The central themes of the debate were employment generation, handling taxes, reducing the federal budget, the health care system and the role of the federal government in supporting private entrepreneurship — all of this with the aim of reactivating the economy. In no case was the connection made between the environment and economic development.
The reason is that today, for the ordinary American, the short-term economic issue is what is relevant; long-term economic sustainability and environment count for little. If we look at what Obama has done, we conclude that his environmental policy has been poor both nationally and internationally. On the national level, there are some positive measures, but weak and of narrow scope. Standing out as most important are those related to improvement in the quality of fuel for cars, the discount in taxes for the purchase of hybrid or electric cars, the increase in the generation of solar and wind energy and — perhaps the most relevant in terms of investment of public resources — the subsidy for generation and use of low-impact alternative energy, as well as the direct support for some businesses that provide these products. On the international level, North American participation has been extremely poor. In the case of Río+20, President Obama did not attend, sending with his absence a negative signal of U.S. commitment to the pact made 20 years ago at the Rio de Janeiro Convention. Obama is occupied these days with the local campaign, searching for votes that are not found in Rio.
The position of Republican candidate Mitt Romney is even worse. His only reference to the environment, in the past debate, was to affirm that Obama has spent excessive public resources supporting the generation of alternative sources of energy and that these resources should be redirected for the United States to achieve energy independence. With the Republicans, the environmental issue will be even less relevant; their investments will have as their priority the support of activities that generate results in the short-run, but have negative environmental effects.
American politics stand in contrast to Europe’s. In the European Parliament debates, the environment is central and inevitable. Even Germany — in the midst of the economic crisis — decided to assume economic costs to avoid the risks posed by nuclear power plants to health and the environment.
In contemporary democracies, political proposals are syntheses of what the voters want to hear. In Colombia, environmental issues have gained some space in public discussions, but the elected still do not feel any responsibility toward their constituents in regards to environmental compromises. It is upon us as civil society, and the pressure that we exert, that the importance which politicians give to the environmental question in Colombia depends.
Los temas centrales del debate fueron la generación de empleo, el manejo de los impuestos, la disminución del déficit fiscal, el sistema de salud y el papel del gobierno central en el apoyo a la iniciativa privada. Todo esto con el propósito de reactivar la economía. En ningún caso se hizo la relación entre ambiente y desarrollo económico. La razón es que hoy, para el norteamericano del común, el tema económico de corto plazo es lo relevante y poco cuenta la sostenibilidad económica y ambiental de largo plazo. Si revisamos lo ejecutado por Obama, concluimos que su política ambiental ha sido pobre tanto en el campo nacional como en el internacional. En el nacional, hay algunas medidas positivas, pero tímidas y de poco alcance. Se destacan como las más importantes las relacionadas con la mejora en la calidad del combustible para los automóviles, el descuento en los impuestos por la adquisición de autos híbridos o movidos por energía eléctrica, el incremento en la generación de energía solar y eólica y —quizá la más relevante en términos de inversión de recursos públicos— el subsidio a la generación y el uso de energía alternativas de menor impacto, así como el apoyo directo a algunas empresas que proveen este tipo de productos. En el campo internacional ha sido muy pobre la participación norteamericana. En el caso de Río+20, el presidente Obama no asistió, enviando con su ausencia una señal negativa del compromiso de Estados Unidos con lo pactado hace 20 años en la Convención de Río de Janeiro. Obama se ocupó esos días en la campaña local, buscando votos que no encontraría en Río.
La posición republicana de Romney es aún peor. Su única referencia a lo ambiental, durante el pasado debate, fue afirmar que Obama había gastado recursos públicos excesivos apoyando la generación de fuentes de energía alternativas y que estos recursos deberían reorientarse para alcanzar la independencia energética de los Estados Unidos. Con los republicanos, el tema ambiental será aún menos relevante y sus inversiones tendrán como prioridad el apoyo a actividades que generen resultados de corto plazo, así tengan efectos ambientales negativos.
La política norteamericana contrasta con la europea. En los debates del Parlamento Europeo, el tema ambiental es central e inevitable. Incluso Alemania —en medio de la crisis europea— decide que asumirá costos económicos para evitar los riesgos que provocan las plantas atómicas generadoras de energía sobre la salud y el medio ambiente.
En las democracias contemporáneas, las propuestas políticas son síntesis de lo que los votantes quieren oír. En Colombia, los temas sobre medio ambiente han ido ganado algún espacio en las discusiones públicas, pero los elegidos aún no sienten responsabilidad para con sus electores respecto del cumplimiento de compromisos ambientales. De nosotros como sociedad civil, y de la presión que ejerzamos, depende la importancia que los políticos le den a la gestión ambiental en Colombia.
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The economic liberalism that the world took for granted has given way to the White House’s attempt to gain sectarian control over institutions, as well as government intervention into private companies,
It wouldn’t have cost Trump anything to show a clear intent to deter in a strategically crucial moment; it wouldn’t even have undermined his efforts in Ukraine.