Part of the press release from the FBI reads as follows: “On March 3, 2023, four United States citizens crossed Matamoros, Tamaulipas, in a white minivan with North Carolina number plates. Shortly after crossing into Mexico, unidentified gunmen shot at the passengers in the vehicle. The gunmen bundled the four U.S. citizens into another vehicle and fled the scene with them.”*
Reactions to this event came swiftly because the speed with which the Mexican government acted and managed to find the U.S. citizens came as a surprise, particularly when contrasted with the more than 100,000 missing persons in the country and the countless number of unpunished crimes. Delia Quiroa, the activist searching for her brother who has been missing for almost 10 years, wrote on Twitter: "If only our government searched with the same strength and due diligence for our own missing in Mexico.”
In the U.S., in a tense political environment where border security has been a thorny issue on the current administration’s agenda, the incident was used by the Republicans in Congress to claim that President Joe Biden “has not done enough.” Likewise, the Mexican president was also questioned on these issues with probing questions, such as “Why do you protect the cartels” by proposing bold bills that would imply a U.S. military presence in Mexico?
What was the official response from Andrés Manuel López Obrador? In principle, he praised the actions of the Mexican government. “They acted well,” were the words of the president regarding the conclusion of the case, also pointing out that foreign intervention in matters of national security will not be allowed.
“[A] tragic reminder that requires us to reaffirm our governments’ commitment to secure our shared border and strengthen the fight against transnational criminal organizations,” Ambassador Ken Salazar declared, and although the possibility of the U.S. government designating Mexican cartels as terrorists seems distant, what is very close at hand is a crisis in the bilateral relationship a year before elections in both countries, which does not bode well for calming tempers. On the contrary, it exalts nationalism.
In the absence of a clear and forceful strategy in the face of this wave of violence, it seems that the Mexican government is losing twice over. On the one hand, it is incapable of counteracting the power seized by organized crime, putting the security of its citizens at stake. On the other hand, in the bilateral relationship, the figures of more than 70,000 U.S. deaths due to fentanyl consumption and a letter from a criminal group lamenting the facts worry Washington and lay bare the power vacuum it has not been able to take back with authority and clear efforts. As has been no surprise during this administration, the reading of the international scene has left much to be desired, as it seems it is already too late to address a new crisis in the relationship with the U.S. caused by this new poison.
*Editor’s Note: This quote, though accurately translated, could not be independently verified.
Parte del comunicado de prensa del Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI)
Parte del comunicado de prensa del Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI), lo relata de la siguiente manera: “El día 3 de marzo del 2023, cuatro ciudadanos de los Estados Unidos cruzaron Matamoros, Tamaulipas en una minivan blanca con placas de Carolina del Norte. Poco después de cruzar a México, hombres armados no identificados dispararon a los pasajeros del vehículo. Los hombres armados introdujeron a los cuatro ciudadanos estadounidenses a otro vehículo y huyeron de la escena con ellos”.
Las reacciones no se hicieron esperar, pues ante la velocidad con la que el gobierno mexicano actuó y logró dar con los ciudadanos estadounidenses, generó sorpresa al contrastarlo con las más de 100 mil personas desaparecidas en el país y la innumerable cantidad de crímenes impunes. Delia Quiroa, la activista en búsqueda de su hermano desaparecido desde hace casi 10 años escribió en la red social Twitter “Ojalá con esa misma fuerza y debida diligencia de nuestro gobierno se buscara a nuestras y nuestros desaparecidos en México”.
En Estados Unidos, dentro de un ambiente político tenso y donde la seguridad fronteriza ha sido un tema espinoso en la agenda de la administración actual, el incidente fue aprovechado por el sector republicano del Congreso para asegurar que el presidente Biden “no ha hecho lo suficiente”. Asimismo, también se cuestionó desde ese territorio al presidente mexicano, lanzando fuertes cuestionamientos como “¿Por qué protégé a los cárteles?” y proponiendo osadas iniciativas de ley que supondrían presencia militar estadounidense en México.
¿Cuál fue la respuesta oficial?, por parte de López Obrador, en principio: elogiar el actuar del gobierno mexicano, “se actuó bien”, fueron las palabras del mandatario respecto a la conclusión del caso, puntualizando también que no se permitirá la intervención extranjera en asuntos de seguridad nacional.
“…trágico recordatorio que nos exige reafirmar el compromiso de nuestros gobiernos para asegurar nuestra frontera compartida y fortalecer el combate a las organizaciones criminales trasnacionales”, declaró el Embajador Ken Salazar, y aunque la posibilidad de designar a los cárteles mexicanos como terroristas por parte del Ejecutivo estadounidense se ve lejana, lo que se ve muy de cerca es una crisis en la relación bilateral un año antes de elecciones en ambos territorios, lo que no presagia que se calmen los ánimos y, por el contrario, se exalten los nacionalismos.
Ante la falta de una estrategia clara y contundente frente a la oleada de violencia, parece que el gobierno mexicano pierde por partida doble, por un lado, se le ve incapaz de contrarrestar el poder tomado por el crimen organizado, poniendo en juego la seguridad de sus ciudadanos. Por el otro, en la relación bilateral, las cifras de más de 70 mil muertos estadounidenses a causa del consumo de fentanilo y una carta por parte de un grupo criminal lamentando los hechos, inquietan a Washington y dejan al desnudo los vacíos de poder que no han sido capaces de retomar con autoridad y esfuerzos claros. Como no ha sido sorpresa durante esta administración, la lectura del escenario internacional ha dejado mucho que desear, pues parece que ya es muy tarde para atender una nueva crisis en la relación con Estados Unidos ocasionada por este nuevo veneno.
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These costly U.S. attacks failed to achieve their goals, but were conducted in order to inflict a blow against Yemen, for daring to challenge the Israelis.