When currency strategist Eva Kvor at Deutsche Bank AG in London expressed her concern over the continued decline of the dollar two years ago, it coincided with the opinion of economists, journalists, businessmen, workers and housewives from different countries.
According to the specialist at the world's main currency trading bank, it is already necessary to adopt a new global currency that reflects strong economies and has material support in gold. This position is supported by the governments of Russia, Great Britain, Germany, Brazil, Argentina, Cuba, Venezuela, Bolivia, Canada and others.
In an interview with British television station CNBS, Russian President Dmitri Medvedev recently spoke of "some kind of universal means of payment that would create the basis for the future international financial system."*
His spokeswoman, Natalya Timakova, hinted that countries grouped in the so-called BRIC (Brazil, Russia, India and China) will discuss the proposal to create a world currency in their next meeting in November 2011.
Today, the BRIC countries represent the main centers of economic growth in the world; over half of the world's population lives in the nations of this group. For now, Russia, China and Brazil have shown their enthusiasm for replacing the dollar as the unique global reserve currency, while India is discreetly contemplating it, according to observers.
Indeed, the lowered value of greenbacks is currently the talk of everyone who puts depreciated dollars, with little buying power in any international market, in their pockets. From Beijing, China to Santiago, Chile and Mexico, the talk is the same: How long will the price of the dollar keep falling when it traded at 0.67 euros on average in the main European markets during the third week of May this year?
But the opinion of these countries does not seem to be very understandable to the United States, where the president of the Federal Reserve Bank of San Francisco, Janet Yellen, said that the proposals of China, Brazil, Great Britain and others about the global currency reserve are far from a practical alternative.
There are only two ways to store wealth: in actual physical structures and in some form of money (currency, bonds, gold). Both involve risks for the holder.
Physical structures deteriorate unless they are used, which involves costs. Using them for income and as gains depends on the market, that is, the availability of buyers to purchase products. These are more or less tangible physical structures. Money, which is controlled by nominal figures, is merely a potential claim against them.
If money value varies slightly, almost no one notices, but if it changes significantly and often, its holders can gain or lose a great deal of wealth, sometimes quite quickly.
In economic terms, a reserve currency is thus the most reliable form of money; its value varies less. It is therefore the most secure place to store wealth that does not take the form of physical goods. Since at least 1945, the U.S. dollar has been the world reserve currency.
According to experts, the country issuing the reserve currency has a singular advantage over other nations; it is the only country that can legally print it whenever it is in that nation's interest to do so.
All currencies have an exchange rate with the other currencies. Since the United States ended its fixed exchange rate with gold in 1973, the dollar has fluctuated in relation to other currencies, rising and falling.
When a nation's currency falls in relation to others, it becomes easier to sell its exports because the buyer requires less of their own currency, but at the same time, importation becomes more expensive, because more dollars are required to pay for the imported goods.
According to economists, in the short term a weakening currency may increase employment within a country, but this is at best a short-term advantage.
Over the medium term, there are better advantages to having a currency that is considered strong. This means that the holder of the currency has more control over world wealth as measured in products and physical structures.
Over the long term, reserve currencies are strong and should remain so. The strength of a reserve currency is derived not only from its control over world wealth, but also from the political power that it draws from the global system. This is why the global reserve currency tends to be the hegemonic power in the world, even if it is a hegemonic power in decline.
In recent months, the Central Bank of the United States has been a little concerned — and with every reason, according to experts at the New York Stock Exchange. They noted that, in recent decades, the exchange rate of the U.S. dollar has fluctuated considerably, but overall it is going down slowly. One of the main factors has been the shockingly increasing global debt of the United States government.
There are two main ways in which the United States has been able to balance its books: printing money and selling U.S. treasury bonds, primarily to other governments, the so-called "sovereign wealth funds."
Japan and South Korea, Saudi Arabia and Abu Dhabi, India and Norway have all acquired U.S. treasury bonds. It is no secret that, in recent years, the largest buyer has been China.
*Editor's Note: This quote, though accurately translated, could not be verified.
El dólar, un señor de capa caída
Rafael Contreras (PL)
Cuando la estratega de divisas del Deutsche Bank, AG en Londres, Eva Kvor, expresó hace dos años su preocupación por la continua caída del dólar, coincidía con el estado de opinión de economistas, periodistas, comerciantes, trabajadores y amas de casa de diversos países.
Para la especialista del principal banco cambista de divisas del mundo, ya se hace necesario adoptar una nueva moneda global que responda a economías fuertes y con un sostén material en oro.
Esta posición es apoyada por los gobiernos de Rusia, Gran Bretaña, Alemania, Brasil, Argentina, Cuba, Venezuela, Bolivia, Canadá y otros.
En entrevista con el canal televisivo británico CNBC, el presidente ruso, Dmitri Medvedev, se pronunció recientemente por "algún tipo de medio universal de pagos que podría crear la base del futuro sistema financiero internacional".
Su portavoz, Natalya Timakova, dejó entrever que los países agrupados en el llamado BRIC (Brasil, Rusia, India y China) discutirán en su próxima reunión, de noviembre de 2011, la propuesta de crear una divisa mundial.
Los países del BRIC representan hoy los principales centros de crecimiento económico del mundo; más de la mitad de la población mundial vive en las naciones de esta agrupación.
Por lo pronto, Rusia, China y Brasil han exhibido su entusiasmo por la sustitución del dólar como única moneda de reserva global, mientras la India practica la meditación discreta, según los observadores.
En efecto, la baja del valor del billete verde es en la actualidad la comidilla de toda persona que a su bolsillo llega un dólar depreciado, con poco poder de compra en cualquier mercado internacional.
Desde Beijing, China, hasta Santiago de Chile y México, los comentarios son los mismos: hasta cuándo seguirá bajando el precio del dólar que en los principales mercados europeos se cotizó a 0.67 euros como promedio en la tercera semana de mayo de este año.
Pero la opinión de estos países no parece ser muy entendible para Estados Unidos, donde la presidenta del Banco de la Reserva Federal de San Francisco, Janet Yellen, expresó que las propuestas de China, Brasil, Gran Bretaña y otros acerca de la divisa mundial de reserva está lejos de ser una alternativa práctica.
Hay sólo dos maneras de almacenar riqueza: en estructuras físicas concretas y en alguna forma de dinero (divisas, bonos, oro), y ambas implican riesgos para el poseedor.
Las estructuras físicas se deterioran a menos que se utilicen, lo cual implica costos. Emplearlas para obtener ingresos y como tal ganancias, depende del mercado, es decir, de la disponibilidad de compradores para adquirir lo que estas puedan producir.
Son las estructuras físicas, por lo menos, tangibles; el dinero (que se denomina con cifras nominales) es meramente una reclamación potencial ante estas.
Si varía un pequeño monto, casi nadie lo nota, pero si cambia considerablemente y con frecuencia, sus poseedores pueden ganar o perder mucha riqueza, en ocasiones bastante rápido.
En términos económicos, una divisa de reserva resulta la forma más confiable de dinero, la que varía menos. Es entonces el lugar más seguro para almacenar cualquier riqueza que no asuma la forma de estructuras físicas.
Desde por lo menos 1945, la divisa mundial de reserva ha sido el dólar estadounidense.
De acuerdo con los expertos, el país emisor de la divisa de reserva tiene una ventaja singular sobre las otras naciones; es el único que puede legalmente imprimirla, siempre que piense que resulta de su interés hacerlo.
Todas las divisas tienen una tasa de cambio con las otras. Desde que en 1973 Estados Unidos puso fin a su tasa fija de cambio con el oro, el dólar fluctúa con respecto a otras monedas, al subir y bajar.
Cuando su divisa baja con respecto a otra, se vuelve más fácil vender sus exportaciones porque el comprador requiere menos de las propias divisas, pero también hace más cara la importación, debido a que requiere más dólares para pagar el artículo importado.
Según economistas, en corto plazo una divisa debilitada puede incrementar el empleo en el interior de un país, pero esto es, cuando mucho, una ventaja de corto plazo.
En el mediano plazo, hay mayores ventajas de contar con una divisa considerada fuerte; esto significa que el poseedor de la misma tiene más control de la riqueza del mundo, medida en productos y estructuras físicas.
Más allá del mediano plazo, las divisas de reserva son fuertes y quieren seguir siéndolo.
La fortaleza de una divisa de reserva se deriva no sólo de su control sobre la riqueza del mundo, sino del poder político que le ofrece al sistema-mundo.
Es por eso que la divisa mundial de reserva tiende a ser la del poder hegemónico en el orbe, aún si se trata de una potencia hegemónica en decadencia.
En los últimos meses, el Banco Central de Estados Unidos ha estado un poco preocupado y con toda razón, dijeron especialistas de la bolsa de Nueva York.
Puntualizaron que durante las últimas décadas, la tasa de cambio del dólar estadounidense ha fluctuado bastante pero, a fin de cuentas, va descendiendo lentamente.
Uno de los factores principales ha sido la deuda global increíblemente creciente del gobierno de Estados Unidos.
Existen dos modos principales mediante los cuales Estados Unidos ha podido balancear su contabilidad. Imprime dinero y vende bonos del tesoro estadounidense, primordialmente a otros gobiernos (los llamados fondos soberanos de inversión).
Japón y Surcorea, Arabia Saudita y Abu Dhabi, India y Noruega han adquirido, todos, bonos del tesoro de Estados Unidos. No es secreto que, en años recientes, el mayor comprador haya sido China.
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If the Green Party or No Labels candidates steal enough votes from Biden, they will go down in history as the idiot narcissists who helped Trump return to power and possibly finish off U.S. democracy.