The ‘FOMO’ in New York

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Es un momento para el pánico o para aprovechar las oportunidades y la verdadera habilidad es detectar el momento más adecuado para invertir o jugar la baza de la liquidez

Nicolai Gogol (1809-1852), nacido en Ucrania, autor entre otras cosas de Taras Bulba, una novela de aventuras con protagonista cosaco muy leída por los adolescentes españoles de los años setenta del siglo pasado, escribió en Almas Muertas –sin duda su mejor obra–, que «el pánico es más contagioso que la peste y se comunica en un instante».

Los pánicos bursátiles son tan temidos como legendarios porque han provocado, nadie sabe en qué proporción con exactitud, tanto ruinas pavorosas como fortunas súbitas. Es un asunto de aprovechar las oportunidades y, sobre todo, tener sangre fría y, sin duda lo más importante, no tener deudas, que son la soga en casa del ahorcado. Los pánicos, además, son de doble dirección, el de perderlo todo y el de dejar pasar una oportunidad que, en teoría, parece cantada.

Ahora, en Estados Unidos, en Wall Street, pero también en muchos mercados –y el europeo, incluido el español no es una excepción– impera lo que los americanos, con su obsesión casi enfermiza por los acrónimos, llaman «Fomo» –fear of missing out–, es decir, el temor a quedarse fuera de la fiesta cuando llegue la verdadera recuperación, que llegará. El problema es que la bolsa americana emite todavía señales de alarma y, al otro lado del Atlántico, en la eurozona, la inflación se ha disparado hasta el 10,7%, casi lo nunca visto tras la II Guerra Mundial, que para muchos es prehistoria.

Hoy, miércoles, la Reserva Federal –el banco central de los Estados Unidos– es muy probable que vuelva a subir los tipos de interés otros 75 puntos básicos y todo indica que, en unos meses, el precio del dinero rondará allí el 5%, lo que significa que en la eurozona también volverá a subir. Puede ser doloroso, pero es el largo camino hacia la normalidad, porque el precio del dinero en negativo es un contrasentido. Por otra parte, también es un momento para el pánico o para aprovechar las oportunidades, porque como siempre todo es posible, con y sin «fomo» y la verdadera habilidad es detectar el momento más adecuado para invertir o jugar la baza de la liquidez. Ahora al pánico lo llaman «Fomo», tan contagioso como todos y como decía el ucraniano Nicolai Gogol. Los «Fomo» de Nueva York.

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