The explosion and fire at an oil rig in the Gulf of Mexico caused the biggest ecological disaster in American history. The incident, which took the lives of 11 workers and caused an enormous oil spill, happened on April 20 of last year. An official report has just been published in the United States about the causes of the tragedy. Fingers are being pointed at British Petroleum (BP) and other companies that exploited the Deepwater Horizon oil rig.
The 48-page report points to "systematic" flaws that will continue to occur unless oil companies and the U.S. government make important changes. The report, commissioned by President Barack Obama, reads: "The Macondo blowout was the product of several individual missteps and oversights by BP, Halliburton, and Transocean, which government regulators lacked the authority, the necessary resources and the technical expertise to prevent." One method to increase profit is to reduce costs. This is achieved by improving the production process, which at times implies, contrary to security concerns, simplifying certain controls and procedures. In many cases this involves staff cuts. In 2009, BP's worldwide savings totaled $4 billion. The reductions in personnel were enormous: the 92,000 employees in 2008 were reduced to 80,300 in 2009.
The report specifies that "BP did not have adequate controls in place to ensure that key decisions in the months leading up to the blow-out were safe or sound from an engineering perspective." But hardly a year before the explosion, Andy Inglis, head of exploration and production at BP, boasted: "We don’t do simple things. We are prepared to work at the frontier and manage the risks.” Even after the disaster, BP maintained an arrogant tone and indicated that: "The current position is the same as the updated strategy from last year. We are committed in three central areas: extracting oil from deepwater, unconventional gas and improving the recovery of major reservoirs. The world needs oil to satisfy increasing demand and a position that avoids all risks would only increase costs."
The big companies love to present themselves as defenders of the common good, not something so base as a love for profit. Their declared motivations are usually the creation of jobs or, as in this case, to satisfy the demand for the lowest cost. The BP case is emblematic of the dominant business model in many industries. These oil companies operate in such magnitudes and volumes that suddenly the environment seems to be a secondary factor. Engineers, imbued with a particular sense of omnipotence, usually think that all difficulties are calculable and can be overcome through technology. This experience shows that, once again, such thinking is merely wishful thinking. Be it Exxon, Shell or Chevron, to name the most well-known oil companies, each has a history of disasters.
From a strategic perspective, the cause of the accident lies in the increasing world demand for crude oil. This is the motor that drives companies to increase risks. The demand for oil in the U.S. has increased 35 percent since 1971, while domestic production has fallen 30 percent. As a consequence, imports have doubled to cover two-thirds of demand. The United States has a quarter of the population of China yet consumes twice as much oil. Forecasts for 2025 suggest that, keeping all things equal, demand will increase by 50 percent. That means that the dependence on oil from the Middle East, Caucasus, Africa and Latin America will increase. As a result, political pressures and conflicts in these regions will also increase.
Las causas del desastre del Golfo de México
Por Raúl Sohr / Domingo 9 de Enero de 2011
El estallido e incendio de una plataforma petrolera en el Golfo de México, ocasionó el mayor desastre ecológico de la historia de Estados Unidos. El hecho que costó la vida de once trabajadores y un descomunal derrame de petróleo ocurrió el 20 de abril del año pasado. Ahora acaba de ser publicado en Estados Unidos un informe oficial sobre las causas de la tragedia. El dedo acusador apunta a la empresa British Petroleum (BP) y otras compañías que explotaban la plataforma Deepwater Horizon.
El informe de 48 páginas señala fallas “sistémicas” que volverán a ocurrir a menos que las empresas y el gobierno realicen importantes cambios. En el informe comisionado por el Presidente Barack Obama se lee: “Muchas de las decisiones adoptadas por BP, Halliburton y Transocean significaron aumentos de los riesgos de un derrame en el pozo de Macondo pero les reportaban importantes ahorros de tiempo y dinero”.
Una forma de aumentar el lucro es reducir costos. Ello se logra mejorando los procesos productivos lo que a veces implica, contrariando la seguridad, simplificar ciertos controles y procedimientos. En muchos casos conlleva reducciones de personal. En 2009 BP logró ahorros a nivel mundial por cuatro mil millones de dólares. En materia de personal los recortes fueron profundos: de 92.000 empleados en 2008 pasó 80.300 en 2009.
El informe puntualiza que “BP no contaba con controles adecuados in situ para asegurar que decisiones claves, en los meses previos al derrame, eran seguras y sólidas desde la perspectiva de la ingeniería”. Pero apenas un año antes de la explosión Andy Inglis, jefe de exploración y producción de BP, se jactaba: “Nosotros no hacemos las cosas simples…estamos preparados para trabajar al límite y administrar los riesgos”. Incluso tras el desastre BP mantuvo el tono soberbio y señaló que: “La posición actual es la misma que la estrategia actualizada del año pasado. Estamos comprometidos en tres áreas centrales que son: extraer petróleo de aguas profundas, gas no convencional y mejorar la recuperación en los mega yacimientos. El mundo necesita petróleo para satisfacer la creciente demanda y una postura de evitar todo riesgo sólo aumentaría los precios”.
A las grandes empresas les encanta presentarse como las defensoras del bien común. Nada tan pedestre como el afán de lucro. Sus motivaciones declaradas suelen ser la creación de empleos o, como en este caso, satisfacer la demanda al más bajo precio. El caso de BP es emblemático del modelo de negocios dominante en numerosas industrias. Las empresas petroleras operan en tales magnitudes y volúmenes que de pronto el entorno natural les parece un factor secundario. Los ingenieros, imbuidos de un particular sentido de omnipotencia suelen creer que toda dificultad es calculable y superable por la vía de la tecnología. La experiencia muestra, una y otra vez, que semejante creencia es una mera expresión de deseo. Trátese de Exxon, Shell o Chevron por nombrar las petroleras más conocidas, cada una tiene un prontuario de desastres.
Desde una mirada estratégica, la causa del accidente descansa en la creciente demanda mundial del crudo. Este es el motor que empuja a las empresas a aumentar los riesgos. La demanda petrolera en Estados Unidos ha aumentado desde 1971, en 35 por ciento mientras la producción doméstica ha caído en 30 por ciento. Consecuencia: las importaciones se han duplicado para cubrir dos tercios de la demanda. Estados Unidos con un cuarto de la población de China consume el doble que dicho país. Las previsiones para 2025, a condiciones iguales, apuntan a que la demanda aumentará en 50 por ciento. Eso significa que crecerá la dependencia del crudo proveniente del Medio Oriente, el Cáucaso, África y América Latina. Y con ello aumentarán las presiones políticas y también los conflictos en estas regiones.
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It wouldn’t have cost Trump anything to show a clear intent to deter in a strategically crucial moment; it wouldn’t even have undermined his efforts in Ukraine.