Candidatos independientes pueden influir
Una ventaja de los partidos políticos tradicionales es que han existido por más de 150 años
A un año de las presidenciales, el disgusto de los estadounidenses con los que parecen inevitables candidatos, el demócrata Joe Biden, y el republicano expresidente Donald Trump, se refleja en lo que de momento se presenta como una gran curiosidad por posibles aspirantes independientes o de terceros partidos.
La prensa de EU consigna que la candidatura independiente de Robert F. Kennedy Jr. Atrae la atención de hasta 22% de los votantes y que otras dos, la del académico afroestadounidense izquierdista Cornel West, y la ecologista Jill Stein, por el Partido Verde, provocan curiosidad aunque no muchos puntos de popularidad.
Ninguno tiene posibilidades reales de ganar. El sistema político-electoral estadounidense plantea una considerable cantidad de obstáculos, incluso el hecho de que deben inscribirse en los 50 estados, lo que indicaría además, la nada simple tarea de crear una infraestructura al menos básica en cada uno de ellos.
A cambio de tener pocas posibilidades de victoria, los independientes tienen la capacidad de influir en los resultados de la elección: dado que la votación se realiza estado por estado, para elegir delegados que a su vez votarán por uno de los aspirantes.
Una de las ventajas de los partidos políticos tradicionales es que han existido por más de 150 años y son, en gran medida, una coalición de partidos estatales, vinculados por principios similares –aunque a veces con énfasis divergentes– y coordinados por un comité nacional.
Eso quiere decir que un aspirante independiente puede afectar el voto de uno u otro de los candidatos, algo que ya ha ocurrido.
La más notable es la elección de 1912, cuando el expresidente Teddy Rosevelt cuestionó la candidatura a la reelección presidencial de su presunto correligionario, pero mucho más conservador, William Taft, y lanzó una candidatura independiente: logró 27% del voto contra 23% de Taft. El demócrata Woodrow Wilson ganó la Presidencia con 41.8% del sufragio.
En 1992, el conservador Ross Perot presentó candidatura independiente contra el entonces presidente republicano George H.W. Bush, y el demócrata Bill Clinton. Perot obtuvo 19% del voto nacional, en detrimento de Bush, que tuvo 37.45% frente al 43.01% de Clinton.
Stein, por ejemplo, fue candidata presidencial del Partido Verde en 2016, y logró cerca de 1% de los votos a nivel nacional, pero sus sufragios en los estados de Michigan, Pensilvania y Wisconsin fueron más que los márgenes de victoria del entonces candidato Trump sobre Hillary Rodham Clinton.
El disgusto con los actuales inevitables candidatos en las elecciones actuales puede llevar votos a los independientes, en especial a Kennedy, y por tanto subir su impacto.
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