A Worrying Situation

 

 

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Una situación preocupante

Si bien es cierto que el lenguaje de violencia política es más frecuente en los círculos derechistas que hoy predominan en el partido de Trump, presuntos grupos o personas de izquierda también han ventilado su irritación con amenazas.

Estados Unidos vive preocupación por posibilidades de violencia política y el temor de que vaya a más de lo que hoy aparece como amenazas a legisladores. Es un desagradable prolegómeno a las elecciones del 8 de noviembre y una consideración que parece cada vez más presente en la vida política de ese país.

Cierto que el debate político-ideológico estadounidense incorpora tradicionalmente un lenguaje de violencia contenida, pero la polarización de los últimos años no se registraba en casi un siglo. O al menos no había llegado a los extremos actuales.

De hecho, ese extremismo ideológico ha sido el manto para actos terroristas como el atentado de Oklahoma, en 1995, o los tiroteos con motivaciones raciales y xenofóbicas que más frecuentemente que no parecen condonar los republicanos.

Ese nuevo extremismo ideológico llevó en su momento a que una multitud de partidarios del ahora expresidente Donald Trump asaltara el edificio del Capitolio en Washington el 6 de enero de 2021, en lo que fue un hecho inusitado y se califica ahora como un intento de golpe de estado porque su meta era evitar que se certificara la derrota electoral de Trump.

Ahora, un número de legisladores enfrenta amenazas de violencia, especialmente aquellos centristas en un partido republiano cada vez más dominado por la derecha y los demócratas liberales, en especial los representativos de minorías étnicas.

Pero no se puede hablar de inocentes. Si bien es cierto que el lenguaje de violencia política es más frecuente en los círculos derechistas que hoy predominan en el partido de Trump, presuntos grupos o personas de izquierda también han ventilado su irritación con amenazas.

“No me sorprendería si un senador o un miembro de la Cámara fueran asesinados”, dijo Susan Collins, senadora republicana por Maine, a The New York Times.Collins, que cumple su quinto mandato, es considerada como una centrista, liberal incluso en temas sociales, y eso la hace blanco de la oleada de amenazas. Para ella, “lo que comenzó con llamadas telefónicas abusivas ahora se está traduciendo en amenazas activas de violencia y violencia real”.

De acuerdo con el diario, en los cinco años posteriores a la elección del presidente Trump en 2016, “luego de una campaña con un nivel notable de lenguaje violento”, la cantidad de amenazas registradas contra miembros del Congreso se multiplicó por más de 10, a 9,625 en 2021.

La Policía del Capitolio abrió 1,820 casos y se espera que el número de amenazas aumente a medida que se acerquen las elecciones.  La situación es tanto más preocupante por cuanto en los últimos años se ha producido una mayor participación pública de grupos extremistas armados, especialmente vinculados con ideologías racistas, y se han registrado crecientes expresiones separatistas. 

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