una acción que se repite en numerosas ocasiones durante la semana en los entrenamientos y el día del juego. Por si eso fuera poco, el quarterback es el único que grita antes de sacar la jugada, y se sabe que el contagio se da por las micro partículas que se expelen al hablar y mayormente al gritar. El mariscal de campo lo hace teniendo en frente a sus linieros ofensivos y los linieros defensivos contrarios. Y eso es una y otra vez.
RUMBO AL CAOS
Lo cierto, se acepte o no, es que debido a la inminente cadena de contagios que ha comenzado a sacudir a la NFL, la Liga podría llegar al punto en que no podrá reprogramar juegos cada semana que hayan sido pospuestos, porque es cierto que, por lógica, la logística colapsará en algún momento y será imposible encontrar espacios (fechas) para jugar esos duelos.
Como lo vimos en el primer caso, el aplazamiento del juego Tennessee vs Pittsburgh afectó en su programación normal a los Cuervos de Baltimore por lo intrincado que es un calendario de 32 equipos y 17 semanas que suman un total de 256 juegos en cuatro meses (septiembre a diciembre). Ese es un primer punto.
Por otra parte, ¿qué hay de los Titanes que siguieron sumando casos positivos de jugadores y personal del equipo días después de dar a conocer el brote? ¿De verdad la Liga ve con normalidad que un equipo con 20 contagios (entre jugadores y personal del staff) garantice la seguridad de los rivales al momento de enfrentarse?
ANTE TODO, UN GRAN NEGOCIO
Siendo sinceros, no lo es, y la ética del comisionado y los dueños será la que dicte la última palabra en esta ruleta rusa entre jugadores, porque por más que se diga que las pruebas han arrojado que los últimos rivales de Titanes y Patriotas (Vikingos y Raiders, respectivamente) no han mostrado ningún caso positivo, es de dudarse si eso será verdad.
En la NFL, como quizá en ninguna otra Liga del mundo, hay en movimiento de millones y millones de dólares en una temporada que no permite la idea de suponer una cancelación, lo que nos llevaría a especular maliciosamente si se llegaría al extremo de ocultar casos con tal de no bajar la cortina del show.
Y es que siendo sinceros, tras el positivo del tacle nariz titular de los Titanes, DaQuan Jones, ¿alguien puede creer que el centro de los Vikingos, Garrett Bradbury, no se haya contagiado al ser el jugador que lo enfrentó una y otra vez en cada jugada de manera directa? Por la ubicación de su posición ambos están de frente en cada acción.
Si esto resultase poco, basta señalar que, al menos en el calendario de juegos, los Titanes reciben a los Bills de Buffalo el próximo domingo 11 de octubre y la pregunta que debe pasar por la mente de mucha gente de la Liga es: ¿De verdad van a hacer que la escuadra de los Bills se mida ante un equipo que ya tuvo 20 casos positivos? Bueno, es más, sería interesante saber ¿qué piensan en el seno del conjunto de Buffalo?
Como ya apuntamos, es cierto que hay mucho dinero de por medio, y si en otras ocasiones señalamos (columna del 25 de agosto de 2020) que de antemano sabíamos que esta sería un temporada “de a mentiritas” (https://www.cronica.com.mx/notas-una_temporada_de____a_mentiritas____en_la_nfl-1162147-2020) por el nulo trabajo de preparación en campos de entrenamiento, una pretemporada cancelada y estadios vacíos donde nada importa ser local o visitante, también sabíamos que si se llevaba a cabo la justa, como está sucediendo, se debe a eso, al negocio que es la Liga.
Lo aceptemos o no, los jugadores debieron presentarse a jugar porque después de todo es su trabajo, cobran millones de dólares, porque era un compromiso laboral y porque hubo presión para llevar a cabo la temporada.
Es cierto que antes de arrancar hubo la opción para los jugadores de deslindarse de la campaña sin represalias y cobrando un monto mínimo de dinero, pero justo cuando la Liga vio que la lista se engrosaba de desertores redujo el tiempo límite para optar por no jugar. La medida fue muy criticada por varios jugadores que aún lo estaban evaluando. Obvio, no hubo grandes luminarias en esa lista, pero en eso hay que tomar en cuenta ¿cómo habría reaccionado algún dueño de equipo al ver que su jugador estrella (específicamente un quarterback o corredor) se negara a participar?
ENTRE GANAR Y PERDER
Y es en este punto cuando llegamos al clímax de esta canasta de ideas. Es verdad que los propietarios, las televisoras (el principal socio de la Liga) y todos los involucrados comerciales no aceptarían renunciar al enorme negocio que representa una temporada, pero ¿habrán reflexionado sobre qué tanto vale la pena arriesgar su inversión a largo plazo por la ganancia de una sola temporada?
Con lo anterior nos referimos a casos muy específicos como el de jugadores que son verdaderas joyas no sólo para un equipo, sino para toda la Liga. El más claro ejemplo es el de Patrick Mahomes, quarterback de Kansas City, a quien la familia Hunt (dueña de los Jefes) le dio un contrato de 450 millones de dólares por 10 años. ¿De verdad vale la pena arriesgar a un fenómeno de jugador como éste, que será el pilar del equipo por toda una década, a que se contagie y ponga en riesgo su carrera y la inversión hecha en él?
La versión más optimista tras el contagio de un atleta de alto rendimiento como éste, y dada su juventud y fortaleza, es que basta una cuarentena para que regrese a jugar a su máximo nivel y punto. Sin embargo, estudios sugieren que existen secuelas para aquellos que se infecten como problemas cardiacos y renales a futuro. ¿De verdad Clark Hunt habrá sopesado eso?
Y como el caso de Mahomes hay otros más, específicamente las joyas ($$$) de cada equipo llámese Russell Wilson con Seattle, Aaron Rodgers con Green Bay, Lamar Jackson con Baltimore, Jimmy Garoppolo con San Francisco, Matt Ryan con Atlanta, Drew Brees con Nueva Orleans, Matthew Stafford con Detroit, Jared Goff con LA Carneros, Deshaun Watson con Houston o algunos más con contratos por arriba de los 100 mdd.
NO SON INVULNERABLES
Y es que una cosa es que estos atletas sean super dotados físicamente hablando y otra muy diferente y alejada de la realidad que sean inmunes o indestructibles. En el caso de Cam Newton la expectativa es que tras el contagio bastarán dos o tres semanas para que regrese a la actividad. Pero lo cierto es que una cosa es que lo den de alta y otra muy diferente que esté en óptimas condiciones para retomar la actividad al más alto nivel con la exigencia que representa un deporte tan brutal y exigente como el futbol americano profesional. Obvio no será así. Para que Newton regrese a jugar al nivel de este momento quizá requerirá de un mes o más, y para cuando eso suceda, quién sabe qué será de la Liga o si todavía habrá actividad.
Si existe alguna duda sobre el tiempo de recuperación para un atleta de alto rendimiento tras haber tenido Covid, están los casos de dos tenistas de la ATP, el francés Benoit Paire, y el búlgaro Grigor Dimitrov.
Paire, después de dar positivo por Coronavirus en el US Open el 28 de agosto, dos semanas después tras la cuarentena ya se encontraba jugando en el Abierto de Roma, donde nada hizo y fue barrido. En menos de dos semanas después se presentó en el Abierto de Hamburgo, donde con ya casi a un mes de haber dado positivo mostró que la recuperación para un atleta de alto rendimiento no es algo mágico. Durante el primer set de su encuentro decidió retirarse al no poder soportar el agotamiento que experimentó. Paire es el jugador rankeado como 25 del mundo.
En el caso de Dimitrov, posicionado en la casilla 20 del orbe, enfermó de Covid en mayo y tras cumplir su cuarentena decidió reaparecer en el Ultimate Tennis Showdown, un torneo que se lleva a cabo en Francia en junio. Su desempeño fue tan pobre que decidió por convicción propia retirarse de la canchas por un tiempo sin establecer fecha de retorno. De acuerdo con sus palabras, no se sentía apto para jugar al más alto nivel y debía recuperarse totalmente para regresar.
Tras estos ejemplos de atletas profesionales de alto rendimiento, ¿de verdad se puede creer que un jugador de futbol americano, donde la exigencia física es mayor por el golpeo, puede regresar plenamente con tan sólo cumplir la famosa cuarentena?
FUERA DE CONTROL
Es verdad, la temporada avanza pese a las condiciones sanitarias, pero la pregunta es ¿qué tanto afectará a la confianza misma de los jugadores el saber que los contagios si suceden, que cada vez están más cerca y que los próximos pueden ser ellos?
Aun así, existen las situaciones de irresponsabilidad como la de varios jugadores estelares de los Raiders de Las Vegas, que hace una semana acudieron a una fiesta multitudinaria organizada por una fundación para una causa benéfica. Durante la fiesta nadie, absolutamente nadie, usó cubrebocas, ni los jugadores. La incertidumbre flota en el aire: ¿alguno se habrá contagiado y aún no lo sabe? Sólo el tiempo lo dirá.
Y lo dirá como sucedió en esos estadios donde tras permitir el ingreso de aficionados los contagios fueron inminentes como en el juego inaugural de la temporada en el Arrowhead Stadium, la casa de los Jefes en Kansas City. Algo similar podría suceder tras la enorme cantidad de personas que asistió al estadio de los Vaqueros el domingo en el juego contra los Browns.
La Liga y la organización de los Vaqueros podrán ampararse en las leyes del estado de Texas que lo permite, sin embargo es completamente ilógico cuando vemos que en la mayoría de los inmuebles está absolutamente prohibido el acceso a los aficionados.
Sin más, no queda de otra que disfrutar de la temporada mientras ésta sobreviva y mirar con atención cómo se desarrollará en un guion que se escribe día a día y que podría terminar en una situación fuera de control.
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