A Successful Visit

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Una visita cumplidora

Para AMLO implica el aceptar la realidad de que algunas de sus propuestas van a acabar en los paneles de resolución de disputas del T-MEC

El principal resultado de la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Washington fue ese justamente: demostrar que está en términos amistosos con su colega estadounidense, Joe Biden, y que hay intercambios de opiniones y cooperación entre los dos gobiernos.

“Hay demasiado en juego como para no encontrar maneras de cooperar en temas clave”, indicó recientemente el exembajador estadounidense, Earl Anthony Wayne, en un artículo publicado por el periódico electrónico The Hill.

En alguna medida, parece una aceptación de realidades y una formulación conveniente, tanto para López Obrador como para Biden, sobre todo, para lo que algunos aseguran son cambios sutiles, pero significativos, en las políticas económicas y de seguridad del gobierno mexicano.

La reunión les permitió abordar y aclarar sus límites.

Para AMLO implica el aceptar la realidad de que algunas de sus propuestas, incluso cambios de reglas en la industria energética, van a acabar en los paneles de resolución de disputas del Tratado México-EU-Canadá (T-MEC), como la mejor solución para ofrecer certidumbres a inversionistas en general y estadounidenses en particular.

Esa postura tendría buenas posibilidades de acomodo en la estrategia de Estados Unidos para acercar geográficamente sus cadenas de producción y suministro, en el marco de nuevos desafíos geopolíticos mundiales. De hecho, algunos medios internacionales han criticado a la administración de López Obrador por “desperdiciar” esa “oportunidad”.

Para Biden, que encabeza un gobierno considerado como políticamente débil y enfrenta la posibilidad de perder el Congreso en noviembre, significó reconocer y señalar las limitaciones que enfrenta su propia propuesta de apertura migratoria y la importancia de mantener la ayuda del mandatario mexicano en el control de migrantes de Centroamérica.

En un marco distinto, fue una señal de lo valioso que es México para EU, aunque la presencia del mandatario mexicano haya quedado a la sombra de las políticamente cargadas audiencias sobre la asonada del 6 de enero de 2021, y en la víspera de una gira de Biden por Medio Oriente y el voluntariamente bajo perfil de su visita.

Eso cumple para los dos gobiernos. Biden no tiene necesidad de otra crisis y menos en su frontera sur, y AMLO demuestra su buena relación con el mandatario estadounidense.

Pero hay señales preocupantes. Para Pamela Starr, especialista en la Universidad de California, el deseo de ambos Presidentes de no causar problemas al otro es imposible.

“El debilitamiento de la democracia mexicana, el creciente alcance del crimen organizado en México y el nacionalismo energético (en ese país) son una amenaza directa a los intereses nacionales estadounidenses. El gobierno de Biden está, por tanto, destinado a tomar acciones que López Obrador considere inamistosas y llevará a un incremento en las tensiones bilaterales”.

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