Una nueva versión de Guerra Fría
A reserva de sorpresas, esa situación bien puede ser la que el mundo enfrente los dos próximos meses
¿Estamos de regreso a los tiempos del MAD, la tesis de la “Guerra Fría” según la cual los grandes rivales de esa época, Estados Unidos y la Unión Soviética, tenían tal cantidad de armas nucleares que evitaban enfrentarse directamente para evitar la destrucción mutua?
A reserva de sorpresas, esa situación bien puede ser la que el mundo enfrente los dos próximos meses: la autorización del presidente Joe Biden para que Ucrania pueda usar cohetes tácticos estadounidenses contra blancos militares en una región de Rusia, ocurre en las postrimerías de su gobierno, urgida por la llegada de un presidente que como Donald Trump anunció durante su campaña electoral que cancelaría la ayuda a Ucrania y terminaría con la guerra iniciada esta vez con la invasión rusa de 2022.
El anuncio del cierre de embajadas en Kiev ante el temor a bombardeos rusos como represalia por el uso de misiles de largo alcance suministrados por Estados Unidos para atacar blancos militares rusos en Rusia, dramatizó la situación de un conflicto que esta vez lleva más de mil días en desarrollo.
En principio, la guerra está cargada en contra de Ucrania. Rusia no solo es un país más grande, sino una potencia militar por derecho propio y ha logrado superar las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea gracias a la adquisición China e India de materias primas, sobre todo gas y petróleo.
De acuerdo con todos los reportes, las fuerzas rusas han logrado avances en algunas regiones contiguas a las zonas ya ocupadas y la llegada del refuerzo de hasta once mil soldados norcoreanos -mediante un pacto con Corea del Norte- les permite ampliar su zona de actuación.
En otras palabras, el gobierno de Ucrania sabe que tiene un tiempo limitado antes de verse obligado a sentarse en la mesa de negociaciones, y para ello debe al menos intentar mantenerse en una posición de suficiente fuerza como para limitar las concesiones que probablemente se verán obligados a hacer.
El gobierno de Vladimir Putin en Rusia enfrentará decisiones propias. Rusia está otra vez en el centro de la política mundial, y tiene la ventaja de una clara doctrina geopolítica, que históricamente la llevó a buscar proteger su territorio mediante un cinturón de seguridad con países aliados en sus fronteras.
Pero su política llevará a roces con los Estados Unidos de Trump, aun con sus tendencias aislacionistas, y una Europa que no confía y nunca ha confiado en ella, aunque necesita sus materias primas.
Así que tal vez, sí, el mundo enfrenta una nueva etapa de MAD, que por cierto, significa Mutually Assured Destruction (Destrucción Mutua Asegurada) pero de otro estilo: el siglo pasado, se estimaba que para evitar el choque directo, las potencias se enfrentaban a través de terceros, sea políticamente con base en sus alianzas o del apoyo a descontentos en el otro bando. Pero hoy, la principal competencia económica entre Estados Unidos, se llama China.
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