Yesterday, while Vladimir Putin oversaw nuclear missile drills, the Munich Security Conference was taking place, as it does every year at this time. This conference brings together heads of state, ministers and politicians to analyze world security problems, and this year, the Ukraine crisis was getting all the attention.
In the meantime, there has been increased tension in Donbass and the separatist leaders of this Ukrainian region have ordered a general mobilization. All the leaders from the Western countries present in Munich have taken this opportunity to insist on a diplomatic solution in Ukraine, while they have sharpened their warnings to Russia about the harsh consequences of an invasion.
Vice President Kamala Harris spoke of "significant and unprecedented economic costs" from a package of financial sanctions and export controls that would have a "swift, severe" effect, while announcing that Washington will reinforce the eastern flank of NATO if there is a Russian attack.
European Commission President Ursula von der Leyen also spoke of forceful economic sanctions that would affect energy imports, referring to Russian gas. And NATO Secretary General Jens Stoltenberg said later that “we have seen no sign of withdrawal or de-escalation so far” and threatened Moscow with “more NATO,” accusing them of wanting to turn back history.
Russia’s voice and its position were not heard in Munich, since Moscow refused to attend the conference for the first time in 20 years. To some observers, this means that the Kremlin has given up trying to reach a diplomatic solution, although there is another meeting scheduled for next Thursday between the American and Russian foreign ministers.**
Another thing that became clear in the Bavarian forum is the growing Western concern about the strategic alliance between Russia and China. Europeans and Americans fear that Moscow and Beijing are trying to change the existing international rules by demanding that NATO refuse to admit any new members, accusing NATO of preferring force to cooperation, and the rule of the strongest to the rule of law.
And, while the tension grows, Biden says he is convinced that Putin has already decided to attack and that he will do so next week, although the Kremlin denies it. Ukrainian President Volodymyr Zelenskyy is proposing to meet with Putin to find out what he wants, and the escalation of provocations, threats and disinformation continues.
*Editor’s note: The original language content of this article is accessible with a paid subscription.
**Editor's note: Russia invaded Ukraine in the early morning hours of Thursday, Feb. 24. There was no meeting.
Unidad de Occidente frente a Rusia
Mientras Vladímir Putin presidía ayer unos ejercicios militares de disuasión estratégica con el lanzamiento de misiles hipersónicos, balísticos y de crucero, en Munich se celebraba, como cada año por estas fechas, la Conferencia de Seguridad que reúne a jefes de Estado, ministros y políticos para analizar los problemas de seguridad mundial,
y monopolizada este año por la crisis de Ucrania.
La totalidad de líderes occidentales asistentes han aprovechado este foro, que ha coincidido con un aumento de la tensión en el Donbass y con la orden de movilización general lanzada por los líderes separatistas de esta región ucraniana, para insistir en la necesidad de una salida diplomática, al tiempo que elevaban el tono de sus advertencias a Rusia y de las durísimas consecuencias de una invasión.
La Conferencia de Seguridad de Munich analiza, con la ausencia rusa, la crisis ucraniana
Así, la vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, habló de “medidas significativas y sin precedentes” con un paquete de sanciones financieras y controles de exportación de efecto “rápido y severo”, al tiempo que anunciaba que Washington reforzará el flanco oriental de la OTAN si hay un ataque ruso. También la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, habló de sanciones económicas contundentes y que afectarían a la cooperación energética, en alusión al gas ruso. Y se sumó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien dijo que “no hemos visto señales de desescalada” y amenazó a Moscú con “más OTAN”, acusándole de querer retroceder en la historia.
En Munich no se ha podido oír la voz ni los argumentos rusos, ya que Moscú rechazó por primera vez en veinte años acudir a la conferencia, lo que algunos observadores interpretan como que el Kremlin ha abandonado los esfuerzos para lograr una solución diplomática, aunque el jueves próximo está prevista otra reunión entre los ministros de Asuntos Exteriores estadounidense y ruso.
Otra constatación surgida en el foro bávaro es la creciente preocupación occidental por el acercamiento estratégico entre Rusia y China. Europeos y americanos temen que Moscú y Pekín intentan cambiar las reglas internacionales existentes al pedir que la OTAN no admita más miembros, y les acusan de preferir la coerción a la cooperación y la regla del más fuerte a la regla del derecho.
Y, mientras, la tensión crece, Biden dice estar convencido de que Putin ya ha decidido atacar y que lo hará la próxima semana, el Kremlin lo niega, el presidente ucraniano Zelenski propone reunirse con Putin para saber lo que este quiere y la escalada de provocaciones, amenazas y desinformación no cesa.
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