Fósforo de la guerra
América Latina fue a finales del siglo pasado teatro activo de la Guerra Fría, con sucesivos estallidos armados entre países y civiles, golpes de Estado
y hasta genocidios.
Con la caída del muro de Berlín, hace 20 años, los hilos imperiales iniciaron el retiro de sus títeres de Centro y Suramérica, donde la democracia asumió
paulatinamente escenarios abandonados por regímenes de represión antes accionados a control remoto.
Cuando el Continente pareció liberado por completo de golpismo y guerras importadas se produce el derrocamiento del gobierno democrático de Honduras
y ahora reaparece el fantasma de la guerra entre Colombia y Venezuela.
El liderazgo de América Latina, que ha resultado fallido ante el drama hondureño, deberá emplearse a fondo para evitar que intereses foráneos enciendan
de nuevo la pradera, esta vez en la frontera colombo-venezolana.
A más del lenguaje bélico que ya emplean los gobiernos de ambas naciones, Colombia denuncia que el Ejército venezolano dinamitó dos puentes, acción que
Caracas justifica bajo el alegato de que servían para trasegar drogas y otras mercancías. No debe perderse de vista que ese conflicto, todavía en
terreno político y diplomático, tiene su origen en el anuncio de que Estados Unidos instalará una cadena de bases militares en Colombia, lo que Venezuela
considera como grave amenaza de carácter militar.
Una no deseable guerra entre Caracas y Bogotá afectará a todo el continente con daños sensibles a las economías y los márgenes de seguridad interior
de Brasil, Argentina, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Chile, Perú y Bolivia, sin que la zona del Caribe quede excluida de esos efluvios.
No resulta exagerado el temor de que en no pocos escritorios de Washington se ensaye poder revertir, mediante el destape de un conflicto militar en
Suramérica, la actual correlación política en el Continente.
Urge, pues, regar con agua de paz y concertación las praderas de Colombia y Venezuela, antes que intereses ajenos a esta América siempre agredida, enciendan
el fósforo de la guerra.
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1.
Urge, pues, regar con agua de paz y concertación las praderas de Colombia y Venezuela, antes que intereses ajenos a esta América siempre agredida, enciendan el fósforo de la guerra.
Translated By Alexander Castillo
Edited by Catherine Harrington
Therefore, it is urgent that the grasslands of Colombia and Venezuela be irrigated with the water of peace and reconciliation before outside interests, in an already battered America, light the match of war.
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2.
Urge, pues, regar con agua de paz y concertación las praderas de Colombia y Venezuela, antes que intereses ajenos a esta América siempre agredida, enciendan el fósforo de la guerra.
Translated By Patrick Blakemore
Edited by Robin Silberman
Therefore it is urgent to irrigate the lands of Colombia and Venezuela with the waters of peace and harmony before foreign interests, perpetually assaulted by America, light the match of war.