A reading on President Joe Biden’s decision to withdraw American troops.
Last week, President Joe Biden announced that he would withdraw American troops from Afghanistan on Sept. 11, 2021. This choice of date is significant, since it marks the 20th anniversary of the 9/11 attacks in 2001. As Biden said, “We went to Afghanistan because of a horrific attack that happened 20 years ago, but that cannot explain why we should remain there in 2021.”
As far as foreign policy is concerned, this may be the single most important decision taken in Biden’s first year. But although it is the continuation of a process started by Donald Trump, it comes as the result of a complex combination different factors and, of course, entails several risks.
One of the determining factors that led to this important decision is the fact the United States has to focus on the needs of its citizens. The funds needed to wage costly “forever wars” could be redirected to ensure the well-being of the population and greater economic equality among American citizens. The funds are also needed to to fight the pandemic. These two issues were part of Biden’s campaign platform. American foreign policy should be built around the needs of Americans; regarding the home front, the United States should strive to reduce the extreme polarization that the Trump administration promulgated.
However, although Biden’s priorities are domestic, this does not mean the president is disregarding external threats and the prospect of reclaiming the position of world leader for his country. This can be clearly seen in the strategic struggle with China and Russia. In fact, last week, tensions rose between Beijing and Washington regarding the issue of Taiwan, in the ever unstable Indo-Pacific region. Meanwhile, Russian troops are dangerously close to the Ukrainian border, and Ukraine has called for help and possible intervention by NATO. Furthermore, let us not forget that Kyiv could start developing its nuclear capabilities any time.
The withdrawal of American troops from Afghanistan reduces the number of possible focal points for international conflict. At the same time, it allows the United States to concentrate on the Eastern European and Indo-Pacific theaters. It also opens the door for internal criticism in Afghanistan, and gives the Taliban the opportunity to advance on Kabul, as well as giving other regional actors the opportunity to act. Although NATO expects to withdraw its troops before the United States does, Turkey has called for a peace conference by the end of this month, inviting the Afghan government, the Taliban and other international actors. For its part, Russia has warned about an escalation of hostilities in Afghanistan, since the United States has not kept to Trump’s date of withdrawal.
In this context, it is clear that the United States has very little room to act; what is more, that opening is becoming smaller every day.
Biden y la salida de Afganistán
Lectura y estrategias sobre la decisión del presidente Joe Biden de retirar las tropas estadounidense.
La semana pasada el presidente Joe Biden anunció la retirada las tropas estadounidenses de Afganistán para el 11 de septiembre de 2021. La fecha de retiro marca el 20mo aniversario del atentado terrorista contra las Torres Gemelas. Como señaló el propio presidente “Fuimos a Afganistán debido a un terrible ataque que ocurrió hace 20 años, pero esto no justifica que deberíamos permanecer allí en 2021”.
La decisión es quizás la más importante en materia de política exterior de Biden en el primer año de su presidencia, pero más allá de que da continuidad a un proceso iniciado bajo la presidencia de Trump, responde a una compleja combinación de factores y apareja una serie de riegos.
La fecha de retiro marca el 20mo aniversario del atentado terrorista contra las Torres Gemelas
Entre los factores determinantes para dar este paso, pesa en primer lugar, la necesidad de concentrarse en las necesidades de la población de EEUU, abandonando “guerras interminables” de un alto costo económico cuyos fondos podrían reencausarse hacia el bienestar y hacia una mayor equidad económica entre los ciudadanos estadounidenses y a la lucha contra la pandemia – algunos de los principales objetivos de la propuesta electoral de Biden. En este marco, la política exterior de los EEUU debería construirse en base a las necesidades de los estadounidenses y debería servir para diluir, en el frente interno, el alto grado de polarización política promovida por Trump.
Pero estas consideraciones endógenas – de carácter prioritario para el presidente – no se disocian de que las principales amenazas a los Estados Unidos y a la posibilidad de recuperar su liderazgo global han sido identificadas con la rivalidad y la confrontación estratégica con China y con Rusia. De hecho, la semana pasada se incrementaron las tensiones entre Beijing y Washington en torno a Taiwán en la cada vez más inestable región del Indo-Pacífico, mientras que el desplazamiento de tropas rusas en la frontera con Ucrania y los llamados del gobierno ucraniano al apoyo y a una eventual incorporación a la OTAN se multiplicaban, a la par de la amenaza de que Kiev podría comenzar a desarrollar sus capacidades nucleares.
La retirada de Afganistán reduce los potenciales focos de conflicto internacional
En este contexto, si bien la retirada de Afganistán reduce los potenciales focos de conflicto internacional y le permite a los Estados Unidos una mayor concentración en los teatros de operaciones de Europa Oriental y del Indo-Pacífico, también abre la puerta para las críticas internas, para un avance de los talibanes sobre Kabul y para la intervención de otros actores regionales. Si bien la OTAN anticipa la retirada de sus tropas de territorio afgano antes de la salida definitiva de las tropas estadounidenses el 11 de septiembre, Turquía ha convocado a una conferencia de paz a fin de mes que reúna al gobierno afgano, a los talibanes y a socios internacionales y Rusia advierte sobre una posible escalada en Afganistán en tanto Washington no ha cumplido con la fecha de salida fijada por Trump.
En este marco, el espacio de maniobra de los Estados Unidos en Eurasia es cada vez más reducido.
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