King Trump: ‘America Is Back’

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Trump el Rey de un Estados Unidos que ha vuelto

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump

Seis semanas después de su toma de posesión como presidente de Estados Unidos y cumpliendo el precepto constitucional de presentar sus planes de trabajo en lo que se conoce como el Discurso de la Unión ante los miembros del Congreso y del Senado, Donald Trump protagonizó el pasado martes una operación de marketing político y de comunicación para demostrar ante el mundo que la decadencia americana, la pérdida de liderazgo y su crisis estructural ha acabado porque con él , “Estados Unidos ha vuelto”.

Esta operación de marketing político que se realizó en presencia de un partido demócrata cuyos representantes protestaron un poco pero que fueron meros espectadores de como el presidente americano les culpaba de todos los males de la nación, tuvo dos componentes vitales para entender cuál va a ser en el futuro el modo y las maneras de actuar de un presidente que solo tiene 4 años para ejecutar sus políticas, sin traba ninguna salvo la judicial, al tener mayoría en las dos cámaras de representación legislativa.

El primero de estos componentes ha sido sin duda el escenario, dado que tanto su acceso a la cámara como el comportamiento de los representantes legislativos, convirtieron el discurso en la reaparición de algo parecido a un rey que retorna a la actividad, aclamado y considerado como un salvador de la decadencia nortea mericana, de la falta de liderazgo ante sus competidores externos en un mundo que está cambiando sus posiciones e internamente como el político capaz de recuperar la evidente desunión de una sociedad dividida y polarizada como es la sociedad norteamericana.

El segundo de los aspectos destacados de este discurso, ha sido la utilización de los ciudadanos americanos presentes en la cámara, en una manera inusual en los parlamentos europeos y que solo puede darse en las cámaras de origen sajón, interactuando con ellos y convirtiéndoles en la causa de sus situaciones de vida para la realización y desarrollo de sus políticas, haciéndoles protagonistas nominales de sus medidas de gobierno. Así utilizó a un guardia de inmigración que tuvo un tiroteo en la frontera para hablar de sus políticas de inmigración, a la hija y viuda de un militar americano que fue asesinado en Afganistán, a una joven deportista que perdió una competición con alguien que había cambiado de sexo para anunciar la prohibición de su participación en competiciones deportivas femeninas, a Elon Musk, un empresario metido a político que no ostenta un cargo definido pero que se encargará de recortar gastos en la administración americana, para lo que utilizó como ej el modo que se estaban pagando las pensiones , hasta el punto de que explicó que hasta su llegada, la administración pagaba sin control pensiones a personas de más de 100 años de edad, resultando inverosímil incluso su existencia, o cuando puso como ejemplo la anunciada inversión de una empresa de Taiwán, fabricante de conductores que relazará una inversión de 100 mil millones de dólares para evitar aranceles, el nuevo impulso al sector del automóvil o cuando se quejó de la incipiente inflación que sufre la cesta de la compra por la importación de productos agrícolas extranjeros que impiden la venta y la mejora de la vida de los agricultores.

En su discurso, apenas hizo mención a temas como Ucrania, en donde si expresó la necesidad de alcanzar la paz, quejándose de la falta de contraprestación recibida a cambio de la ayuda enviada y mencionando de refilón a una Europa que debería implicarse más en materia de defensa con inversiones, resultando curioso que no hiciera ninguna referencia a la Otan, a pesar de que se había rumoreado la posible salida de Estados Unidos de la organización militar.

Escuchado este discurso y analizado cual va a ser la nueva política norteamericana, lo que si ha quedado claro es que, a partir de ahora, Estados Unidos irá a lo suyo centrándose en sí mismo para seguir siendo ese líder que dice ser pero que ha olvidado su ejercicio con la pretensión de que los demás se rindan a sus pretensiones, no dudando para ello, no respetar otras reglas que las que ayuden a sus necesidades, ni otros caminos que les desvíen de esa expresión más soñadora que real de que “Estados Unidos ha vuelto” y que Donald Trump será ese Rey sin corona que intentará que todos se plieguen a sus deseos o serán castigados con sus “aranceles de desprecio político” sin aliados definidos y con servidumbres impuestas.

¿Será capaz de conseguirlo en tan solo 4 años o quizás para completar su camino aspirará a tener un tercer mandato en lo que se denomina “el nuevo orden”?

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