Relations between the United States and Russia are at their worst point since the fall of the Soviet Union, and the summit between their leaders was a rapprochement without yielding on positions.
Summits between presidents of the United States and Russia always get the world spotlight because, ever since Ronald Reagan and the last Soviet president, Mikhail Gorbachev, reached an agreement to end the Cold War, these meetings have produced geopolitical understanding for world peace that has made history. Now, there are no atomic missiles pointed at one side or the other, but the deterioration of relations between both countries is at its worst, fraught with diplomatic tension.
For Joe Biden, this problem had to be fixed “face to face" with Vladimir Putin. The reunion last Wednesday in Geneva, Switzerland, was perhaps one more meeting without progress, according to the measured words of the presidents in separate press conferences, which did not highlight any effective progress toward lowering tensions. This is why the official statement agreed on by both countries has all of the characteristic ambiguous language of previous summits.
However, Washington hastened to have the meeting in the face of escalating sanctions and expulsions of diplomats due to Kremlin interference with U.S. elections and cyberattacks attributed to Moscow’s intelligence agencies. There is also the repression of political opposition in Russia; for example, the detention of Alexei Navalny, who seeks to dethrone Putin, a man perpetually in power and now legally permitted to serve as president until 2036.
In spite of the Russian president’s characterization of the meeting as “constructive” and conducted with “no hostility,” tensions were palpable, especially regarding critical subjects such as cybersecurity. Biden issued tough warnings, including a list of 16 key sectors that must remain out of bounds for cyberattacks. Aggression will be met with a response, according to the firm position of the White House. In that sense, Russia also feels threatened in virtual space and Putin talked about agreeing on “rules of the road” in an effort to cooperate in dismantling cyberattack networks.
Biden, with his vast political experience, appeals to pragmatism and faces problems in the foreign arena head-on at the highest level, particularly problems with Russia. For Putin, this meeting helps him domestically, considering parliamentary elections are coming up next September. Putin’s popularity is low due to the pandemic and social discontent driven by the economic downturn. The Kremlin has used foreign affairs to regain domestic power, and Putin, who does not travel outside of Russia, did not hesitate to go to Geneva now.
El cara a cara de Biden y Putin remarcó diferencias
La relación de EEUU y Rusia pasa por el peor momento desde la caída de la URSS, y la cumbre de mandatarios fue un acercamiento pero sin ceder posiciones.
Las cumbres presidenciales de Estados Unidos y Rusia siempre han centrado la mirada del mundo porque de estas reuniones surgieron los entendimientos geopolíticos que hicieron historia en la paz del mundo, desde el acuerdo para terminar con la Guerra Fría que lograron Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov, el último mandatario soviético, en 1985. Ahora no hay misiles atómicos apuntando de un lado y de otro, pero el deterioro en la relación de ambos países está en su peor momento cargada de tensiones diplomáticas.
Para Joe Biden esto debía arreglarse "cara a cara'' con Vladimir Putin y la reunión fue el miércoles último en Ginebra, Suiza, tal vez una cita más, sin avanzar en las medidas palabras de los presidentes en las conferencias de prensa separadas, sin destacarse progresos efectivos para bajar las tensiones. Por eso el texto de la declaración institucional acordada por ambos países tiene todas las características del léxico ambiguo de las cumbres anteriores.
Sin embargo Washington apuró la reunión frente a la escalada de sanciones y expulsiones de diplomáticos debido a las interferencias electorales del Kremlin en las elecciones estadounidenses, los ciberataques de los servicios de inteligencia atribuidos a Moscú, y la represión a los opositores en Rusia, caso del detenido Alexéi Navalny quien busca destronar a Putin, perpetuado en el poder y con una ley que le permite seguir como presidente hasta 2036.
A pesar de que el mandatario ruso calificó de "constructiva y sin hostilidad'' a la reunión, las tensiones fueron palpables, especialmente en los temas críticos, como el de la ciberseguridad, con duras advertencias de Biden y un detalle de 16 sectores clave que deben quedar al margen de los ataques cirbernéticos y las agresiones serán respondidas de acuerdo a la firme posición de la Casa Blanca. En ese sentido Rusia también se siente amenaza en el espacio virtual y Putin habló sobre acordar "reglas de comportamiento'', en un afán de cooperar para desmantelar los ciberataques.
Biden con su gran experiencia política apela al pragmatismo y va de frente a tratar en el más alto nivel los problemas de la agenda externa, en particular si se trata de Rusia. Para Putin este encuentro lo reacomoda en el frente interno pensando en las elecciones parlamentarias de septiembre próximo con su popularidad en baja por efecto de la pandemia y el descontento social impulsado por la caída económica. El Kremlin siempre ha usado la política exterior para recuperar el poder interno y Putin, que no viaja fuera de Rusia, no dudó en ir ahora a Ginebra.
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