Biden Changes the Language of Immigration

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Biden cambia el lenguaje de Inmigración

El actual presidente quiere que vuelva al texto fundacional la idea de que EEUU es «una nación de inmigrantes» y le ha encargado a la agencia que sea garante de la promesa original de «darles la bienvenida»

Las palabras cuentan. Donald Trump empezó llamando a los mexicanos que cruzaban la frontera «violadores y traficantes» y su retórica de odio no tardó en impregnarse en el subconsciente colectivo de quienes les culpaban de todos los males del país. Por algo el ex presidente llegó a tener un libro de Hitler en la mesilla de noche.

Ahora su sucesor, Joe Biden, pretende revertir el proceso. Los inmigrantes que crucen la frontera ilegalmente ya no serán «illegal aliens» y ni siquiera «ilegales», solo sus actos serán declarados como tales. Volverán al texto fundacional de los Servicios de Inmigración palabras como «respeto» y «bienvenida», que habían sido eliminadas con la excusa de resumir el texto que define la misión de ese cuerpo.

Bajo el mandato de Trump se había puesto el énfasis en «salvaguardar la integridad de la nación» y «asegurar la patria», lo que ponía a los agentes migratorios en mentalidad de guerra. Los convertía en la última línea de fuego para contener la «invasión» esos «illegal aliens» procedentes de países pobres y corruptos.

El actual presidente, de origen irlandés, quiere que vuelva al texto fundacional la idea de que EEUU es «una nación de inmigrantes» y le ha encargado a la agencia que sea garante de la promesa original de «darles la bienvenida» a «una nación de posibilidades». Su obligación será actuar siempre «con justicia, integridad y respeto» hacia todos y ofrecer «protección humanitaria» a los que huyen de situaciones de peligro. Palabras como «reunificación familiar» y «oportunidades profesionales» vuelven a estar en la boca de un cuerpo al que el presidente ha pedido «asegurarse de que el sistema de inmigración se administra de forma humana y accesible», como le ha encargado a su director, Ur M. Jaddou, que tomó el cargo en agosto de año pasado.

Pero si bien nadie duda de la importancia de las palabras y las buenas intenciones, Biden tiene aún que destrabar un sistema colapsado por la burocracia y falta de recursos administrativos, amén de encauzar una reforma legislativa que saque de la oscuridad legal a once millones de inmigrantes.

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