At this point it is obvious that the great Democratic senator, reelected to five consecutive terms, is a middleweight president and nothing more.
President Joe Biden's ambitious $3.5 trillion social infrastructure package has run aground among his own party's senators: it needed their unanimous vote and Biden didn't get it.
With Republicans and Democrats tied 50-50 in the Senate (Vice President Kamala Harris will cast the deciding vote), every majority party senator has the president in a bind.
Biden himself has said that, besides himself, America has 50 other presidents.
There is an additional problem: the 51st president. Biden has not demonstrated an ability to lead.
At this point it is obvious that the great Democratic senator, reelected to five consecutive terms, is a middleweight president and nothing more.
We expected a Franklin Roosevelt and got Jimmy Carter, analysts say.
Based on the latest details of closed-door negotiations, there will be a decaffeinated version of the human infrastructure package, held up by several no votes.
No to free community college. (Offering two-year programs, often quite good, community colleges are stepping-stones to four-year universities, and also provide training in computer science, finance, languages, dance, theater, etc. They are usually administered by counties and cost less than public universities.)
No to most of the clean energy plan (opposed by Sen. Joe Manchin, who is supported by the coal industry).
No to expanding Medicare to cover dental, vision and hearing care* (opposed by "left-leaning" Sen. Kyrsten Sinema, because this care is expensive).
No to the increase in corporate taxation. Sen. Sinema is also saying no to this, preferring to place the burden of financing the social infrastructure program on individual billionaires. There are some 700 such billionaires. If this provision goes ahead, it will not be a "reform of capitalism" but rather a fiscal catastrophe that brings people to their knees.
No to immigration reform providing a path to citizenship. The Democrats are settling for a plan that consists of protection against deportation; five-year work permits for young immigrants known as “Dreamers,” who would be subject to the Development, Relief and Education for Alien Minors Act if passed; essential workers; and people subject to temporary protected status.
This is a major compromise with respect to the original promise to open a path to naturalization for 11 million immigrants in the U.S. without documentation, most of them from Mexico.
Another area that will be cut is paid family leave. The president promised 12 weeks of paid leave, but it was reduced to four following negotiations.
There is another fundamental no. The popular proposal to provide a $300 tax credit for each child in a family is not likely to pass, and Biden will have to settle for a single year of child credits.
The $3.5 trillion 10-year social infrastructure bill will reach the Senate as a reduced $1.8 trillion to $2 trillion bill.
This is not insignificant, but it is much less than expected.
The president is trying to save the core of his project, which involves children and includes universal and free preschool, along with support for childcare centers, so that working parents can leave their children in the hands of qualified people.
The president is also trying to save coverage for specialized care of older adults in their homes if they desire, instead of nursing homes that are simply warehouses for the elderly.
The president is also trying to save tax credits for children and as much paid medical leave as possible. (People who get sick in the U.S. do not get paid for the time they are not at work.)
The president is also trying to save an affordable housing program, and part of his climate change agenda.
It won't go much further than that under President Biden's plan.
He made no effort to win public support as he pushed his proposals.
He was mired in negotiations and gave in without a fight.
The decisions begin today, and we should know how they turn out before next Monday.
*Editor's Note: Biden's revised package would include hearing care.
El ambicioso paquete de 3.5 billones de dólares en infraestructura social del presidente Biden encalló en los senadores de su propio partido: necesitaba el voto de la unanimidad de ellos y no lo tiene.
Al estar empatados republicanos y demócratas 50-50 en la Cámara alta (define el voto de calidad de Kamala Harris), cada senador del partido gobernante tiene al presidente cogido de la corbata.
Lo ha dicho el propio Biden: además de mí, Estados Unidos tiene otros 50 presidentes.
Hay un problema adicional, el 51: Biden no ha demostrado capacidad de liderazgo.
A estas alturas resulta obvio que el gran senador demócrata, reelecto por cinco veces consecutivas, es un presidente de peso mediano y nada más.
Se esperaba un Roosevelt y salió un Carter, sostienen algunos analistas.
Con base en los últimos detalles de las negociaciones a puerta cerrada, habrá una versión descafeinada del paquete de infraestructura humana, frenado por varios NO.
No, a los colegios comunitarios gratuitos (aquí hay una suerte de universidades –muy buenas– de dos años, los ‘colegios comunitarios’, que pueden ser trampolín para universidades de cuatro años, o formadoras de técnicos en computación, finanzas, lenguas, danza, actuación, etcétera. Por lo general son de los condados, y cuestan menos que las universidades públicas).
No, al grueso del plan de energías limpias (se opone el senador Joe Manchin, que recibe apoyo de los industriales del carbón).
No, a la expansión de Medicare, a fin de que cubra servicios dentales, ópticos y auditivos (se opone la ‘izquierdista’ Kyrsten Sinema, por ser caros).
No, al aumento de gravámenes a corporaciones. Tampoco le gusta a la senadora Sinema, quien prefiere cargar el peso del financiamiento del programa de infraestructura social a los multimillonarios de manera individual. Son unos 700 en total. Si lo concretan no será ‘una reforma al capitalismo’, sino un adefesio fiscal hecho sobre las rodillas.
No, a la reforma migratoria con ruta a la ciudadanía. Los demócratas se van a conformar con un plan consistente en protección contra las deportaciones, permisos laborales por cinco años para los dreamers, para trabajadores esenciales y los beneficiarios del programa de protección temporal, TS.
Se trata de una gran claudicación respecto de la promesa original de abrir una brecha a la naturalización para 11 millones de inmigrantes indocumentados, la mayoría mexicanos.
Otro rubro que resentirá un recorte es el pago de licencias con goce de sueldo. Originalmente el presidente había prometido que tendrían una duración de 12 semanas y, al cabo de días de negociaciones a puerta cerrada, la propuesta se encogió a sólo cuatro semanas.
Hay otro no, fundamental: la popular propuesta de otorgar créditos fiscales por 300 dólares por cada niño en la familia, posiblemente no pasará y Biden tendrá que conformarse con un solo año de ese crédito por niño.
El proyecto de 3.5 billones de dólares para infraestructura social, a 10 años, va a llegar al Senado disminuido a un monto de 1.8 a 2 billones de dólares.
Tampoco es despreciable, pero es mucho menor a las expectativas.
El presidente trata de salvar lo esencial de su proyecto: la niñez, que incluye preescolar universal y gratuito. Apoyo para las estancias infantiles, a fin de que los padres que trabajan puedan dejar a sus hijos en manos de personas calificadas.
Atención especializada para adultos mayores, en sus hogares si así lo desean, en lugar de asilos que son auténticos depósitos de viejos.
Trata de salvar algo de créditos fiscales por cada niño, y lo posible de licencias médicas pagadas (si en Estados Unidos alguien se enferma, no le pagan el día o el tiempo que esté inactivo).
Se puede sostener su programa de viviendas a precios accesibles, y una parte de la agenda contra el cambio climático.
No irá mucho más allá el plan del presidente Biden.
Tampoco hizo un esfuerzo por ganar el respaldo activo de la opinión pública e impulsar sus propuestas.
Se encapsuló en la negociación cupular, y cedió sin dar la batalla en cancha abierta.
Hoy comienza lo decisivo, y debe quedar listo antes del próximo lunes.
This post appeared on the front page as a direct link to the original article with the above link
.
Ukraine's survival must be assured if it is to endure as a bulwark against Russia. And the West will only succeed in this aim if it acts collectively as one.