Una relación siempre complicada
El primer encuentro “virtual” entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el de México, Andrés Manuel López Obrador, se realiza en medio de lo que algunos ven como un momento difícil en la relación bilateral.
Pero la realidad es que entre EU y México la relación nunca es simple, o fácil. Ni siquiera cuando están en lo que se considera como una buena fase.
Los dos gobiernos están obligados a buscar entendimientos. La integración económica y social entre los dos países es creciente, a pesar de todos los pesares, y su vecindad y su relación política debe considerar las necesidades del otro.
En el caso actual, además, los dos gobiernos tienen necesidades internas que los obligan a buscar arreglos con el otro.
La vecindad y la conveniencia mutua son de entrada incentivos poderosos para una mayor colaboración, con la pandemia de COVID-19 como ejemplo inmediato. No tiene sentido para Estados Unidos tratar de resolver su situación interna de salud sin apoyar esfuerzos similares en su vecino del sur, con el que tiene enormes vínculos, al menos cuando esté en posibilidades y los suministros de vacunas lo permitan.
Biden propone una reforma migratoria, pero necesita la ayuda de México, no sólo como paso obligado para miles de centroamericanos sino para asistir a las naciones de la región.
Hay otros temas que en cierta forma tienen menos claridad y resultan más complicados.
Los recién terminados cuatro años de gobierno de Donald Trump surgieron de una propuesta política que hizo de México y los mexicanos el símbolo de todos los problemas de Estados Unidos, desde un pacto comercial “injusto” hasta la llegada incontrolada de delincuentes y narcotraficantes. La propuesta de construir un muro en la frontera con México fue uno de sus temas más populares.
El presidente López Obrador apoyó abiertamente el nuevo Tratado comercial México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) promovido por Trump, y tras amenazas de sanciones comerciales, endureció la política mexicana hacia la entrada de centroamericanos indocumentados y caravanas de peticionarios de asilo.
AMLO subrayó en varias ocasiones que Trump había sido respetuoso de la soberanía de México y fue uno de los últimos jefes de gobierno en felicitar a Biden, tras su triunfo en las elecciones del 3 de noviembre.
Los prolegómenos de la llegada de Biden y sus primeras semanas de gobierno fueron puntuadas en México por la formulación de propuestas de ley que reafirman la soberanía mexicana sobre temas que van del combate a la drogas a la energía, de la inversión extranjera al medio ambiente.
Pero serían más bien preparativos de defensa ante las esperadas demandas de legisladores y grupos de interés estadounidenses en torno a aspectos específicos del T-MEC, como el respeto a las inversiones estadounidenses, especialmente en la industria energética, o las condiciones laborales en las maquiladoras.
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