In less than 30 days, three shootings have taken place in the United States, specifically in the cities of Odessa, Midland and El Paso in the state of Texas. News of these events has circulated around the world, not only because of the number of Latinos that were killed — to date, almost 35 were killed and more than 45 were wounded — but because of U.S. President Donald Trump’s silence about the events.
These events have already begun to wreak havoc on the domestic politics of the United States, given that New York Gov. Andrew Cuomo unequivocally asked Trump to do something to stop the shootings that have been occurring since Trump took office. Many believe that since Trump’s election, such shootings have been on the rise and have mainly targeted Latinos.
Cuomo has portrayed himself as a critic of Trump’s policies. He has also accused Trump of having a close relationship with the National Rifle Association, and has also made repeated calls for gun control in the U.S.
In addition, the U.S. president’s vision is contrary to the country’s culture and origins, having been founded by immigrants. Consequently, it makes no sense that now, this global phenomenon is under attack in the face of divisive rhetoric which is fueling hatred, racism and dividing people as if it were a matter of a struggle between good and bad, or the rich and the poor.
In the same vein, Beto O’Rourke, the Democratic presidential candidate from El Paso, Texas, told the press that these killings might be a consequence of Trump’s hate-filled rhetoric and his discriminatory tweets. O’Rourke even stated that he considered the president to be a white nationalist and that this has encouraged supremacists to carry out criminal acts that are rooted in ultraconservative ideology.
Indeed, there are studies showing that the United States has experienced a rise in hate crimes committed as a result Trump’s irresponsible words. One example of this was his reference to Mexicans as rapists and criminals, and, although immigrants are not innocent in this regard, the percentage of immigrants who engage in criminal activity is much lower than the corresponding figure for U.S. citizens.
O’Rourke has also accused Trump of portraying immigrants as villains. Trump has even “tried to make us afraid of them.” (https://deadline.com/2019/08/el-paso-shooting-beto-orourke-reacts-by-saying-trump-stokes-racism-1202660688/) Accordingly, O’Rourke described the president as someone who “stokes racism in this country. And it does not just offend our sensibilities, it fundamentally changes the character of this country and it leads to violence.”
[https://www.nbcnews.com/politics/politics-news/beto-o-rourke-says-trump-blame-el-paso-shooting-because-n1039071]
I think it is important that we pause to think about O’Rourke’s reference to the changing character of the United States, since the racist speeches, combined with the hate-filled propaganda toward certain sectors of society that do not think like Trump could turn the U.S. into a much more violent country, not only domestically but internationally. There is also the risk that, whenever it deems necessary, the U.S. might consider invading other countries to protect its borders under the pretext of a threat posed by immigration.
Although the United States’ prominence in the field of science and technology is such that it is considered one of the most powerful nations in the world, it leaves much to be desired in other respects, such as its approach to social issues and immigration. As a result, if the country’s leader remains unwilling to act, and the messages and language of hate toward the Latino community do not stop, terrorist acts will continue.
Similarly, it is imperative that the United Nations appeal to the U.S. to change its policy on firearms. Anyone can own a rifle or gun, which makes it increasingly common to resolve disputes with bullets —as they did in the Old West – or to kill immigrants. Most immigrants do not come seeking handouts but come seeking employment and the possibility of earning an honest living. In their home countries, they lack basic opportunities to earn a respectable income, which, in many cases, is due to the pitiful wages paid by American multinational companies.
En menos de 30 días, se han registrado tres tiroteos en los Estados Unidos (EU), concretamente en las ciudades de Odessa, Midland y El Paso en el estado de Texas, estos hechos han dado la vuelta al mundo no sólo por el número de hispanos muertos que hasta la fecha son casi 35 y más de 40 heridos, sino también, por el silencio que el presidente de ese país, Donald Trump, ha guardado en torno a los acontecimientos.
Estos hechos ya comienzan a causar estragos en la política interna de la Unión Americana toda vez que, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, pidió tajantemente a Donald Trump, “hacer algo” para frenar los tiroteos que se han registrado desde que asumió la presidencia de ese país, pues para muchos, desde entonces, han ido en aumento, principalmente en contra de latinos.
Andrew Cuomo se ha caracterizado por ser crítico de las políticas de Trump a quien acusa también, de tener una relación estrecha con la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) además de que ha hecho reiterados llamados al control de las armas en ese país.
Por si fuera poco, la visión del presidente de EU contradice la cultura y origen de ese país que comenzó por medio de la migración, por lo que es incoherente que ahora este fenómeno mundial sea atacado con un discurso divisionista y que alienta al odio, al racismo y a la separación de individuos como si se tratara de una lucha entre buenos y malos o ricos y pobres.
En el mismo sentido, el candidato demócrata en las elecciones primarias de El Paso Texas, Beto O’ Rourke, dejó entrever a la prensa estadunidense la posibilidad de que estas matanzas tienen que ver con el presidente Donald Trump, debido a sus discursos de odio y sus publicaciones discriminatorias en redes sociales; incluso, también afirmó que consideraba que “el presidente de Estados Unidos es un nacionalista blanco”, lo que ha alentado a los supremacistas a llevar a cabo prácticas criminales basadas en ideologías ultraconservadoras.
Derivado de ello, existen estudios en donde se ha observado en los Estados Unidos, un aumento en los crímenes de odio como consecuencia de la irresponsabilidad de las palabras de Trump, por ejemplo, cuando se refirió a los mexicanos como violadores y criminales, y aunque los inmigrantes no están exentos de cometer delitos en ese país, el porcentaje es mucho menor en comparación con los que delinquen y son nacidos en los EU.
Por ello, Beto O’Rourke, también acusó a Donald Trump de mostrar a los inmigrantes como los malos; incluso, ha tratado de hacer “que tengamos miedo de ellos”, por lo que calificó a su presidente como “una persona que aviva el racismo en este país. Y eso no sólo ofende nuestras sensibilidades. Cambia fundamentalmente el carácter de este país y lo lleva a la violencia”.
Creo importante detenernos en las palabras de Beto O’ Rourke cuando dice que se está cambiando el carácter de los Estados Unidos, pues si a los discursos racistas le sumamos la propaganda y publicidad cargada de odio hacia ciertos sectores poblacionales que no piensan como Donald Trump, ese país, podría volverse mucho más violento no sólo al interior, sino al exterior, y se corre el riesgo de que contemplen invasiones a otras naciones para resguardar fronteras cuando así lo determinen, so pretexto de sentirse amenazados por la migración.
Si bien Estados Unidos ha destacado en ciencia y tecnología a tal grado que es considerada una de las naciones más poderosas del mundo, en otros rubros, ha dejado mucho que desear, como en materia social y migratoria, por lo que lamentablemente estas acciones terroristas seguirán, siempre y cuando no exista voluntad de quien gobierna ese país y no cesen los mensajes y lenguaje de odio hacia la comunidad latina.
De igual manera, urge que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) haga un llamado para que los Estados Unidos cambie su política de armas de fuego, ya que cualquiera puede tener un rifle o una pistola, lo que hace cada vez más común dirimir los problemas a balazos, como en el viejo oeste, o matar a inmigrantes, que en su mayoría no llegan a pedir limosna sino a buscar trabajo y así ganar dinero honradamente, pues en sus países de origen no cuentan con las oportunidades básicas para poder obtener un ingreso digno debido, en muchos casos, a los sueldos míseros que pagan las empresas trasnacionales norteamericanas.
+ -
This post appeared on the front page as a direct link to the original article with the above link
.