Hoy, el T-MEC es la zona comercial más grande del mundo, cuyos intercambios trilaterales alcanzan la cifra annual de 1.2 trillones de dólares
Este año se cumplen tres décadas desde que fue suscrito el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) por los Presidentes de México, Estados Unidos y el primer ministro de Canadá, en diciembre de 1992, con el fin de crear una zona encaminada a eliminar y superar obstáculos al comercio y facilitar la circulación de bienes y servicios, promover condiciones de competencia leal y aumentar las actividades de inversión entre los tres países.
En noviembre de 2018, las tres naciones suscribieron un nuevo acuerdo, el T-MEC que contiene muchos de los elementos del TLCAN, actualizando y potencializando sus alcances a efecto de incrementar aún más los intercambios, inversiones y servicios comerciales regionales.
Hoy, el T-MEC es la zona comercial más grande del mundo, cuyos intercambios trilaterales alcanzan la cifra annual de 1.2 trillones de dólares (trillions en la nomenclatura estadounidense). Para entender la astronómica cifra, hay que agregar 12 ceros a 1.2).
De acuerdo con estimaciones oficiales, el comercio entre México y Estados Unidos alcanzó, en 2022, la cifra histórica de 779 mil 308 millones de dólares, un crecimiento de 17 por ciento respecto al monto registrado en 2021.
Tras cuatro años de trabajo, iniciados en 2018, que reunió a especialistas de los tres países, el Instituto México del Wilson Center de Washington, publicó el año pasado un importante estudio titulado “Norteamérica 2.0, forjando un futuro continental”, dirigido por Tom Long y Alan Bersin.
En dicho informe, se destaca que Norteamérica tiene en el escenario mundial una gran variedad de activos que le confieren ventajas comparativas inigualables.
Cuenta con un amplio territorio continental y marítimo (con acceso a los Océanos Atlántico, Pacífico y Ártico), con 500 millones de personas, un bono demográfico favorable, cuyas economías generan 30 por ciento de los bienes y servicios globales, y flujos comerciales que representan 17 por ciento del comercio global.
El estudio en cuestión, muestra que América del Norte se ha construido principalmente desde abajo hacia arriba. A lo largo de estos años, se han fortalecido y multiplicado las interacciones entre funcionarios de los distintos niveles de gobierno de los tres países. Lo mismo ha sucedido con empresarios y técnicos de prácticamente todos los sectores industriales y agropecuarios.
Estas conexiones han convertido a la región en un gigante económico y comercial. Aunque “NAFTA” fue durante mucho tiempo un símbolo impopular en la política interna de EU, hay evidencia de que actualmente la mayoría de los encuestados mexicanos, estadounidenses y canadienses ven positivamente el T-MEC y están a favor de la cooperación regional para impulsar las cadenas comerciales de valor mediante el nearshoring y allyshoring, cuestiones que abordaremos con amplitud en un próximo artículo.
Por ahora, basta con apuntar que –en mi opinión– la mejor apuesta para el futuro del desarrollo nacional es aprovechar y fortalecer aún más nuestra integración económica en Norteamérica.
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