Si nuestros vecinos pudieran destinar todo su producto anual al pago de su deuda, requerirían poco más de tres años para saldarla.
En los años 60 y 70 hubieran requerido no más de año y medio. Cambio estructural tremendo desde 2008 y 2009. Incluso si crecieran a su potencial oficial (2 por ciento real al año), requerirían hasta cuatro o más años para pagar su deuda. Incluso más si no hay una solución de fondo a su endeudamiento, que supone –ante todo– liberar otros recursos para invertir y dejar de depender –incluso de manera creciente– del financiamiento externo, de China y Japón, preferentemente.
¿Qué significa esta tendencia para nuestro país, “entusiasmado” con la relocalización industrial? Debemos verlo en perspectiva. Dificultades para el movimiento de inversiones. Ya hemos comentado que hoy la deuda privada acumula un monto de 65,700 miles de millones de dólares, casi 68 por ciento del total, y la pública 32,000 miles de millones de dólares, poco más de 32 por ciento. Pero no nos engañemos ni allá, ni aquí. Toda la deuda la pagan los contribuyentes.
En Estados Unidos casi un tercio del endeudamiento privado corresponde a los hogares. Sí, cerca de 130 millones de hogares deben 19,700 miles de millones de dólares, poco más de 150 mil dólares por hogar. Las empresas privadas no financieras, por su parte, adeudan casi otro tercio, con un monto del orden de 20,000 miles de millones de dólares. El complemento del endeudamiento privado corresponde a las empresas privadas financieras, próximo a 26,000 miles de millones de dólares. Sumado al endeudamiento de hogares y empresas no financieras acumula, precisamente, ese volumen de deuda privada de 65,700 miles de millones señalado.
Ahora bien, la deuda de hogares (y organizaciones no lucrativas) estadunidenses tiene, fundamentalmente, tres componentes: 1) endeudamiento por créditos hipotecarios, actualmente del orden de 12,600 miles de millones de dólares; 2) endeudamiento por créditos al consumo, hoy en día con una suma próxima a 4,800 miles de millones de dólares; 3) finalmente, otros tipos de endeudamiento, con un monto actual de casi 2,300 miles de millones de dólares. Esto da ese total de deuda de hogares de 19,700 miles de millones de dólares también señalado antes.
Así, los hogares de nuestros vecinos son responsables directos de 20 por ciento del endeudamiento total. Un monto que –según estimaciones de la OCDE– en términos de su ingreso personal neto disponible (descontados impuestos y obligaciones fiscales) equivale a 102 por ciento. Y –hay que decirlo– en estos momentos los créditos hipotecarios de los hogares representan 13 por ciento del total de la deuda estadunidense, luego de la gran explosión de deuda hipotecaria entre 1998 y 2008, que la llevó de 16 a 21 por ciento de la deuda total, para luego descender actualmente a ese 13 por ciento mencionado. Además, de la responsabilidad –por impuestos y obligaciones fiscales– del endeudamiento público que –repitámoslo– hoy concentra la tercera parte del total. ¿Por qué? Por la liberación de 15 puntos porcentuales de la deuda privada y es que –comentémoslo una vez más– de 2008 en adelante, se “desendeudaron” los privados y los gobiernos estatal y local, y se “endeudó” el federal. Enroque clásico del ajedrez económico.
En 2008, la deuda privada era 83 por ciento del total. La pública solamente 17 por ciento. Hoy en día, la privada es 68 por ciento y la pública del 32. ¿Cuál sector privado experimentó la máxima liberación de deuda? Los hogares perdieron seis puntos porcentuales, las empresas no financieras cinco puntos, pero las empresas financieras perdieron 10 puntos porcentuales. ¡Más claro ni el agua!
Veremos más detalles pronto. De veras.
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