El veredicto que el jurado emitirá en Brooklyn respecto a los cargos que pesan contra Genaro García Luna definirá el futuro de la relación entre México y Estados
Si la semana próxima las pruebas que presentará la fiscal Saritha Komatireddy no robustecen la acusación, el ex funcionario responsable de la seguridad durante el gobierno de Felipe Calderón podría salir libre y entonces caerá sobre la Agencia de Control de Drogas (DEA) un juicio político de proporciones atómicas por haber acusado sin evidencia suficiente a un personaje políticamente muy relevante.
¿Qué legitimidad tendría esta agencia en el futuro para negociar, por ejemplo con las autoridades mexicanas, si esta acusación termina siendo un fiasco?
No es solamente García Luna quien está sentado en el banquillo de los acusados, también la DEA está siendo juzgada, políticamente, durante el proceso judicial.
La defensa del ex funcionario mexicano, encabezada por el abogado César de Castro, se ha esmerado en demostrar que los testimonios presentados por la fiscalía en contra de su cliente son mentirosos.
De acuerdo con esta versión Tirso Martínez, El Futbolista; Óscar Nava Valencia, El Lobo; Harold Poveda, El Conejo; Edgar Veytia, El Diablo; o Sergio Villarreal, El Grande, son todos testigos interesados en agradar a la fiscalía para obtener beneficios. Además de esta sombra de duda, las declaraciones presentadas, en su mayoría, son de oídas, o bien no ofrecen evidencia distinta a la palabra para corroborar.
La apariencia de ser un criminal no alcanza para conseguir una sentencia condenatoria. El mejor ejemplo de esto ocurrió, hacia finales del año 2018, durante el juicio –presidido también por el juez Brian Cogan– en contra de Joaquín El Chapo Guzmán.
Me recuerda el periodista Jesús Esquivel que, de manera similar a como ha transcurrido el proceso contra Genaro García Luna, la fiscalía de Brooklyn condujo al estrado a un una veintena de testigos que acusaban directa o indirectamente al Chapo Guzmán de haber conspirado para traficar drogas, pero que no fue hasta que la parte acusadora presentó una grabación con la voz del imputado negociando con un representante de la guerrilla colombiana, sobre un cargamento de droga, que el jurado tuvo plena convicción a propósito de la culpabilidad del Chapo.
¿Cuenta en esta ocasión la fiscal Komatireddy con evidencia igual de contundente para el caso García Luna? Esta es la pregunta que permanecerá en vilo hasta la semana próxima.
Ha trascendido a la prensa que la fiscalía va a presentar el lunes próximo un último testimonio y que será contundente para cerrar la acusación. También se sabe que el juez Cogan recibirá una serie de pruebas documentales definitivas para que el jurado encuentre culpable al ex funcionario mexicano.
Se especula sobre tres nombres como posibles testimonios: Jesús Zambada García, Ivan Reyes Arzate y Edgar Valdés Villarreal.
Durante el juicio que enfrentó el Chapo Guzmán, Jesús Zambada declaró haber sobornado diréctametne a García Luna en dos ocasiones, la primera por cinco y la segunda por tres millones de dólares.
Este testimonio sería distinto a los presentados previamente por la fiscalía porque refiere a un acto directo de cohecho.
El testimonio de Iván Reyes Arzate sería más interesante ya que se trata de un funcionario que colaboró bajo las órdenes directas de Genaro García Luna y por tanto pudo haber sido testigo, también directo, de más de un acto delictivo cometido por su jefe.
El tercer testigo posible es Edgar Valdés Villarreal, alias La Barbie, quien en 2010 envió una carta a los medios de comunicación para acusar a Genaro García Luna, entre otros servidores públicos, de haberle entregado dinero al acusado.
Aquella misiva concluyó con una frase que podría escucharse de nuevo la semana próxima en el juzgado de Brooklyn: “yo pude haber hecho lo que haya hecho, pero ellos, los funcionarios públicos … también son parte de la estructura criminal de este país (México)”.
En esa misma carta Valdés Villarreal afirma que Genaro García Luna habría recibido sobornos desde el año 2002, es decir, cuando era titular de la Agencia Federal de Investigación (AFI). También aseguró que el ex presidente Felipe Calderón tenía esta misma información cuando lo nombró secretario de Seguridad Pública, cuatro años después.
La declaración de La Barbie estaría acompañada por evidencia en video demostrando complicidad entre la AFI y el cártel de Sinaloa en un hecho de sangre ocurrido en mayo de 2005 en la ciudad de Acapulco.
Un operador de Los Zetas de nombre Miguel Vizcarra fue detenido por agentes bajo las ordenes de García Luna quienes, a su vez, lo entregaron a Valdés Villarreal para que este criminal lo ultimara bajo la lente de una cámara.
¿Quién de estos tres sujetos será el testigo misterioso que subirá al estrado en un par de días? No hay más información que permita saberlo. Es posible trambién que se trate de alguien más.
Si bien las declaraciones de Zambada, Arzate y Valdés Villarreal podrían robustecer las acusaciones ya presentadas en la corte de Brooklyn, ninguna alcanza a ofrecer una pieza de evidencia, no testimonial, tan contundente como la grabación que terminó hundiendo, en 2018, a Joaquin El Chapo Guzman.
Queda como posibilidad que la fiscalía cuente con una grabación capaz de confirmar, sin ninguna sombra de duda, el involucramiento de García Luna con el crimen organizado. Al parecer Arturo Beltrán Leyva solía grabar todas las conversaciones en las que participaba. Si fuese verdad que ese capo y el ex policía sostuvieron varias conversaciones personales, podría ser que Beltrán haya guardado registro de los encuentros y por tanto no sería descabellado que esta sea la prueba definitiva que la fiscalía se guardó para el final.
En cualquier caso muy pronto sabremos para quién será la sentencia, si para la DEA o para Genaro García Luna.
Leave a Reply
You must be logged in to post a comment.