Antes que nada, el agua fue, es y será elemento esencial e irremplazablemente básico para toda vida: vida humana, celular y microbiana de la tierra, vida vegetal de los cultivos, vida animal del ganado y de la fauna. ¡vidas que se sostienen unas a otras! En un hecho que genera asombro, el lunes pasado el agua comenzó a cotizar en el mercado de futuros de materias primas, debido a la escasez. Su precio fluctuará ahora como lo hacen el petróleo, el oro o el trigo, informó CME Group.
El índice Nasdaq Veles California Water Index, con el “ticker” NQH2O, se basa en un indicador de precios de los futuros del agua en California, que el lunes 7 cotizó a unos 486,53 dólares por acre-pie, una medida de volumen utilizada normalmente en Estados Unidos, equivalente a 1233 metros cúbicos.
Según CME Group, los nuevos contratos permitirán una mejor gestión del riesgo asociado a la escasez del agua y realizar una mejor correlación entre oferta y demanda en los mercados.
Aunque el índice está basado en los precios de las principales cuencas fluviales de California, donde la escasez del agua ha aumentado, este valor podrá ser usado como referente para el resto del mundo en los mercados del agua.
Estos contratos de futuros no requieren entrega física de agua y son puramente financieros, basados en el precio semanal promediado entre las cinco principales cuencas de California hasta 2022.
El nuevo índice permitirá no tener que recurrir a una estimación “a ojo” del precio futuro del agua, sino a cuáles son las expectativas de los principales actores de este mercado.
China y Estados Unidos son los principales consumidores del mundo de agua. Según Naciones Unidas, 2000 millones de personas viven en países con graves problemas de acceso al agua, mientras que en los próximos años dos tercios del planeta podrían experimentar escasez de agua y millones de personas verse desplazadas por un descarte hídrico.
La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el 22 de diciembre de 1992 la resolución A/RES/47/193 por la cual el 22 de marzo es declarado Día Mundial del Agua. Fue el 28 de julio de 2010, a través de la Resolución 64/292 de la Asamblea General de las Naciones Unidas cuando se reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento, reafirmando que un agua potable limpia y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los demás derechos humanos.
Siendo el acceso universal al agua potable un derecho humano, la utilización irracional de este recurso natural (segundo en importancia humana después del aire) sumada al descontrol u ausencia de regulación en la materia, han provocado una tremenda disminución de reservas naturales o acuíferos, incentivando una mercantilización escandalosa de este supremo derecho humano; comprometiendo y tensionando angustiante e inquietantemente las necesidades físicas vitales actuales e intergeneracionales futuras.
A propósito, un documental de 2012, basado en el conocido libro Oro azul, de Maude Barlow y Tony Clarke, demuestra cómo el planeta se acerca rápido y peligrosamente a una crisis mundial por el agua, mientras la fuente de vida por excelencia entre a formar parte de un mercado global y sea asunto de disputas en la arena económica, política, diplomática. ¿y militar?
No es casual entonces que en su mensaje especial de despedida, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en el Día Mundial del Agua, el 22 de marzo de 2016, haya propuesto la adopción convergentemente global de medidas audaces para hacer frente a la desigualdad en materia de agua potable y saneamiento, como meta y guía de la labor encaminada a hacer efectiva la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Como sugiere Umberto Eco, supimos muy bien como destruir países y ciudades, pueblos y civilizaciones, pero todavía no tenemos ideas precisas sobre cómo conciliar el bienestar colectivo, el porvenir de los jóvenes, la superpoblación del mundo y la prolongación de la vida para todo lo cual, el agua potable y el saneamiento, son sencillamente vitales, imprescindibles e insustituibles.
Anticipándonos y advirtiendo sobre la ultramercantilización financiera cometida en California con el agua y ante un creciente estrés hídrico, con escenarios inéditos de escasez y agotamiento, apremia a toda la humanidad una cabal determinación para dar comienzo a su reversión, asumiendo mancomunada y cooperativamente nuestro ético deber humano común de solidaridad intergeneracional en todo lo concerniente al mejor y más racional aprovechamiento del agua potable y potabilizable aún disponible.
Finalmente, desde el punto de vista solidario de la destinación universal de los bienes y de su humanitaria “puesta en común”, ojalá lleguemos a tiempo para tomar conciencia cooperativa y no especulativamente, sobre la insustituible función vital del recurso natural “agua potable”, fundamentalmente cuando pasamos demasiado tiempo atrapados por ignorancias, derroches, imprudencias, desaprensiones y negociados. E, in extremis, cuando somos una de las últimas generaciones que ya no “puede” cometer el mismo error, otra vez.
Docente e investigador universitario, experto CoNEAU en cooperativismo
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