No one can deny the current growth of Latin Americans in the United States. Only a few decades ago Latin Americans were a relatively insignificant ethnic minority in that big country up north. We see ourselves as Latin American, not Hispanics, a term which includes speakers of Spanish, Portuguese, French and Italian, although the majority is Spanish-speaking. “Latin American” includes a diverse set of people within one community, a community which, with Anglo-Saxon culture, is forming a symphonious amalgam of North American culture.
In recent political elections we have seen a marked presence of the so-called “Hispanics” in the United States, a community to whom President Barack Obama owes an enormous debt. He is obliged to make good on his campaign promises, especially regarding immigration reform. He needs to address this issue, along with issues relating to youth, with utmost urgency.
This ethnic minority whose presence is felt today through the popular vote will have a huge say in future elections and, more to the point, will be the catalyst for democratic development in all Latin America, as Latinos assume public administration positions. That said, political, economic and cultural relations between the two geopolitical blocs of the American continent must make an about-turn, since currently this does not seem possible.
In 1950 the Latin American community in the United States was not more than 1 percent. It then rose to 10 percent in 1995, at the end of the century. By 2050 is it estimated the number will reach about 33 percent. While it will always be a minority, it is easy to imagine how the effervescent Latino character could shake things up. This minority, together with those of African and Asian descent, will affect political, economic and cultural questions in the nation and the world.
This is why Latin Americanization is so prevalent in Anglo-Saxon America. We now eat tacos, enchiladas, baleadas, breads and various mixes of foods in New York, Chicago, Los Angeles, Miami and other cities in the United States. Even while living outside our dear home countries, we don’t miss much, especially since the geographical distance is closing fast.
Nadie puede negar ahora la creciente latino americanización de Estados Unidos, hasta hace algunas décadas, se trataba de una minoría étnica en aquel gran país del Norte, muy insignificante. Sin embargo, ahora vemos cómo los latinoamericanos, mal llamados hispanos, pues se trata de una etnia formada por hablantes de español, portugués, francés, e italiano, aunque la gran mayoría sean de habla española. Esto hace que la diversidad cultural, aún así en comunidad, sea muy rica en un abanico enorme de representaciones que juntamente con la cultura anglosajona va formando una amalgama de caracteres que en algún tiempo formará una sinfonía de caracteres que le darán mayor brillo a la cultura norteamericana.
Hoy, con las elecciones políticas recientes en Estados Unidos, hemos visto la presencia tan marcada de los mal llamados “hispanos” en Estados Unidos, que el presidente Barack Obama tiene un compromiso enorme con esa comunidad, lo cual lo obliga a cumplir con sus promesas de campaña, sobre todo con la reforma a la Ley Migratoria, que con tanta urgencia tendrá que plantearse y así otras como las relacionadas con los jóvenes estudiantes escolares y universitarios.
Esta minoría étnica que hoy se hace sentir con el voto popular, tendrá una resonancia en las nuevas confrontaciones electorales y lo que es más significativo, será la participación de sus integrantes en los puestos de administración pública, lo que a su vez incidirá de una u otra manera en el desenvolvimiento democrático de toda América Latina. Con ello, las relaciones políticas, económicas y culturales entre ambos bloques geopolíticos del Continente Americano, tengan que dar un giro, que en los actuales momentos no atisbamos lo que podrá suceder.
En 1950 la comunidad latinoamericana, tenía una población en Estados Unidos que no superaba el 1%, después subió al 10% en 1995 (finales del siglo) y para 2050 se calcula que llegará a un tercio por ciento. Podemos imaginarnos, que aunque siempre sería una minoría, el carácter festivo del latino como pondría en efervescencia las cosas. Esta minoría, junto con la afro descendiente y la asiático descendiente, las cuestiones políticas, económicas y culturales serán completamente diferentes y no dejarán de influir en el mundo entero.
Por eso, la latino americanización repercute en la América anglosajona, ya podemos consumir, tacos, enchiladas, baleadas, panes y tantas mezclas de comidas nuestras en Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Miami y en otras ciudades en Estados Unidos, que no extrañamos en mucho, estando allá, nuestra dulce tierra, además de que la distancia geográfica nos acerca más.
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The economic liberalism that the world took for granted has given way to the White House’s attempt to gain sectarian control over institutions, as well as government intervention into private companies,