¿Qué le queda a Trump?
Ni el FBI o alguna agencia de inteligencia han podido encontrar alguna prueba en específico.
Más voces dentro de la Casa Blanca ya piensan en dónde trabajarán después del 20 de enero. Otras cavilan sobre su futuro político y qué tan cercanos fueron al presidente Trump.
Los ánimos dentro de la Casa Blanca ya no son los que veíamos todavía antes de la elección presidencial. Algunas oficinas trabajan con su staff completo, pero otras ya se encuentran vacías. Existe demasiado hermetismo dentro de unas oficinas que pasarán a manos de otros.
Dentro del círculo cercano y no tan cercano del presidente estadunidense se sabe que ya no hay nada por pelear o no se cuenta con una prueba que pueda tirar la elección “fraudulenta”.
Donald Trump entiende muy dentro de su persona que “las fichas ya se le terminaron”, pero su ego y prepotencia necesitan sobresalir ante un escenario de derrota.
Usted mismo se ha podido dar cuenta que, aunque Trump ha aceptado una transición, nunca ha planteado la idea de darse por derrotado o aceptar que perdió la elección.
Lo que le queda es ganar tiempo, un tiempo que será necesario antes de que tenga que entregar la Casa Blanca, tal y como lo manda la vigésima enmienda constitucional estadunidense.
¿Por qué cree usted que prácticamente ninguna demanda del equipo de campaña de Donald ha podido ser efectiva en los juzgados o en las distintas cortes estatales donde hubo “fraude”? ¿Considera usted que si R. Giuliani y los distintos abogados trumpistas tuvieran alguna prueba contundente no se hubiera ya iniciado un proceso para tirar la elección presidencial?
¿No le parece extraño que ni los mismos gobernadores republicanos de distintos estados conservadores le siguen el juego a Trump y mejor consideran certificar la votación de sus estados, dando la victoria al demócrata Biden?
¿De qué ha servido recaudar 160 millones de dólares para una campaña que perdió la reelección y no ha podido ganar una sola batalla en las cortes?
No nos hagamos tontos. El mismo Trump entiende que necesita crear una cortina de humo para distraer a su electorado y a la prensa, prácticamente para dos cosas muy importantes:
1.- Empezar a pensar en la cantidad de personas a quienes pueda dar el indulto presidencial y quiénes se lo merecen.
2.- Recaudar dinero para las demandas legales que se le vienen a Trump y a muchos de su círculo cercano después de acabarse la presidencia.
¿Por qué Giuliani le estaría pidiendo al presidente un indulto preventivo a su persona, a los hijos de Donald y al yerno Kushner?
Curioso, ¿no?
El mismo fiscal general de Estados Unidos, William Barr, ya aseguró que el Departamento de Justicia no ha descubierto pruebas de fraude en las elecciones.
Ni el FBI o alguna agencia de inteligencia han podido encontrar alguna prueba en específico.
La locura o la maña de Donald van a niveles preocupantes, tan es así que ya hasta acusó al FBI y al Departamento de Justicia de estar posiblemente involucrados en el fraude de las elecciones.
Quedan menos de 50 días para que cambien los Poderes dentro de la nación más poderosa del mundo, pero, sinceramente, parece que vemos a una nación que ha dejado de ser lo que era, gracias a un individuo que prometió hacer grande a América.
¿Qué más le queda a una persona que ya perdió y no tiene ninguna prueba para salir ganador? ¿Qué más le queda a un hombre que podría acabar en la cárcel? Provocar a los demás, para que con mentiras y engaños se pueda crear una falsa impresión de victoria o revanchismo.
Queda seguir empeorando a la democracia y a las instituciones que en alguna ocasión dieron la victoria presidencial a un hombre que no sabe perder y reconocer su derrota mediática.
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