Pero como cualquier intento bipartisano por enfrentar un problema real, la propuesta parece condenada de antemano por un ambiente de polarización en el país y particularmente en el Congreso
WASHINGTON. Una nueva propuesta de reforma migratoria es halagada aquí como un raro esfuerzo bipartisano por enfrentar uno de los más complicados y vejantes problemas de los Estados Unidos.
Pero como cualquier intento bipartisano por enfrentar un problema real, la propuesta parece condenada de antemano por un ambiente de polarización en el país y particularmente en el Congreso.
But like any bipartisan attempt to tackle a real problem, the proposal seems doomed in advance by an atmosphere of polarisation in the country, particularly in Congress.
Encabezado por la republicana María Elvira Salazar (cubano-estadounidense de Miami, Florida) y la demócrata Verónica Escobar (méxico-estadounidense de El Paso, Texas), un grupo de hasta siete legisladores de ambos partidos, propone soluciones a discutir para un conflicto político que lleva décadas.
El proyecto busca actualizar lo que a todas luces es un obsoleto y disfuncional sistema de inmigración de EU mediante el aumento de los fondos para la seguridad fronteriza, la expansión de los canales de migración legal y la legalización de algunos de los inmigrantes que actualmente viven en el país sin permiso.
Igualmente, propone abrir caminos para la regularización y aún acceso a ciudadanía para los “soñadores”, los hijos que inmigrantes indocumentados trajeron consigo y crecieron aquí.
El proyecto de ley de casi 500 páginas, es la propuesta más detallada y de mayor alcance de los últimos años en el Congreso para reformar las leyes de inmigración estadounidense.
De hecho, la cadena CBS hizo notar que al igual que otros proyectos de ley de inmigración integrales anteriores, la propuesta enfrenta grandes dificultades.
De entrada, está en vísperas de una campaña presidencial en la que, por lo pronto, los temas de migración y seguridad fronteriza sirven como foco de atención para la derecha, que los ve como una demostración práctica de la debilidad del presidente, el demócrata Joe Biden.
En especial, como hace 40 años, los republicanos cuestionan la idea de legalizar a inmigrantes indocumentados sin antes promulgar políticas más estrictas para disuadir la llegada de inmigrantes a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México.
El tema migratorio es recurrente, sobre todo, en los alegatos republicanos en torno a la frontera y la llegada de presuntos indeseables. El actual “susto” comenzó con la campaña electoral de Donald Trump en 2016, que aprovechó luego la llegada de las primeras “caravanas” procedentes de América Central para promover medidas de cierre de la frontera.
Ahora, en vísperas de una nueva campaña, los republicanos se preparan a usar de nuevo la conflictiva situación creada en su frontera sur por el fin del “Título 42”, la ley que permitía evitar la entrada de inmigrantes o peticionarios de asilo por razones sanitarias.
Pero al mismo tiempo, grupos académicos, incluso algunos conservadores, afirman que los beneficios de la inmigración superan sus costos, y urgen a resolver la situación de los 11.3 millones de residentes indocumentados en los Estados Unidos –alrededor de la mitad son de origen mexicano–.
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