Gira europea
Joe Biden culmina su escala en Bruselas: Europa y Estados Unidos restablecen relaciones tras la era Trump
El presidente de EE.UU. viaja ahora a Suiza, donde el miércoles se verá con Putin.
Joe Biden no tuvo que madrugar este martes. Tras una cumbre en la OTAN que se cerró con algo de retraso, el presidente estadounidense pudo dormir la mañana pues en la agenda no tenía nada hasta la visita al Palacio Real a las 11:00.
La Casa Real belga recibió a Biden con toda la pompa y el boato pero la reunión fue corta, de menos de una hora, una simple visita protocolar.
Poco antes del mediodía el cortejo presidencial se encaminó a los cuarteles generales europeos en la Rue de La Loi, donde Biden se reunió con unos extremadamente sonrientes Úrsula Von der Leyen y Charles Michel.
El presidente estadounidense buscó este martes devolver las relaciones al punto en el que estaban cuando llegó Donald Trump como un elefante en el bazar y empezó a romper jarrones.
Los europeos deseaban esta mejora pero a muchos gobiernos los cuatro años de Trump les hicieron cambiar el chip mental. Si la política estadounidense hacia Europa ya no va a ser política de Estado sino que va a depender del color político del inquilino de turno en la Casa Blanca los europeos deben enfocar esas relaciones de otra forma.
Más allá del protocolo, la visita de Biden a Von der Leyen y Michel sirvió para renovar una alianza que Donald Trump había puesto en duda.
El comunicado conjunto, negociado en los últimos días por diplomáticos europeos y estadounidenses, asegura que Washington y Bruselas tienen el compromiso de “renovar nuestro partenariado transatlántico, poner en marcha una Agenda Transatlántica para la era post-pandemia y el compromiso de mantener un diálogo regular para comprobar el progreso de la relación”.
El gran anuncio de la reunión fue el acuerdo para poner en suspenso durante cinco años, mientras se negocia un pacto definitivo, el diferendo de casi dos décadas de disputas comerciales por los subsidios a las constructoras de aviones Boeing y Airbus, un conflicto que ha terminado con denuncias cruzadas ante la Organización Mundial del Comercio y que ha justificado la imposición de aranceles.
El anuncio no es la paz definitiva en la que probablemente sea la mayor bronca entre Washington y Bruselas, pero es una tregua larga, que muestra que con Biden Estados Unidos no irá directamente a la imposición de aranceles como hizo con Trump y que será bien recibida en Chicago y en Toulouse, las sedes de las empresas.
Esos aranceles que quedan en suspenso durante el próximo lustro sumaban 10.300 millones de euros. No hubo noticias de acuerdo sobre los aranceles al acero y al aluminio pero sí la promesa de que se buscará una solución “antes de fin de año”.
Biden repitió su “América está de vuelta” para añadirle que “quizás nunca nos fuimos del todo” y que tiene “una visión muy diferente de mi predecesor”.
Von der Leyen le contestó que “los últimos cuatro años no han sido fáciles”. La presidenta de la Comisión Europea destacó que la visita a Bruselas haya sido la primera al extranjero de Biden como presidente, un cambio respecto a un Barack Obama que tardó seis años en pisar la ‘capital europea’.
La Unión y Estados Unidos se comprometieron este martes a “consultarse estrechamente y a cooperar en sus respectivos y similares acercamientos a China, lo que incluye elementos de cooperación, competencia y rivalidad sistémica”.
También se prometieron coordinar posiciones hacia China en derechos humanos, lucha contra la crisis climática y no proliferación, así como en asuntos regionales que están muy alto en la lista de prioridades internacionales de Estados Unidos y bastante más abajo en la europea.
A la diplomacia estadounidense no le hizo la mínima gracia que la Unión Europea firmara en diciembre pasado, con el impulso sobre todo alemán y francés, un acuerdo de protección de inversiones con China. Ese acuerdo, que quedó sin ratificar –el Parlamento Europeo se niega a hacerlo- molestó en Washington.
El comunicado también asegura que la Unión Europea y Estados Unidos mantienen un acercamiento a Rusia basado en principios y que los dos socios están “preparados para responder de forma decisiva al comportamiento negativo y a las actividades dañinas” de Moscú.
Washington y Bruselas mantendrán un diálogo continuo sobre relaciones con Rusia. En el comunicado no aparece por ningún sitio el controvertido Nordstream II, el gasoducto que unirá en breve y directamente a Rusia con Alemania y que permitirá a Moscú enviar gas a Alemania sin pasar por el territorio de países como Bielorrusia, Ucrania o Polonia.
En su próxima escala, Biden sigue camino a Ginebra, donde este miércoles se reunirá con su par ruso, Vladimir Putin.
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