A New Era in the Fight against Terrorism?

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La lucha contra el terrorismo adquirió más relevancia en el mundo a raíz de los atentados contra las torres del World Trade Center en la ciudad de Nueva York el 11 septiembre 2001 y atribuidos al grupo Al Qaeda y a Osama Bin Laden, en lo que cambió al mundo y la seguridad de las naciones desarrolladas de occidente.

A raíz de ese importante evento, EEUU decidió acabar con las células terroristas de Al Qaeda, para lo cual decidió la intervención militar en Afganistán. Por años, EEUU fue avanzando para devolver una vida con futuro a los afganos, apoyando al nuevo gobierno constituido y a sus fuerzas armadas para luchar contra los grupos terroristas que operaban en el país.

Lo cierto es que el Presidente Biden ha anunciado el retiro de las tropas de occidente en ese país para el 31 de agosto próximo, luego de dos décadas e ingentes recursos financieros empleados. Esto ha causado un revuelo total en el contexto internacional en cuanto a que EEUU está saliendo en huida de Afganistán; pero igualmente grave está significando la cantidad de personas que no será posible evacuar del país, tanto de las tropas militares, diplomáticos y demás personas de países aliados, mas allá de los afganos que desean desesperadamente salir del país.

Según el presidente Joe Biden, esta retirada de las tropas estadounidenses no obedece al fracaso por constituir un estado afgano sólido y democrático, lo cual no fue una promesa de EEUU. Biden señaló recientemente que el propósito de EEUU en su incursión en Afganistán obedeció a la lucha contra el terrorismo. De esta manera, la misión estadounidense nunca fue la de crear una democracia unificada y centralizada en Afganistán, sino evitar los ataques terroristas en territorio norteamericano, con lo cual EEUU nunca tuvo como propósito construir una nueva nación.

La contradicción que surge sobre este tema se evidencia con la siguiente pregunta: ¿Es que acaso EEUU se retira porque ya alcanzó sus objetivos antiterroristas, ganándole la guerra al talibán? Obviamente que no, los objetivos no han sido alcanzados y, a decir por el avance acelerado de los talibanes en la conquista del territorio afgano, mas bien los talibanes se han fortalecido luego de dos décadas, evidenciando el fracaso de EEUU. ¿La salida de EEUU no es acaso el reconocimiento del fracaso por alcanzar el objetivo que se habían planteado de la lucha contra el terrorismo?… La respuesta parece ser “si”, al menos en esta etapa de la lucha.

Cabe preguntarse también si con esta retirada se garantiza que EEUU y demás países de occidente evitarán nuevos atentados terroristas en el mundo. La respuesta más lógica es “no”. Es mas, cabría pensar que estos se recrudecerán como forma de tomar venganza por la muerte de Osama Bin Laden y tantas otras acciones.

Esta retirada además de resultar sorpresiva en los términos anunciados (pese a que ya venía ejecutándose desde el gobierno de Donald Trump), incluso da pie a pensar si detrás de bastidores no se estarán moviendo los hilos de acuerdos que involucren a Rusia y China, a decir por las actitudes de “apoyo” que le han dado a los talibanes, incluyendo aspectos geopolíticos en esa y otras regiones del mundo.

Se ha señalado que otra de las guerras perdidas por EEUU ha sido la de acabar con la producción de opio, fuente principal de financiamiento de los terroristas. Lejos de producirse una disminución de la producción, la misma se ha incrementado fuertemente.

En resumidas cuentas, parece estar claro que el mundo del futuro (y el presente) será complicado, pues los talibanes buscaran construir sobre la base de esta victoria evidenciada con el retiro de las fuerzas extranjeras, alistando nuevos seguidores a su causa e imponiendo sus creencias. Esto traerá sufrimiento tanto para los propios afganos en su vida cotidiana como para la tranquilidad el mundo.

Los acontecimientos están en pleno desarrollo y muchas cosas pueden ocurrir, desde solicitudes de renuncia/destitución de Biden hasta conflictos de mucha mayor escala que podrían incluir a Rusia y China. Como mínimo, parece devenir una nueva era de lucha contra el terrorismo.

El 31 de agosto no será el fin de esta historia. Más allá de las diferencias existentes entre los grupos internos en conflicto de poder en Afganistán (incluido el Estado Islámico y el Talibán), estará la lucha contra occidente y, dentro de este contexto es probable que EEUU comience a actuar con fuerza desde fuera del territorio afgano (en una especie de “vuelvan caras” y “diente por diente”), como ocurrió en 2001, una vez que logren evacuar al mayor número de personas posible.

Pareciera que la escogencia que le queda a EEUU y occidente está entre: comenzar a actuar sobre las fuerzas rebeldes de Afganistán (inmediatamente después de su retirada) versus resignarse a sucumbir ante los previsibles ataques terroristas. Esta última no parece ser una opción creíble ni conveniente para los intereses de occidente. Adicionalmente, alternativa y teóricamente existe la posibilidad de una negociación o acuerdo con los talibanes, lo cual ya está siendo planteado por algunos; sin embargo, si bien esto pudiera ocurrir, también su posibilidad de incumplimiento resulta muy alto, dadas las posiciones radicales que están sobre el terreno, al menos como una solución permanente.

Finalmente, una nueva ola migratoria y de crisis humanitaria también está planteada, con lo cual estas presiones le generaran a occidente adicionales derroteros y obstáculos a salvar.

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