A Strange Presidential Campaign

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Una rara campaña presidencial

Las primarias se prolongan hasta mayo, aunque lo normal es que el candidato de al menos uno de los partidos quede perfilado el 5 de marzo

La temporada de elecciones primarias, o sea de selección de candidatos partidarios a la Presidencia de Estados Unidos, comenzará formalmente el lunes cuando los republicanos de Iowa discutan y voten en asambleas municipales sobre el candidato republicano de su preferencia.

Y para sorpresa de nadie, todo indica que el ganador será Donald Trump. Sus competidores, reducidos de hecho al gobernador de Florida Ron DeSantis y la exdiplomática y exgobernadora de Carolina del Norte, Nikki Haley, parecen resignados a pelear el derecho a ser tal vez el posible reemplazo de Trump o su compañero de fórmula.

Los demócratas harán el mismo ejercicio el 5 de marzo. Y en su caso, lo más difícil es pensar que haya otro candidato que el ahora presidente Joe Biden. Los hay, pero tanto el diputado Dean Phillips como la escritora Marianne Willliamson necesitarían algo más que un milagro para acercarse a Biden.

La temporada de primarias se prolonga hasta mayo, aunque lo normal es que el candidato de al menos uno de los partidos quede perfilado el 5 de marzo, el llamado “supermartes”, cuando estén en juego 19 estados y un buen porcentaje de los votos necesarios para la nominación.

No se esperan sorpresas, a menos de algún hecho extraordinario.

Teóricamente son fiestas partidistas donde demócratas y republicanos votan por sus favoritos para representarlos en noviembre.

Tanto Biden como Trump son profundamente impopulares. Según la organización Gallup, 41% de estadounidenses ve favorablemente a Biden, y 42 % a Trump. Puede decirse que preferirían tener otros candidatos. Tal como están las cosas, sin embargo, el aparato político de EU cree que los dos veteranos tienen asegurada la victoria en las respectivas primarias antes de que siquiera comiencen. Y eso hará por una larguísima campaña presidencial, más allá de los tradicionales meses de septiembre y octubre.

Cuando un Presidente en funciones busca la reelección, la campaña y los comicios son considerados como un referendo sobre su trabajo. Pero en este caso, y por primera vez en más de un siglo, el candidato opositor fue el Presidente derrotado en los comicios anteriores.

Será la segunda vez que Biden y Trump se enfrenten, pero a diferencia de su primer choque, en 2020, ahora hay mala sangre entre ellos, sobre todo, después de que Trump fuera contra la costumbre y se negara a reconocer el triunfo de Biden y lanzara acusaciones de fraude electoral que llevaron al intento de asonada del 6 de enero de 2021, para añadir dimensiones personales a la ya existente polarización política del país.

Pero Biden tiene 81 años de edad, de ser electo, tendría 82 al momento de su segunda toma de posesión. Trump, de ser electo en noviembre, sería a los 78 años y 220 días de edad, el más anciano estadounidense en tomar el poder (superaría por 159 días a Biden, que llegó de 78 años y 61 días).

Y de hecho, algunos analistas pronostican que será la campaña presidencial más negativa en la historia estadounidense.

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