En un artículo publicado por la influyente revista Foreign Affairs, McConnell advirtió contra la tendencia estadounidense a retraerse y reducir su gasto militar
Al iniciar su segunda presidencia, Donald Trump hará bien en restablecer el “poder duro” militar estadounidense como base de su política internacional, lo que implica mantener el respaldo a Ucrania frente a la invasión rusa y recordar que China es la mayor amenaza para su país.
Trump heredará “un mundo mucho más hostil a los intereses estadounidenses que el que dejó atrás hace cuatro años”, advirtió Mitch McConnell, que dejó el liderazgo de la ahora mayoritaria bancada republicana, pero mantiene una poderosa posición en el Senado estadounidense.
En un artículo publicado por la influyente revista Foreign Affairs, McConnell advirtió contra la tendencia estadounidense a retraerse y reducir su gasto militar.
Muchos en Washington “aceptan de palabra la realidad de la competencia entre grandes potencias, pero eluden invertir en el poder duro en el que realmente se basa esa competencia. Los costos de estas suposiciones erróneas se han vuelto evidentes. Pero la respuesta a cuatro años de debilidad no debe ser cuatro años de aislamiento”.
Apuntó entonces que dejar de apoyar a Ucrania es perder la oportunidad de erosionar el poderío ruso. Pero más allá, se hizo eco de argumentos según los cuales la supervivencia de Ucrania implica la supervivencia de Taiwán, en un escenario en el que considera a China como el principal competidor sistémico de los Estados Unidos.
“Una victoria rusa no solo dañaría el interés de Estados Unidos en la seguridad europea y aumentaría las necesidades militares estadounidenses en Europa; también agravaría las amenazas de China, Irán y Corea del Norte… La victoria rusa es inevitable solo si Occidente abandona a Ucrania”, precisó.
De hecho, subrayó que los Estados Unidos enfrentan ahora una “alineamiento estratégico” entre Rusia y China y al explicar ampliamente los fracasos de las administraciones anteriores que involucran a China, Rusia y Medio Oriente, propuso al gobierno entrante de Trump posiciones de política exterior que en su opinión “manejarán” a las que calificó como “potencias revanchistas” y, por tanto, reforzarán la primacía estadounidense.
Señaló por ejemplo, que China trata actualmente de extender su influencia a costas de la estadounidense y crear líneas de suministro que le permitan competir globalmente con los Estados Unidos.
“Trump haría bien en construir su política exterior sobre la piedra angular del liderazgo estadounidense: el poder duro”, escribió.
Las implicaciones del llamado de McConnell trascienden su descripción de la competencia con Rusia, China y aun Irán, países que en su opinión se sintieron alentados por la retracción estadounidense y políticas domésticas que consideró como de debilitamiento.
De hecho, bien puede ser una señal de tendencias presentes en la sociedad estadounidense que sin duda tendrán impacto en la relación de la potencia hegemónica con otros países del mundo.
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