Defending Freedom against Tyrants

<--

Putin es un tirano y dictador criminal. No se puede describir de otra manera a alguien que ha manipulado las fuerzas del poder para mantenerse al mando de Rusia. A sus enemigos políticos los saca del escenario de muchas maneras ilícitas. Igual que el resto de dictadores del mundo, como lo son Miguel Díaz-Canel en Cuba, Nicolás Maduro en Venezuela, Daniel Ortega y su esposa en Nicaragua, Kim Jong-un en Corea del Norte y Xi Jinping en China, entre otros.

El mundo entero ha evolucionado hacia la libertad y democracia, pero estos dictadores no sueltan el poder, para beneficiarse a sí mismos y hacerse más poderosos. No tienen argumentos sólidos para justificar sus acciones. Utilizan la fuerza y poder para conseguir sus objetivos. La división de poderes es para ellos un estorbo y por eso la han cooptado con serviles jueces y diputados que les proporcionan pleitesía.

La libertad es su enemigo número uno. Por ello, someten a su pueblo a restricciones ridículas con tal de que a nadie se le ocurra competir por el poder. La división de poderes es una pantomima que existe a su favor. A sus enemigos políticos o los desaparecen o los encarcelan y les enjuician y condenan a largos períodos de cárcel para que no sean una potencial amenaza. El caso de Nicaragua es patético, donde ya se están emitiendo condenas de hasta 13 años a los contendientes políticos y activistas contra Ortega y sus secuaces. A sus vecinos los intimidan con el uso de la fuerza destructora de sus ejércitos y armamento. A la Prensa la controlan y suprimen. En Rusia no todos sus ciudadanos se han enterado de que Putin ha invadido a Ucrania. En Nicaragua, Ortega ha cancelado algunas universidades privadas, porque no le gusta lo que ahí se discute libremente. En Cuba, la educación es pura doctrina, al igual que en los demás países dictatoriales.

Zelenski, presidente de Ucrania, se ha convertido en el héroe de su país y del mundo al liderar la defensa de la libertad y la vida.

Ramón Parellada

En el mundo libre, los países más civilizados que se jactan de gozar de una democracia y disfrutan de una mayor libertad, han callado antes muchas atrocidades por un pacifismo mal entendido. Muchos son hipócritas, haciendo negocios con asesinos y dictadores, porque les conviene económicamente. La última acción indignante fue el acercamiento de funcionarios de Estados Unidos con Maduro para buscar alguna negociación a cambio de petróleo. No se puede acabar con las dictaduras si se les sigue complaciendo y considerando como si fueran líderes legítimos de sus países. Estas acciones de parte de los presidentes electos democráticamente en países libres terminan dándole más poder a estos tiranos dictatoriales.

Ante la pasividad del mundo lleno de personas buenas e ingenuas, estos tiranos no pierden ninguna ocasión de invadir otros países como ahora ocurre con Putin invadiendo Ucrania. Pero ahora algo diferente ha pasado. Volodímir Zelenski, el presidente de Ucrania, se ha convertido en el héroe de su país y del mundo entero al liderar la defensa en nombre de la libertad y la vida. Y su ejemplo está arrastrando al mundo entero a concebir de modo distinto a cómo se venía haciendo la defensa de la libertad. Si queremos mantener nuestra libertad, debemos estar preparados para defenderla contra estos tiranos que la amenazan constantemente.

Recordemos lo que le dijo Don Quijote a Sancho Panza en el capítulo LVIII de la segunda parte de la famosa obra de Cervantes, Don quijote de la Mancha: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”.

About this publication