Mexico-US Relations: Actors and Factors

<--

Relación México-EU: actores y factores

El mensaje de la Casa Blanca es que la relación es buena y que nuestro país es un aliado importante en todos los niveles y en todos los tema

Las últimas semanas han sido difíciles en la relación México-Estados Unidos, entre vaivenes provocados precisamente por la profundidad de los vínculos y la variedad de actores e intereses que intervienen en ella.

El mensaje oficial de la Casa Blanca es que la relación es buena y que México es un aliado importante, literalmente en todos los niveles y en todos los temas, particularmente el de migración, que pese al ruido causado por cuestiones y diferendos comerciales es el mayor eje de posibles problemas bilaterales.

Pero el discurso de congresistas y dirigentes del opositor Partido Republicano es absolutamente distinto, tanto que el texano Greg Abbott habla de “invasión” y trata de establecer sus propios controles fronterizos para presumir luego de que “obligó” a gobernadores de estados mexicanos a adoptar mayores medidas de seguridad.

México no sólo es una fuente de migrantes, sino un punto de paso para un número creciente de individuos que buscan llegar a Estados Unidos; el tema tiene incidencias literalmente a lo largo y ancho de la relación, tanto por su impacto en la economía como en las sociedades y ciertamente en cuestiones de seguridad, y hasta delincuencia organizada vinculada con tráfico de personas y drogas.

La importancia de ese tema no puede ser minimizada. Su permanencia en la opinión pública está asegurada por la decisión de grupos republicanos para usar la migración y la frontera como arma política para movilizar a sectores nacionalistas y con antecedentes racistas y xenofóbicos contra el gobierno de Joe Biden.

Las protestas provocadas por la medida de Abbott –que busca la reelección y luego una carrera política nacional– y su impacto negativo en el comercio transfronterizo, pusieron de relieve la importancia de las cadenas de suministro y las interdependencias creadas por los acuerdos de libre comercio entre los dos países. Lo cierto es que en el lado mexicano hay medidas de política con metas domésticas que provocan irritantes al otro lado de la frontera.

La presunta participación en una oleada de izquierda regional es menos irritante que la renuencia a criticar a los gobiernos de Nicaragua y Venezuela; y de hecho, la postura mexicana respecto a la invasión a Ucrania ha sido más irritante que la ya histórica interlocución con Cuba, que se da por descontada y ha sido a veces útil para La Habana y Washington.

Las propuestas de reforma eléctrica y minera provocaron molestia entre sectores financieros estadounidenses, que las vieron como señal de la incertidumbre legal de invertir en México y potencialmente violatorias del Tratado comercial México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC).

Los problemas de violencia en el país y de política económica son señalados también como dificultades bilaterales, tanto por las posibles pérdidas económicas como por la creciente integración social entre las dos naciones y la posibilidad de que incrementen los flujos migratorios.

About this publication