A estas alturas del partido, no nos sorprende que Trump sea un patán que dice lo que se le pega la gana. Lo que los mexicanos no podemos aceptar es que nuestro canciller nos prometa una cosa que a lo mejor no sucede y que tendría consecuencias económicas negativas para el país. Me refiero a lo que dijo Luis Videgaray de que, pase lo que pase, México tendrá un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
Ayer, después del anuncio de que México y Estados Unidos habían llegado a un entendimiento en la renegociación de los puntos donde existían diferencias entre las dos naciones sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el secretario de Relaciones Exteriores dijo: “Hay muchas variables que nosotros no podemos controlar, incluyendo el estado de las relaciones entre Canadá y Estados Unidos o las propias decisiones que pueda tomar el gobierno canadiense. Si los gobiernos de Canadá y Estados Unidos no llegaran a un acuerdo, hoy lo que ya sabemos los mexicanos es que, en cualquiera de esos escenarios, habrá un Tratado de Libre Comercio entre México y Estados Unidos”.
Videgaray no puede prometer esto por una razón: Si Canadá no llega a un acuerdo con Estados Unidos, el gobierno de Trump no tiene la autoridad para sustituir un tratado trilateral por uno bilateral sólo con México. Eso piensan varios expertos legales en los tres países involucrados.
En Estados Unidos, el Congreso tiene la facultad de aprobar los tratados comerciales internacionales. Éste, sin embargo, puede otorgarle autoridad al Presidente para negociar un acuerdo con otras naciones que luego presenta a ambas cámaras. El Congreso puede aprobar o rechazar dicho tratado, pero no puede cambiarle ni una coma. Este procedimiento se conoce como Trade Promotion Authority (TPA).
Trump está renegociando el TLCAN con el TPA que le otorgó el Congreso. De acuerdo con la ley, en julio del año pasado, la Oficina del Representante Comercial de EU envió al Legislativo los objetivos que pretendía Trump de la renegociación del TLCAN. Abogados y expertos comerciales están convencidos que el Congreso le dio a Trump un mandato para renegociar un tratado trilateral, no para sacar a Canadá y sustituirlo con un acuerdo bilateral con México.
Tanto el gobierno saliente como el entrante de México han insistido en que quieren la permanencia de Canadá. Eso sería lo mejor. Pero, si los canadienses no se ponen de acuerdo con los estadunidenses en los próximos días, este viernes el representante comercial de EU, Robert Lighthizer, al parecer notificará al Congreso que se llegó a un acuerdo con México dejando abierta la posibilidad de que Canadá luego se integre.
Está por verse si Canadá acepta o no el grosero ultimátum que les puso el bully de Trump en el evento de ayer. Para el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, las dos opciones que tiene sobre la mesa implican costos políticos elevados: Subirse al nuevo tratado aceptando el ingrato bullying de Trump o quedarse temporal o hasta permanentemente fuera del acuerdo regional (en ese caso entraría en vigor el viejo tratado que tenían EU y Canadá antes del TLCAN).
Si, de aquí al viernes, Canadá acepta, tendremos un nuevo TLCAN sujeto a la aprobación de los legislativos de los tres países. De lo contrario, no queda claro que México vaya a tener un acuerdo bilateral con EU. Por lo que veo de las primeras declaraciones de legisladores estadunidenses claves en el manejo del TPA, será muy difícil que acepten sacar a Canadá y degradar el tratado de trilateral a bilateral con México. Más ahora que Trump está en su peor momento por sus problemas legales.
Lo cual nos llevaría a lo que los expertos afirman: Si el Presidente quiere un tratado bilateral con México, tendrá que solicitar TPA al Congreso para validar dicha negociación. Quién sabe si el Legislativo se la daría, sobre todo, tomando en cuenta que el próximo noviembre habrá elecciones en EU para renovar por completo la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.
Videgaray peca de optimista al afirmar que México ya tiene asegurado un tratado con EU. A menos, desde luego, que toda la negociación se caiga y siga en vigor el tratado actual, pero siempre con la amenaza de Trump de salirse.
La incertidumbre, por tanto, sigue ahí. Por eso, los mercados, que sí entienden de esas cosas, regresaron el tipo de cambio del peso frente al dólar al mismo nivel que tenía al cierre del viernes pasado.
Todavía faltan muchas cosas por definirse. Lo primero, si Trudeau se tragará el enorme sapo de quedar como un verdadero cretino bulleado por Trump o si decide alargar las negociaciones, aunque Lighthizer informe al Congreso que ya existe un acuerdo con México. Por lo pronto, no nos creamos a pie de juntillas lo que dijo Videgaray. Lo mejor es la cautela: Asumir que la incertidumbre sobre el TLCAN continuará. Ojalá por pocos días. Que Trudeau acepte el guamazo del bully del barrio, de tal suerte que Peña pueda tomarse la foto que tanto ansía.
Twitter: @leozuckermann
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