With Trump, the EU Must Pay for Its Own Defense

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Giorgia Meloni y Viktor Orban van a ser interlocutores más acreditados que los actuales encabezados por Úrsula von der Leyen tan complaciente con Pedro Sánchez

Aunque ya estamos en el primer día laborable de este nuevo año 2025, el espíritu de estas fiestas de Navidad perdura hasta la gran fiesta de los Reyes Magos del próximo día 6 lunes, en lo que constituye de hecho un acueducto y no un mero puente festivo. La normalidad política oficial hasta entonces no se reanuda en España y preludia un año de intenso voltaje, al que el Rey se refería en su discurso de Navidad al igual que han hecho casi todos los presidentes autonómicos en los suyos de final de año, en los que se han referido a la crispación política unánimemente como un problema de especial gravedad al que nos enfrentamos. Por desgracia no debiera sorprender que ello suceda, dado que el sanchismo político lleva implícito en su ADN la polarización y el enfrentamiento, al intentar justificar su existencia en la necesidad de impedir a la ultraderecha el acceso al gobierno. Esa estrategia conlleva la necesidad de la polarización política y la fragmentación social en bandos divididos y opuestos. Además de otras circunstancias, no deja de ser llamativo -por calificarlo suavemente- que una coalición partidista formada entre formaciones separatistas golpistas, sucesores de ETA, comunistas y populistas de extrema izquierda –todos ellos acreditados «moderados»– se permita descalificar a sus opositores como ultraderechistas. Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, la UE dominada desde Bruselas por una coalición de partidos populares y socialistas va a verse obligada a adaptar su discurso oficial y su estrategia a esa nueva realidad. Giorgia Meloni y Viktor Orban van a ser interlocutores más acreditados que los actuales encabezados por Úrsula von der Leyen tan complaciente con Pedro Sánchez. La OTAN va a tomar un nuevo protagonismo, asumiendo la UE que su defensa no debe estar en manos de EEUU sino en las suyas y que la seguridad «hay que pagarla». El sanchismo tiene en Trump a un adversario político demasiado poderoso para creer que todo va a seguir igual. En dos ámbitos la batalla va a ser frontal: en el cultural, con el fenómeno woke y, en el militar, con el gasto en Defensa. A los Sánchez, Yolanda, Urtasun, Belarra, Montero y compañía, tan «pacifistas de salón», se les acaba seguir siendo los últimos en el ranking de contribuyentes a la OTAN, con un 1,2% del PIB. Trump ya avanza que «Europa debe pagar su defensa» y habla de un 5% del PIB. El problema es que eso no lo pagan los sanchistas de su bolsillo, sino todos los españoles. De la cultura woke hablaremos también.

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