US Complicity?

Published in Excelsior
(Mexico) on 17 October 2020
by Rodrigo Pacheco (link to originallink to original)
Translated from by Jane Vogel. Edited by Olivia Parker.
On Oct. 20, 2013, the German weekly publication Der Spiegel published an article titled: NSA Accessed Mexican President’s Email, The article was based on the National Security Agency internal document leaks that were published by Edward Snowden.

The Der Spiegel article mentioned that, since 2009, the NSA had access to information systems of the Secretariat of Public Security, headed by Genaro Garcia Luna. In November 2009, Garcia Luna, together with former President Felipe Calderon, set up the Intelligence Center for the Federal Police, to process and analyze information related to combating organized crime through intensive use of technology. To be precise, the United States provided the technology, which obviously meant that U.S. intelligence services had full entry into the internal workings of Mexican security structures.

The article also mentions that the five strategic objectives of U.S. intelligence systems in Mexico were prioritized with drug trafficking as the top priority. There are multiple, obvious examples of the U.S.' ability to access Mexican telecommunications, like when it became public that the Drug Enforcement Administration had access to calls and messages from those involved in the disappearance of students on the night of Iguala in 2014.

According to reports, the DEA tapped 11 cell phones linked to leaders of the Guerreros Unidos in Chicago. Along with access to Mexican telecommunications at the individual level, the DEA deployed ground-level human intelligence, as seen in the report from ProPublica concerning DEA agents who had been running a surveillance operation against a Zetas leader in Monterrey in 2010. When the criminal organization discovered them, the agents evacuated the hotel where they had been staying and five innocent people, in error, went missing at the hands of the Zetas. Add to this the extensive network of informants that has been building over the decades.

Considering all of this, it is unlikely that some U.S. government entities were not aware of the activities, not only of Garcia Luna in the Secretariat of Public Security but also of Gen. Salvador Cienfuegos in Sedena, so complicity would have had to reach the institutional level. This would not be the first incident, as demonstrated by the Iran-Contra affair, involving the Guadalajara cartel.

Three Scenarios

There are three obvious scenarios. The first being that the former Secretary of Public Security as well as the former Secretary of Defense have incentives to talk to the attorneys from the Eastern District of New York, which should expose U.S. officials and could involve former presidents of Mexico.

The second scenario, which is much less likely, is that the case will collapse and turn into an unforeseen, colossal mistake. The third scenario is that the accused maintain silence and the situation does not escalate, which could make it arguable that there is no U.S. complicity. In my opinion, there is very little chance that there is no complicity.

It doesn’t matter which of the scenarios materialize, the effective result is that one of the most respected institutions in Mexico has suffered a severe blow. According to the latest National Survey on Urban Public Safety by the National Institute of Statistics and Geography, 83% of Mexicans considered the Army to be trustworthy, only surpassed by the Navy.



El 20 de octubre de 2013, el semanario alemán Der Spiegel publicó una pieza titulada: La NSA tuvo acceso al correo electrónico del Presidente de México. El reportaje formaba parte de las filtraciones de Edward Snowden, quien dio a conocer documentos internos de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés).
En la pieza del semanario alemán se menciona que desde 2009 la NSA tuvo acceso a los sistemas informáticos de la Secretaría de Seguridad Pública que encabezaba Genaro García Luna. En noviembre de 2009 Genaro García Luna inauguró, junto con el expresidente Felipe Calderón, el Centro de Inteligencia de la Policía Federal, desde donde se procesaba y analizaba la información para el combate del crimen organizado a través del uso intensivo de tecnología, la cual provenía, justamente, de Estados Unidos, por lo que es obvio que los servicios de inteligencia de ese país tenían acceso sobrado a las entrañas de las estructuras de seguridad en México.
En el reporte de Der Spiegel mencionan que los cinco objetivos estratégicos de los sistemas de inteligencia estadunidenses en México estaban priorizados del uno al cinco, siendo la prioridad número uno el tráfico de drogas. La capacidad de acceso a las telecomunicaciones mexicanas ha sido patente en múltiples ocasiones, como cuando se dio a conocer que la agencia antidrogas de Estados Unidos, (DEA, por sus siglas en inglés) tuvo acceso a llamadas y mensajes de los involucrados en la desaparición de estudiantes en la noche de Iguala en 2014.
De acuerdo con los reportes de esos años, la DEA tenía intervenidos 11 teléfonos celulares vinculados a los líderes de Guerreros Unidos, en Chicago. Al nivel granular de acceso a las telecomunicaciones mexicanas hay que sumar el despliegue de inteligencia humana en el terreno, como lo muestra el reportaje que hizo ProPublica, en donde dio cuenta que agentes de la DEA habían estado haciendo un operativo de vigilancia en Monterrey contra un líder de los Zetas en 2010 y al ser descubiertos por la organización criminal evacuaron el hotel donde se hospedaban y eso llevó a que los Zetas desaparecieran, por error, a cinco personas inocentes. A ello habría que sumar una red de informantes extensa que se ha ido construyendo a lo largo de décadas.
Considerando todo lo anterior, resulta inverosímil que alguna de las entidades del gobierno de Estados Unidos no estuvieran enteradas del accionar, tanto de García Luna en la Secretaría de Seguridad Pública, como del general Cienfuegos en Sedena, por lo que tendría que haber un nivel de complicidad de alcances institucionales. No sería la primera vez que esto ocurre, como lo demuestra el episodio de los Irán-Contra, cártel de Guadalajara.
TRES ESCENARIOS
Hay tres escenarios visibles. El primero es que tanto el exsecretario de Seguridad Pública, como el exsecretario de la Defensa tengan incentivos para hablar ante los fiscales de la corte del Distrito Este de Nueva York, lo que debería exhibir a altos funcionarios estadunidenses y podría involucrar a los expresidentes de México.
El segundo escenario, muy poco común, es que el caso se desmorone y se convierta en una falla colosal no vista antes. El tercer escenario es que los acusados guarden silencio y la situación no escale más, lo que podría hacer sostenible que no hay complicidad en EU. En mi opinión, es muy poco probable que no la haya.
No importa cuál de los escenarios se materialice, un resultado tangible es que una de las instituciones más respetadas de México ya ha sufrido un duro golpe. De acuerdo a la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Inegi, el 83 por ciento de los mexicanos consideró confiable al Ejército, sólo superado por la Marina.


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