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En EU, dos visiones del mundo

Biden y Trump representan dos percepciones distintas del país y del mundo, y el triunfo de uno puede afectar lo que ocurra en el resto del planeta

WASHINGTON. Estados Unidos se prepara para lo que probablemente será un año electoral difícil, desagradable y sin duda consecuencial.

La elección enfrenta a Joe Biden, un Presidente en funciones, con una ideología liberal tradicional, con el expresidente Donald Trump, el egocéntrico líder de un movimiento de derecha populista. Uno tiene 81 años, el otro 77.

Pero, más allá de esa evidente diferencia, representan dos visiones distintas del país y del mundo, y el triunfo de uno puede afectar lo que ocurra en el resto del planeta.

Lo bueno, y lo malo, es que los estadounidenses quisieran que fueran otros candidatos. Los dos tienen imágenes personales negativas. Biden por su edad, su aparente debilidad física, y porque parece enfrentar problemas de cómo la economía y la migración parecen escapársele de las manos; su honradez está bajo el ataque de la ultraderecha republicana y aunque no han mostrado prueba en su contra se preparan a desarrollar un juicio de impugnación constitucional en el que esperan que culpas atribuidas a Hunter, el hijo de Biden, salpiquen al padre.

El juicio como tal no tiene futuro. Si la Cámara baja, que determinará la acusación, está controlada por una raquítica mayoría republicana, la de senadores, que decidirá por su validez legal, está en manos de una mínima mayoría demócrata.

Trump, por su parte, tiene la reputación de un timador, un hombre que fabrica sus propias verdades, y enfrenta al menos cuatro juicios que van de cuestiones fiscales a sedición, por sus esfuerzos para alterar los resultados de la elección de 2020. Eso le permite presentarse como víctima de persecución política.

El magnate encabeza una coalición de grupos nacionalistas y de derecha religiosa y ofrece mano dura hacia inmigrantes indocumentados, minorías y contra funcionarios que se oponen a sus políticas. Se le atribuyen ambiciones dictatoriales.

Uno busca mantener a EU como hegemón mundial y guardián de sus propuestas político-ideológicas: democracia liberal y comercio. Se le considera un promotor del internacionalismo.

El otro, pretendió bajo su régimen de 2016-20, reducir los compromisos internacionales de su país, en especial de defensa y comercio, y trató de abandonar el papel que su país desempeñó desde el final de la Segunda Guerra Mundial y arreglarse con sus competidores por la supremacía mundial. Se le considera como aislacionista.

El primero, sin embargo, ganó la Presidencia gracias a una coalición integrada por minorías étnicas, religiosas, sexuales, que confía mantener ante las consecuencias del gobierno de Trump, de limitaciones al derecho de aborto, y un renuente combate a la pandemia de COVID-19.

“Es básicamente un juicio sobre el trabajo de dos presidentes”, comentó Bill Schneider, un profesor emérito de la Universidad de George Mason y autor del libro Cómo los Estados Unidos se tornaron Ingobernables.

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