EU: una campaña electoral divisiva
Una prolongada campaña presidencial hará resaltar más las debilidades que las virtudes de los participantes y será mucho más negativa
En una situación inédita, la campaña presidencial estadounidense de 2024 empezó el miércoles 6 de marzo, ocho meses antes de las elecciones generales del 5 de noviembre.
Cierto. Las candidaturas del presidente Joe Biden, por los demócratas, y de Donald Trump, por los republicanos, estaban predeterminadas hace meses aunque no fueron recibidas con entusiasmo.
Pueden ser los candidatos más impopulares en la historia de Estados Unidos.
Pero son lo que hay.
El proceso de las elecciones primarias y la votación partidista para la selección de candidatos no ha terminado. Falta la mitad de los 50 estados del país, pero la realidad es que una campaña que normalmente se desarrolla en septiembre y octubre comenzó ayer. Los dos aspirantes cargan con muchos negativos. Biden por sus 81 años de edad y su aparentemente débil estado físico; Trump por sus problemas judiciales y en menor medida, sus 77 años.
El actual Presidente enfrenta insatisfacción generalizada respecto a la situación del país y su futuro. Tiene una economía con números positivos y una inflación en descenso, pero a cambio un elevado costo de vida y una imagen de debilidad.
Trump, a su vez, es señalado por su negativa a aceptar el resultado de las elecciones de 2020 y a cambio mantener denuncias de trampa.
Y mientras es cierto que durante su mandato enfrentó el rechazo público, ahora parece estar en una posición distinta.
“Según muchos indicadores, los recuerdos públicos del caos de los años de Trump se han desvanecido. Una cosa está clara”, dijo Sarah Longwell, estratega republicana de “Nunca Trump”. “En este momento, (los votantes) están muy centrados en Biden. Saben lo que no les gusta de Joe. Pero han olvidado lo que no les gusta de Trump. No sienten por él el mismo desprecio visceral que vi en las elecciones de 2020”, consignó The Washington Post. Pero, al mismo tiempo, la contrastante situación de Trump parece un tanto frágil.
Los críticos del magnate creen contar con el propio aspirante republicano para consolidar su caso: por un lado, el impacto de los cuatro procesos con un total de 91 acusaciones, que van de fraude fiscal al estado de Nueva York a sedición por su conducta el 6 de enero de 2021, cuando sus partidarios invadieron el edificio del Capitolio para tratar de evitar la certificación legislativa de los comicios.
Por el otro, su tendencia retórica a promover causas vinculadas al nacionalismo blanco y visiones negativas de las minorías tiene buena recepción entre sus partidarios, pero causa rechazo entre los demócratas y por lo menos incomodidad y hasta intranquilidad entre independientes.
Una prolongada campaña presidencial, en todo caso, hará resaltar más las debilidades que las virtudes de los participantes, será seis meses más prolongada y mucho más negativa.
A fin de cuentas, una reedición de la campaña presidencial de 2020, pero más políticamente polarizada.
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