Trump y AMLO: una relación no tan extraña
El magnate y su política hallaron un buen interlocutor en un López Obrador que desconfía de los intentos “extranjeros” de influir en situaciones domésticas
Cuando Elon Musk, el controversial dueño de la plataforma social Twitter preguntó a sus seguidores si debía levantar la prohibición contra Donald Trump la respuesta fue mayoritariamente positiva.
Uno de los que votaron “sí” fue el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, que parece tener una extraña relación con Trump. “La Estatua de la Libertad no debe quedar como un símbolo vacío”, agregó AMLO en su mensaje.
“El Presidente de México es un gran tipo… socialista, pero está bien: no se puede tener todo. Es un gran hombre y un gran amigo”, dijo Trump, el pasado 15 de noviembre, al anunciar que buscará la candidatura presidencial republicana con la intención de volver a la Casa Blanca en 2024.
El magnate hizo énfasis en que el gobierno mexicano puso 28 mil soldados, “libre de costo” para EU, en la tarea de evitar la llegada a la frontera de caravanas de inmigrantes y peticionarios de asilo “mientras construimos el muro”.
No mencionó, por cierto, su amenaza de incrementar hasta 25% las tarifas a la importación de productos mexicanos.
“Trump siempre tuvo una relación de trabajo muy cordial con López Obrador. De hecho, lo mencionó en su discurso hace unos días, cuando lanzó su candidatura de nuevo. Y si bien ideológicamente están en diferentes polos del espectro político, el Presidente republicano siempre defendía los derechos de los americanos de EU y sabía que tenía que trabajar con su par mexicano para asegurarse que la frontera estuviese segura. Y es por eso que tuvieron una relación de trabajo amistosa, cordial y productiva, para avanzar los intereses estadounidenses”, señaló a su vez Carlos Díaz Rosillo, que fuera asesor presidencial y director de Políticas Públicas de la Casa Blanca bajo Trump.
AMLO hizo un comentario similar, cuando se refirió a Trump como un hombre que había sido respetuoso hacia México.
Díaz Rosilllo estuvo en México para participar el fin de semana pasado en la Conferencia Política Conservadora Estadounidense, que convocó a muchos personajes mexicanos y latinoamericanos incluidos, a la derecha del centro.
La relación puede parecer extraña, sobre todo, ante la animosidad de la derecha dentro y fuera de México hacia un dirigente al que consideran como “comunista”, pero refleja también la formulación de la política exterior tanto de Trump y en alguna medida de López Obrador: mero instrumento para metas de política doméstica.
Ambos desconfían de la globalización.
La propuesta de Trump acomodó –y se ajusta– a los estadounidenses partidarios del aislacionismo que consideran que la relación con el mundo amenaza su forma de vida.
En el caso del vínculo con México, Trump y su política parecieron encontrar un buen interlocutor en un López Obrador que desconfía de los intentos “extranjeros” de influir en situaciones domésticas, así sea por causas como el calentamiento global o los derechos humanos.
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