The collapse of a proposed border security bill is an example of the situations created by political gamesmanship
It is an election year in the United States and time for what Americans themselves call the "silly season."
But among all the foolishness that may accompany election needs, it is also common for serious measures to be adopted, influenced by the political moment. In the case of issues with possible extra-border consequences, what will always prevail is the immediate domestic political interest, not local or international conveniences in the long-term.
This is the case in what Republicans have defined as the border crisis, a combination of overwhelming images of caravans with thousands of alleged asylum seekers from Central and South America — later piling up on the Mexican side of the border — and the entry of drugs such as fentanyl, with its deadly impact on the United States; thus, putting the issue at the center of the domestic political debate and cornering the administration of President Joe Biden, who is seeking reelection.
The collapse of a proposed bill on border security, negotiated in the Senate but rejected by the Republican majority in the House of Representatives, is an example of the situations created by political gamesmanship.
Toughening measures to prevent the arrival of Central and South American asylum seekers crossing through Mexico and into the United States has been a Republican mantra since former president and presumptive candidate Donald Trump first ran for office in 2016.
But now Republicans have rejected the legislation with the avowed intention of keeping the border insecurity issue alive during this election campaign year.
The Biden administration, meanwhile, is looking for ways to show it has made progress on the border as it denounces Republican flip-flopping and a growing number of Democrats taking a hard-line stance against the arrival of refugees without legal documentation.
This week, Biden highlighted a 50% drop in illegal border crossings in January compared to December.
According to The Wall Street Journal, "the reduction is thought to be primarily thanks to increased immigration enforcement by Mexican police, at the behest of the Biden administration."
The crackdown by Texas Gov. Greg Abbott to deal with the influx of migrants across the Mexican border has the open support of the Republicans and the U.S. right, but it raises a complex constitutional issue of jurisdiction.
At the same time, the Congressional Budget Office has estimated that the next decade's labor force will be 5.2 million people larger than projected, which is expected to translate into a $7 trillion increase in U.S. Gross Domestic Product and up to $1 trillion more in federal revenues.
And still, the problem remains.
El colapso de una propuesta de ley sobre la seguridad en la frontera es un ejemplo de las situaciones creadas por el rejuego político
Es año electoral en Estados Unidos y momento de lo que los propios estadounidenses llaman "la temporada tonta".
Pero entre todas las tonteras que pueden acompañar las necesidades electorales, suele ocurrir también que haya adopción de medidas serias influenciadas por el momento político. En el caso de temas con posibles consecuencias extrafronteras lo que siempre prevalecerá es el interés político doméstico inmediato, no las conveniencias locales o internacionales de largo plazo.
Es el caso de lo que los republicanos definieron como crisis fronteriza, combinación de abrumadoras imágenes de caravanas con miles de presuntos solicitantes de asilo de centro y Sudamérica, luego amontonados en el lado mexicano de la frontera, y la entrada de drogas que como el fentanilo han tenido un impacto mortal en Estados Unidos, pusieron el tema en el centro del debate político interno y arrinconaron al gobierno del presidente Joe Biden, que busca la reelección.
El colapso de una propuesta de ley sobre la seguridad en la frontera, negociada en el Senado, pero rechazado por la mayoría republicana en la Cámara de Diputados, es un ejemplo de las situaciones creadas por el rejuego político.
El endurecimiento de medidas para impedir la llegada de peticionarios de asilo centro y sudamericanos que cruzan México hacia Estados Unidos ha sido un mantra de los republicanos desde que el expresidente y virtual candidato Donald Trump se postuló por primera vez en 2016.
Pero ahora los republicanos rechazaron la legislación con la confesa intención de mantener vivo el tema de inseguridad fronteriza durante este año de campaña electoral.
El gobierno Biden, por su parte, busca formas de demostrar que ha logrado avances en la frontera mientras denuncia el vuelco republicano y un creciente número de demócratas asume posiciones de dureza contra la llegada de refugiados indocumentados.
Esta semana subrayó una baja de 50 % en los cruces fronterizos ilegales en enero respecto a diciembre.
De acuerdo con The Wall Street Journal, "se cree que la reducción se debe principalmente a una mayor aplicación de la ley de inmigración por parte de la Policía mexicana, a instancias de la administración Biden".
Las medidas de fuerza adoptadas por el gobernador de Texas, Greg Abbott, para enfrentar la llegada de migrantes a través de la frontera con México, tienen el abierto respaldo republicano y de la derecha estadounidense, pero plantean un complejo problema constitucional sobre jurisdicciones.
Pero, al mismo tiempo, la Oficina del Congreso para el Presupuesto (CBO) calculó que la próxima década la fuerza laboral será 5.2 millones de personas más que lo proyectado, lo que se espera se traducirá en un aumento de siete billones (millones de millones) en el Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos y hasta un millón de millones de dólares más en ingresos federales.
Y el problema sigue pendiente.
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