Deslucida gira de Trump por Asia
Giras como la que acaba de realizar Donald Trump por Asia suelen marcar las presidencias estadounidenses. Son momentos para reforzar o tejer nuevas alianzas, como también oportunidades para anunciar estrategias y grandes acuerdos. Por el contrario, el paso de Trump por Asia fue deslucido y confuso, que exhibió a un Estados Unidos definitivamente en retirada de su liderazgo regional.
Barack Obama había destinado grandes esfuerzos diplomáticos a articular una red de contención para los socios históricos de EE.UU., con especial hincapié en promover a la India como contrapeso de China. En el plano comercial, el gran proyecto de Obama fue el Tratado Transpacífico (TPP), desechado por Trump.
Muchos esperaban que el magnate neoyorquino presentara en la gira asiática una alternativa superadora del TPP. No obstante, Trump siguió apegado a su rudimentario latiguillo proteccionista del “America First”. Así, la única estrategia concreta pareciera ser la de renegociar acuerdos bilaterales, como de hecho ocurrió. Xi Jinping, en cambio, ratificó su intención de que China se afiance como el líder global en materia de globalización, apertura económica y lucha contra el cambio climático.
Lo curioso es que Trump, paladín del aislacionismo comercial, no propuso lo mismo en el plano militar. Por un lado, incentivó a Corea del Sur y a Japón a que compren más armamento a los Estados Unidos, ante la creciente amenaza norcoreana. Asimismo, reclamó a China y Rusia mayores esfuerzos conjuntos para incrementar la asfixia económica sobre la dictadura de Kim Jong-un.
El caso de China es muy llamativo. Tras acusarla de “violar a América” durante la campaña, ahora Trump la considera una “gran amiga” y hasta la elogió por haber sabido “sacar ventajas” de EE.UU. Trump también dijo que confía en que Vladimir Putin no interfirió en su elección, contradiciendo las investigaciones de la CIA y el FBI.
Mientras Trump oscila y confunde, China sigue expandiendo la monumental nueva Ruta de la Seda e insiste en su versión alternativa del TPP: la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés). Pero esta propuesta sigue inspirando desconfianza en algunos actores históricamente hostiles a China, como Japón. Durante la cumbre de la APEC, en Vietnam, tras el fuerte lobby nipón se anunció el relanzamiento del TPP, pero sin los Estados Unidos. O sea, casi nada.
Por otra parte, Trump habló vagamente del “Indo-Pacífico”. Aparentemente, sería el enfoque de su administración para referirse a Asia. Cuando menos, Trump omite que el centro de gravedad regional ha cambiado por completo. La supremacía de China es un hecho consumado, asumida incluso por Rusia y la propia India, que actualmente busca reposicionarse en la escena global con profundas reformas internas.
Tal vez Trump esté subestimando uno de los mayores movimientos geopolíticos de las últimas décadas, ocurrido este año: la incorporación de los archienemigos India y Paquistán como miembros plenos de la Organización de Cooperación de Shanghai. Ese poderoso foro compuesto por China, Rusia y los países de Asia central ya tiene a Irán como miembro observador. Mientras Trump sigue con sus vaivenes discursivos y berrinches antiglobalización, la pesadilla temida por Henry Kissinger parece cada vez más real: un mundo girando en torno a China, Rusia e Irán.
Master of China Studies (Universidad de Zhejiang) y Magíster en Políticas Públicas (Flacso), Politólogo y docente universitario (UCA), Director de Diagnóstico Político
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