Panic in Brooklyn

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Pánico en Brooklyn

El principal terrorismo, el que causa más víctimas en este país, es el terrorismo interno, dijo el presidente Joe Biden mientras retiraba sus tropas de Afganistán.

MIAMI, Florida.- Menos de 24 horas después de que el presidente Biden propusiera legislar para regular el comercio de armas, prohibir la fabricación de ellas en casa y la venta de rifles de asalto, una nueva balacera dejó heridos y escenas de pánico en el Metro de Brooklyn.

Luego del anuncio de Biden, y antes de la balacera que dejó personas heridas sangrando en el piso, humo y terror a la hora pico del transporte público de Nueva York, la Asociación Nacional del Rifle (ANR) descalificó la propuesta presidencial.

¿Saben quién va a ganar la batalla legislativa?

Casi seguro la vencedora será la ANR.

Los estadounidenses lloran a sus muertos cuando hay masacres, hacen cadenas de oración y se dan golpes de pecho junto a los féretros blancos de niños muertos por las balas de un desquiciado, pero no entregan un solo rifle y bloquean toda iniciativa para regularlas.

El presidente Clinton pudo legislar en favor de la reglamentación, pero su sucesor George Bush y la mayoría republicana en el Congreso la derogaron.

Legislar sobre control de armas fue una propuesta de peso en la campaña del candidato Biden, que redobló su determinación luego del asalto al Capitolio en enero del año pasado, en el que murieron policías y atacantes.

El principal terrorismo, el que causa más víctimas en este país, es el terrorismo interno, repitió el presidente mientras retiraba sus tropas de Afganistán.

¿Y? Nada. Para un sector amplio de la población de este país el acceso a las armas es considerado tan natural como el acceso al agua.

Está en la Constitución, en una de sus primeras enmiendas, que se formuló cuando tenía sentido. Ya no. Ahora es una inercia irracional y, a la vez, compulsiva.

La narrativa propagandística de los opositores al control de armas descansa en la segunda enmienda constitucional, que protege el derecho de todos los estadounidenses a poseerlas.

Pero esa enmienda está anclada en el hecho histórico de que en Estados Unidos no existió por mucho tiempo un ejército regular, sino milicias formadas por ciudadanos.

Quedó el hábito, que siguen desde sus ancestros: poseer armas para protección personal.

Un uso y una costumbre que no se puede erradicar ni con la evidencia de los crímenes, matanzas y atentados.

Aquí hay más armas en manos de particulares que habitantes en el país.

Se estima que hay alrededor de 400 millones de armas en poder de civiles.

La cifra se queda corta, porque las armas de fabricación casera son un negocio no regulado, y al alcance de cualquier persona que disponga de mil 500 o 2 mil dólares.

Impresoras 3D se compran en línea y llegan a casa como paquetería regular. Con ellas se hacen, una cada media hora, metralletas o rifles tipo AR-15.

Ningún control hay sobre ese armamento ni en la compra de impresoras 3D. En esta columna se publicó el año pasado un buen número de anuncios en revistas especializadas en armas de fuego, que anunciaban las impresoras, con entrevistas de compradores que presumían sus rifles de asalto hechos en casa.

Esas armas carecen de número de serie, por tanto, es muy difícil seguirle la pista a un crimen.

Armas de fuego compradas ya hechas, hay 120 por cada 100 ciudadanos.

A modo de comparación, el lugar que ocupa el segundo sitio en esa lista es el pequeño territorio británico de las Islas Malvinas, con 62 armas de fuego por cada 100 ciudadanos

Solo en 2020, los estadounidenses compraron, legalmente, casi 40 millones de armas, según los registros del FBI.

Esto fue más alto que cualquier otro año registrado hasta ahora. El 2019 fue el segundo año más alto en venta de armas, con un poco más de 28 millones.

Lo anterior significa que las compras de armas de fuego aumentaron en Estados Unidos casi 40 por ciento de un año a otro.

Biden urge a regular, legislar, pero los usos y costumbres dicen que no.

De inmediato, la poderosa ANR criticó el anuncio de la Casa Blanca en estos términos: “Una administración seria, cuyo deber sea frenar las tasas de delitos violentos, haría otra cosa: sacar a los delincuentes de las calles de inmediato”, dijo a la cadena Fox News el director gerente de asuntos públicos de la Asociación Nacional del Rifle.

Y la oposición no sólo es de republicanos ni de rancheros con influencia.

El socialista Bernie Sanders tampoco apoya la regulación. A ver quién vuelve a votar por él si les quita las escopetas a los campesinos de Vermont, su estado.

Usos y costumbres criminales que nadie puede erradicar.

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