In autumn, the political year has begun. While Spain is trying to stop corruption and several political parties vote in their own primary elections to get ready for the next regional and legislative campaigns, there is also a political campaign in the U.S., where Obama supports Democratic governors in their own campaigns, state by state.
Ruling a country is never easy; it is especially difficult when it comes to the U.S. I would not like to be in Obama's shoes, not only because everybody in the world is keeping an eye on him, but also due to the fact that he has black clouds over him. His face has become sadder, his smile is smaller, and his head has whitened. The elected president who happily danced with Michelle Obama to celebrate his victory and joy while half the world was watching him has to face very serious problems today. He does not happily dance anymore, and his face reveals his concern and stress. Despite having served only six years as president, his appearance has drastically changed. He is noticeably older now.
He has not achieved peace between Israel and Palestine yet, nor has he managed to stop the Ukrainian conflict, no matter how many times he has held meetings with Poroshenko or Netanyahu. As for the Syrian conflict, if he did not bomb the country, the Republicans criticized him for being weak; if he did, he was attacked by the pacifists. He was also attacked for not interrupting his holiday last summer because of serious problems. However, as his director of communications, Jennifer Palmieri, said, if he had he would have caused undue alarm, and would also have been strongly criticized for doing so. The truth is that Obama, who usually neither cancels his trips nor changes his schedule drastically, did it last summer because of the Ebola issue. While the concern is global, the Dallas case shook up Americans. Spaniards were similarly shaken up by the repatriation of the missionary priest who could not be saved. Besides, this very summer he had to deal with the immigration issue (so must Spain) and the need for better security for credit cards. While credit cards are also being discussed in Spain, the so-called "black cards" are a problem of a different nature.
His flight from Cleveland to Dallas caused understandable alarm. To worsen the situation, a racial murder took place while he was at rallies in Bridgeport and Maryland. The black American population could not ignore this murder. Michael Brown, a black 18-year-old youngster, was shot six times by a white police officer while taking part in the protest in Ferguson, a suburb of St Louis, Missouri. While a peaceful demonstration was taking place on August 9, Michael was shot to death. For all these reasons and to prevent bigger problems, Obama had to hold several press conferences last summer. Regarding the murder of the black youngster, he stated that he would establish the necessary approaches to guarantee a citizen's right to protest and demonstrate peacefully. Equally important was his public appearance to announce the creation of a crisis cabinet to solve the Ebola problem.
It is not national or international problems that are worrying but how to confront them, how citizens are told about them and how to solve them. In short, how the president faces the situation, no matter how aged his face has suddenly become, and how he admits to problems, which is the first requirement to solve them.
Lo preocupante no es que surjan problemas nacionales o internacionales, lo que importa es saber afrontarlos
Con el otoño ha comenzado el curso político. Mientras España trata de frenar la corrupción y realiza elecciones primarias en buena parte de sus partidos en previsión de las próximas elecciones autonómicas y legislativas, en Estados Unidos también se hace campaña política y Obama apoya a los gobernadores democráticos en sus campañas particulares, estado a estado.
Si dirigir un país no es una tarea fácil, Estados Unidos es especialmente delicado. No me gustaría estar en la piel de Obama, porque sobre él se ciernen no sólo las miradas de todo el mundo, sino que además, sobre su persona planean unos negros nubarrones que han oscurecido su semblante, reducido su sonrisa y blanqueado su cabeza. Aquel presidente electo con aire y semblante juvenil que bailaba con Michelle Obama en las pantallas televisivas de medio mundo, celebrando su triunfo y su felicidad, hoy ha de afrontar muy serios problemas. Ya no baila feliz y su cara deja traslucir su preocupación y su responsabilidad. A pesar de llevar solo 8 años en la presidencia, su aspecto ha sufrido drásticas transformaciones que le ha envejecido sensiblemente.
Hasta ahora no ha sido capaz de conseguir la paz entre Israel y Palestina, ni de detener el conflicto ucraniano por más que mantenga conversaciones con Poroshenko o con Netanyahu. En cuanto al conflicto sirio, si no bombardeaba el país recibía la critica republicana de su debilidad, y si lo hacía, recibía el rechazo de los pacifistas. Si ante los graves problemas no interrumpía sus vacaciones en agosto era criticado por no haberlo hecho, pero como argumentó su Directora de Comunicación, Jennifer Palmieri, si lo hubiera hecho habría generado una alarma innecesaria, por la que también habría sido fuertemente criticado. Lo cierto es que Obama, que no ha solido anular sus viajes ni cambiar su agenda fácilmente, sí lo hizo este verano ante el problema del virus ébola. Si bien la preocupación es universal, el caso de Dallas supuso un gran revés para los norteamericanos, como lo fue para España el caso del misionero repatriado y que finalmente no pudo ser salvado. Además, este mismo verano tuvo que tratar de superar el problema de la emigración (España también deberá hacerlo) y tratar de conseguir una mayor seguridad en las tarjetas de crédito, aunque en España el problema de las tarjetas de crédito, las llamadas black-cards, es ahora otro bien distinto.
El vuelo del ciudadano norteamericano de Cleveland a Dallas produjo una lógica alarma. Para empeorar la situación, y coincidiendo con las campañas políticas que estaba apoyando en Bridgeport o Maryland, tuvo lugar un asesinato racial, que la población negra norteamericana no podía ignorar. Michael Brown, un adolescente negro de 18 años moría como consecuencia de 6 disparos de bala realizados por un policía blanco durante unas protestas que tuvieron lugar en Ferguson, un suburbio de San Luis (Missouri). En el transcurso de una manifestación pacífica el nueve de agosto, este joven fue repetidamente tiroteado hasta su muerte. Por todas estas razones, y en evitación de problemas mayores, Obama ha tenido que convocar varias ruedas de prensa este verano. En el caso del joven negro asesinado afirmó que se establecerían los mecanismos necesarios para garantizar los derechos de los ciudadanos a expresarse y a manifestarse, y no menos importante fue su comparecencia para anunciar la creación de un gabinete de crisis que diera respuestas al problema del ébola.
Lo preocupante no es que aparezcan problemas nacionales o internacionales, lo que importa es saber cómo se afrontan, cómo se transmiten a la ciudadanía y cómo se solucionan. En síntesis, cómo se da la cara, aunque se haya visto súbitamente envejecida y cómo se reconocen los problemas, que es la primera fase de la resolución de conflictos.
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