A López Obrador le gusta despotricar contra el neoliberalismo en cada oportunidad que se le presenta. Lo culpa de casi todos los males que afligen a México. Estados Unidos es el máximo exponente de esta ideología, por lo que lo lógico sería que existiera un rechazo. Al contrario. Hay mucho que agradecerle.
La situación del país habría sido peor y la recuperación menos vigorosa de no ser por nuestro vecino del norte. Las remesas de nuestros paisanos migrantes a sus familiares en México siempre han representado una importante fuente de bienestar. Pero durante la pandemia se volvieron vitales. En 2020 entraron más de 40 mil millones de dólares, una cifra récord. Sin esta ayuda, millones de familias habrían quedado desamparadas.
La razón principal por la que nuestros paisanos lograron enviar cantidades tan altas pese a la terrible crisis mundial y los confinamientos fueron los enormes estímulos fiscales que proporcionó el gobierno estadunidense. Mientras que el nuestro ofreció un mínimo apoyo a ciudadanos y empresas, el de EU fue de los más generosos. Los beneficios se permearon en distintos países, pero México fue el más favorecido.
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Gracias a las remesas, la reactivación económica ha agarrado mayor fuerza. Las remesas han servido para compensar fuentes de ingresos como el turismo, que continúan muy débiles a raíz de la pandemia. De nuevo, es el gobierno de EU el que está estimulando su economía y, por consiguiente, poniendo dinero en los bolsillos de los migrantes mexicanos para que lo envíen a sus familiares. En los primeros tres meses del año, las remesas han aumentado más de 10% respecto a 2020 y se estima que alcancen nuevos máximos históricos en 2021.
No solo las remesas de EU nos han ayudado a salir adelante. La fuerza con la que su economía se está recuperando nos está levantando. Goldman Sachs considera que el PIB estadunidense puede crecer la friolera de 8% este año. Dada nuestra enorme interconexión, estas son excelentes noticias para México. Podemos apalancar al máximo la relación gracias a uno de los actos más simbólicos de la política neoliberal: el Tratado de Libre Comercio (hoy rebautizado T-MEC). Es en gran medida debido a este acuerdo que nuestra economía puede llegar a crecer 6% en 2021.
Pese a que el sistema de EU se basa en el neoliberalismo, López Obrador ha reconocido públicamente las ventajas de ser vecinos. De hecho, ha modificado la famosa frase de Porfirio Díaz: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos” a “es maravilloso para México estar cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos”. La paradoja de depender tanto de un país emblemático de esta corriente, que encarna el prototipo de modelo que detesta el Presidente, no debe pasar desapercibida.
No ha de ser fácil tener que agradecerle tanto a un país con principios tan aparentemente opuestos. Pero lo cierto es que, aunque jamás lo acepte, López Obrador tiene varios rasgos neoliberales.
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