The Fate of General Cienfuegos

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De lo poco que sabemos con los documentos que hoy son públicos y algunas otras revelaciones confirmadas en relación con el arresto del ex secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos, es imposible saber la magnitud y el peso específico de las pruebas y por lo tanto de la acusación. Pero tal vez para el general, la “verdad”, cualquiera que sea, termine teniendo poco que ver con su futuro.

Dicen esos documentos y revelaciones que la DEA sabía de la supuesta relación del general con el crimen organizado desde hace un lustro, pero por alguna razón decidieron actuar hasta el verano del año pasado cuando presentaron sus evidencias a un gran jurado de Nueva York.

Sabemos que el equipo de investigadores y la fiscalía que construyeron la acusación son el mismo que llevó el caso de El Chapo y pidió el arresto de Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño, pero a diferencia de estos dos, las acusaciones no se anunciaron antes del arresto, sino que la fiscalía se esperó a arrestarlo en un viaje a EU más de un año después de que el gran jurado había decidido. Y aunque es el mismo equipo, los documentos indican que este asunto no se desprende del mismo caso. Los documentos que conocemos hablan de intercepciones telefónicas y testigos, pero poco sabemos de su contenido y peso.

Sabemos una cosa. Que para quienes no imaginamos a un general mexicano, ex secretario de la Defensa Nacional, declarándose culpable de complicidad con el crimen organizado, su destino estará en manos de 12 hombres y mujeres que vivan en los condados neoyorquinos de Kings, Nassau, Queens, Richmond y Suffolk. Se convocará a cientos al azar, a quienes después de entrevistarlos y ejercer sus vetos, defensa y fiscalía, sentarán a 12 de ellos, algunos que seguramente no saben qué pasa en México ni les interesa, y a quienes lo que urgirá es que ese juicio termine y escucharán la narrativa de la parte acusadora, verán las pruebas y sus testigos. Y escucharán a la defensa tratar de destruir ese argumento.

Se llama un jurado de semejantes (a jury of peers).

Me pregunto en qué son semejantes un general mexicano y algún hombre o mujer de Staten Island, probablemente de descendencia italiana o irlandesa, que seguramente nunca ha pisado México, ni le interesan demasiado nuestras noticias ni “la verdad” del caso.

El destino de el general estará en esas manos. No suena bien para él.

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