Venezuelans: the New Migration Crisis

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El gobierno mexicano hizo un intercambio con el de Estados Unidos: algunas decenas de miles de visas temporales de trabajo (no agrícolas), la mayoría para mexicanos y otras para centroamericanos, por una nueva versión del Quédate en México ahora dirigida hacia la población venezolana.

Hay una lógica en el acuerdo de beneficio para mexicanos y de voltear a las poblaciones con mayor migración en los últimos meses desde Centroamérica. Lógico. El problema, más bien la pregunta, es cuánto está dispuesto a gastar en recursos y personal el gobierno mexicano para intentar ayudar a las comunidades fronterizas que recibirán a los venezolanos y de por sí están rebasadas por la migración hace meses.

Los primeros venezolanos deportados como parte del nuevo plan comenzaron a llegar a las ciudades fronterizas casi inmediatamente después del anuncio por parte de ambos gobiernos. Son cinco puntos: Tijuana, Nogales, Ciudad Juárez, Piedras Negras y Matamoros.

Los albergues en la frontera están todos rebasados. Ahí están en su mayoría migrantes guatemaltecos, hondureños o salvadoreños y todavía haitianos. Por más que EU ha intentado acelerar algunos procesos después de las políticas trumpistas, las nuevas olas del sur y de México simplemente hacen que la infraestructura no tenga manera de atender a tantos miles.

Estos días en nuestras pantallas de MILENIO TV hemos dado cuenta de lo que ya está sucediendo en las calles… porque en los albergues no hay lugar.

En un intento por aliviar la presión, las autoridades mexicanas iniciaron el traslado a Ciudad de México de cerca de un centenar de venezolanos.

Otras medidas simplemente resultan un desastre, como reportó la agencia AP: las autoridades migratorias mexicanas embarcaron en dos autobuses a un primer grupo de venezolanos, que fue expulsado el jueves de EU, y los trasladó desde la ciudad fronteriza de Matamoros, Tamaulipas, hasta la sede de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), en el centro de la capital mexicana. Sin alimentos y ninguna protección para el frío, y totalmente desorientados, fueron dejados el sábado cerca de un centenar de venezolanos frente a las puertas de la Comar, la cual no labora durante el fin de semana.

Es cierto, por lo menos ahora se consiguieron algunas visas temporales. Pero las medidas a medias solo dan soluciones a medias. En esas llevamos décadas.

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