ISIS no existiría sin la invasión a Irak
El autollamado Estado Islámico, abreviado en inglés ISIS (Islamic State of Iraq and Syria) solo ha podido llegar tan lejos gracias a la invasión a Irak y a la guerra civil en Siria. En ambas han estado involucrados algunos gobiernos de EE.UU. y de Europa. La invasión a Irak derrocó a Sadam Husein, un líder chiita que mantenía reprimidos a los terroristas yihadistas de la rama sunnita que hoy integran ISIS. En Siria el gobierno chiita de Bashar al Asad no puede derrotar a esos yihadistas porque EE.UU. y sus aliados apoyaron con armamento a la oposición sin reflexionar en que estaban armando a ISIS y Al Qaeda. El gobierno sirio hoy controla el sur y el este del país, en el resto imperan los yihadistas (radicales que creen en una “guerra santa” para imponer el islam).
Golpear duro a ISIS no puede hacerlo ninguna intervención del Occidente no-musulmán. Solo un poderoso ejército musulmán como el de Irán, aliándose con Irak y Siria, tendría la fuerza y la aceptación popular necesarias. Es paradójico que Irán sea quien pueda contrarrestar la peor amenaza para EE.UU. y Europa. Irán tiene un gobierno chiita (adverso a los sunnitas y enemiga de ISIS y Al Qaeda). Después del 9/11 Al Qaeda quedó bastante quieto y oculto, principalmente en Afganistán y Pakistán donde mataron a Osama bin Laden, pero después se fortaleció en Libia cuando gobiernos y políticos de EE.UU. y Europa les hicieron el favor de eliminar a su enemigo Muhamar Gadafi. ¿Otro error? Sí. Pero nada extraño; incluso Al Qaeda y Osama bin Laden fueron creados y armados por EE.UU. en Afganistán para luchar contra la antigua URSS.
ISIS surgió estratégicamente como parte de Al Qaeda, entre los sunnitas radicales que reivindican el retorno a los supuestos “orígenes del islam”. Su fin es constituir su califato ocupando Irak y Siria, e iniciar después una guerra de conquista. Hoy ISIS tiene un poderío inmenso facilitado por los ejércitos de EE.UU. y Europa. Está separado de Al Qaeda, pues ya no lo necesitan. Sin los errores cometidos por algunos gobiernos de EE.UU. y Europa no habría podido existir ISIS como un monstruo tan fuerte y bien organizado. Sus miembros son profesionales de la guerra. Al-Baghdadi, su líder, tiene mucha atracción entre los yihadistas. Este individuo, que se autoproclama “Califa de todos los musulmanes”, es el terrorista más peligroso y sanguinario del mundo.
Aunque el máximo interés de ISIS es desarrollar, ante todo, su califato en el Medio Oriente, no renuncian a conquistar en el futuro otras regiones. Los ataques terroristas en Occidente son llevados a cabo por fanáticos yihadistas que quieren hacer algo por el califato pero que no pueden ir a Irak o Siria. El mensaje que reciben es “hagan lo que puedan donde están”. Lo grave es que –aunque son una pequeña minoría entre los musulmanes– son extremistas fanáticos y fácilmente pueden realizar un ataque terrorista en cualquier parte.
ISIS es producto de errores cometidos, básicamente, por la política de los republicanos en EE.UU.; por las administraciones de los Bush y la presión contra Clinton y Obama hecha por los congresistas republicanos que desde el Capitolio impulsan una política exterior belicosa e intervencionista. Los “halcones” republicanos nunca han podido descifrar al Medio Oriente pues no logran entender que esa región del mundo tiene una cultura diferente; historia, costumbres, tradiciones, valores, formas de gobernarse diferentes; problemas muy propios y complejos; y que es mejor “no alborotar avisperos” pretendiendo ser “los policías del mundo”. ISIS es un fruto de la prepotencia, ambición e ignorancia.
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